Donde escribo historias terribles y tú los lees porque amas a Cody Fern, Jim Mason Michael Langdon y Duncan Shepherd.
Prohibida la copia o adaptación.
Si lo haces, lo sabré y no te va a gustar lo que sucederá.
Langdonftme, actualmente codfxrn
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Segunda parte de "tokens"
Realmente no soy muy buena con las segundas partes pero espero que les guste.
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- ¿Piensas que es divertido jugar conmigo?.
Sus manos se adueñaron de su cintura, apretando con delicadeza mientras ella mantenía la mirada en el piso de madera. Su rostro se aproximó hacia el espacio en su cuello, inhalando profundo y despacio, sintiendo el aroma inundar sus fosas nasales, acariciando su piel con la punta de su nariz.
Un gemido salió de los labios de la chica, al sentir la presión que generaba la virilidad de Michael contra su intimidad.
- Dame una buena razón para no castigarte - mencionó acariciando su pecho con la punta de sus dedos.
- ¿Quieres que mienta? - preguntó con la respiración agitada, sintiendo su aliento aproximarse a los labios regordetes del rubio.
Michael sonrió a la chica mientras alejaba un mechón de cabello de su rostro.
- Entonces... - susurró jugando con el borde de su sostén - creo que tendré que darte una lección - t/n cerró los ojos al sentir sus labios tan próximos, pero el repentino viento helado fue lo único que chocó contra ellos - Date la vuelta.
Sin protestar, miró hacia el otro lado de la habitación, temiendo por los actos que pueda tomar el rubio. En menos de un segundo, el sostén que cubría sus senos, había desaparecido, en un intento por cubrirse, Michael golpeó sus manos.
- Me gusta cómo te ves - murmuró detrás de su oreja, besando lentamente su lóbulo mientras sus manos tocaban con libertad sus senos - Pero no tienes derecho a ver lo que yo veo - murmuró antes de cubrir sus ojos con una venda negra.
- Michael... - susurró preocupada pero la mano de Michael impidió que hablara.
La suavidad de la cama impactó contra su espalda, sintiendola hundirse aún más por el peso de Michael.
- ¿Qué haré contigo? - susurró depositando un beso en su mandíbula.
En poco tiempo, la cama había vuelto a su posición normal, intentó incorporarse y quitar aquella estorbosa venda pero un atemorizante "no te atrevas" se lo impidió.
Escuchaba a Michael corriendo de un lado a otro, revolviendo cosas a su paso, como si intentara buscar algo. El sonido se hacía más fuerte hasta que la puerta se cerró y en poco tiempo se abrió de nuevo, un bufido, de frustración, salía de sus labios. Una risa ligera le aseguró que había encontrado aquello, por lo que de nuevo volvió hacia ella, hundiéndose en la cama y golpeando, ligeramente, su cuerpo.
