4. El culto de Sam Uley

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Advertencia: Contenido sexual un poco explicito

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Advertencia: Contenido sexual un poco explicito.

Si hubiera sabido lo que le esperaba después de responder el teléfono, jamás lo habría hecho y por supuesto, jamás habría aceptado tan rápido los planes que sus amigos anunciaron en cuanto revelaron que estaban teniendo un "viaje de despedida" y se encontraban en Seattle, no muy lejos de La Reserva, en realidad, justo a tres horas de distancia; todo comenzó en la mañana cuando la familia Castle se encontraban desayunando reunidos en la cocina, recordándole a Martha porque estaba vetada en el arte del panqueque, cuando el celular de Arthur comenzó a sonar, deteniendo toda clase de conversación.

Después de pensarlo por un rato, se decidió por unos nuevos jeans oscuros entubados junto con una playera de manga larga gris con cuello en V y una chaqueta de cuero café. Acomodo su cabello lo mejor que pudo y se puso el reloj que Alexis le había obsequiado en su cumpleaños dieciocho.

—¿Vas a salir? —la pregunta de su padre vino desde la puerta abierta de su habitación. El adolescente lo miro desde el espejo.

—Sí, los chicos están en Seattle y quieren que salgamos a cenar —termino de acomodarse la ropa —, ¿está bien?

Richard se adentró en la habitación.

—¿Me estás pidiendo permiso o me estás avisando?

Arthur lo pensó por largos segundos arrancándole una risa a su padre que fue respondida.

—Definitivamente tienes mis genes.

—Eres tú el que me dijo eso de tener historias no aptas para mis hijos —se encogió de hombros como si nada —, hago lo que me dices.

—¿Escuchaste eso? Es el sonido de tu mesada disminuyendo.

Ambos se rieron hasta que Richard se puso justo detrás de su hijo dando un apretón sobre su hombro. Lo que más le gustaba de haber crecido con un hombre como Richard Castle, era la confianza y la relación cercana que pudieron crear desde su infancia; no importaban las exigencias absurdas de Arthur en su niñez, Richard siempre intentaba complacerlo mientras mantenía clara la línea de respeto.

—Si no puedes conducir de regreso tienes que llamarme, ¿entiendes? Es el trato, Arthur.

—Lo sé, papá. Seré cuidadoso y beberé con responsabilidad.

—No, no lo harás.

Él tenía razón, Arthur jamás haría algo como eso, no cuando se trataban de fiestas con sus amigos de toda la vida.

El balanceo de cuerpos que casi se chocaban entre sí, hacían una buena mezcla con el humo del hielo seco y las luces de colores. Arthur estaba casi en el centro con una chica más baja que él, pegada contra su cuerpo, sus manos se mantenían arriba procurando no tocar más de la cuenta debido al alcohol que ambos tenían en el sistema.

𝐄𝐑𝐎𝐒 ❝Bᴇʟʟᴀ Sᴡᴀɴ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora