Donde escribo historias terribles y tú los lees porque amas a Cody Fern, Jim Mason Michael Langdon y Duncan Shepherd.
Prohibida la copia o adaptación.
Si lo haces, lo sabré y no te va a gustar lo que sucederá.
Langdonftme, actualmente codfxrn
- Deseo ver eso - mencionó Michael detrás suyo mientras se acercaba a ella.
- Langdon - murmuró temerosa.
- ¿Qué es lo que estás dispuesta a hacer?, ¿Entregarte a mi como una ofrenda?, porque déjame decirte que, eres poca cosa para serlo - una sonrisa se extendió a lo largo de su rostro mientras que la castaña miraba al rubio irritada.
Sus manos se formaron en puños, su mandíbula y ceño fruncido delataban su molestia.
- Pero desearías tener esta - recalcó - ofrenda.
Michael río mientras rodaba los ojos y en un simple movimiento, la distancia se acortó en ambos.
- ¿Quisiera saber... - acarició su mejilla con delicadeza - qué es lo que tramas? - susurró cerca de sus labios - Benson.
Su plan parecía sencillo, pero tener a Langdon a pocos centimetros le nublaba el juicio. Sus manos se devolvieron por sobre su cuello, acariciando sus rizos dorados mientras sus labios se aproximaban, un gemido salió de los labios del rubio, apretando sus caderas con fuerza. Las manos de Michael recorrían su cuerpo sin permiso, Zoe suspiraba lentamente mientras miraba hacia el techo, rogando para que su plan funcionara. Los labios de Michael se entretuvieron en su cuello haciéndola jadear y sentir aquella electricidad recorrer su cuerpo.
Una extraña sonrisa se asomó por su rostro al ver a Michael tan desesperado y ansioso, antes de dejar de tocar el piso y ser depositada en la suavidad de la cama. Su vestido fue cayendo con lentitud, hasta desaparecer y quedar expuesta para el rubio. Algo dentro se removió cuando lo miró relamerse el labio inferior.
Con gran habilidad, el rubio se deshizo de su abrigo y camisa, antes de acercarse al cuerpo de la castaña y respirar a unos centímetros de su abdomen. El aliento cálido la hizo arquear, levemente la espalda.
- ¿Por qué de un día para otro decides volverte la ofrenda? - preguntó Michael besando lentamente su abdomen - ¿Por qué de un día para otro... - con la yema de sus dedos hizo un camino hacia su entrepierna - estás tan ansiosa de mí? - besó cada uno de sus senos, por encima del sostén de encaje negro.
Sin piedad, desgarró aquel conjunto de ropa interior, su mirada penetró casa rincón de su cuerpo, haciéndola sentir incómoda y solo por un segundo, quiso huir del lugar, pero la mismísima presencia de Langdon se lo impidió.
