Aprieto mis manos, convirtiéndolas en puños por debajo de la mesa, Ela levanta las suyas y toma la pequeña caja azul, sus ojos se cristalizan pero no veo alguna reacción positiva, seguramente está buscando la manera correcta de decirme que...
—Aidan... —El suave susurro abriga mis oídos, me hace cerrar los párpados y bajar la mirada. Mis cejas se fruncen e involuntariamente mis labios tiemblan, ahora pienso que lo mejor hubiera sigo aguardar un poco más antes de pedirle que se casara conmigo.
Tengo miedo de su respuesta, tengo harto miedo de que diga que no o que estoy yendo demasiado rápido, Ela debería estar en mi cuerpo para sentir lo que yo con respecto a mis sentimientos por ella. Oigo su inhalación, aquella que se prepara para darme su contestación, su final, mi final.
—Yo no... —se detiene bruscamente, trago saliva y decido mirarla a los ojos, ella está boquiabierta, sus ojos aún siguen cristalizados y tiene la cajita abierta en sus manos, mostrando ese anillo con diamante. Un camino de agua angosto baja desde sus ojos a su mentón, donde allí desembocan esas gotas saladas que no puedo calificar por qué son, porque no soy ella.
Las voces de los demás comensales son los que me hacen poner aún más nervioso, porque de ser una respuesta que no quiero, pasaría la vergüenza de mi vida al someterme a este tipo de situación pública y termine en el rechazo. Tampoco voy a insistirle en que acepte, no voy a obligarla a algo que no desea, no voy a atarla a mí a la fuerza; eso no sería amor ni felicidad.
—No digas más —le interrumpo antes de que continúe, no quiero hacer el ridículo. —No quieres, lo entiendo; debí haberlo comprendido cuando dijiste que Cath es lo único que nos mantendrá unidos...
—No, Aidan. —Nos concentramos en la mirada del otro, ella llora, yo estoy al borde de hacerlo también; todo esto es tan doloroso. Aclara su garganta y baja el anillo a la mesa. —Es que ya no quiero que Cath sea lo único que nos una, lo sabes pero no lo quieres ver porque esperas a que te lo diga.
El nudo desaparece y ella se seca las lágrimas con el dorso de su mano, solloza unos instantes y quiero comprender lo que me está diciendo, juro que estoy con un filtro que no me deja aceptar sus palabras, es como si no oyera lo que dice.
— ¿Y porqué lloras? —Hasta aquí soy un descarado, es claro porque lo hace pero me niego a aceptarlo.
— ¿Acaso no lo sabes? Voy a ser la señora Turner. —se le dibuja una sonrisa en el rostro.
Esto... es un gran respiro para mi corazón, es un alivio incomparable. Se pone a llorar mientras sonríe y toma el anillo. Inconscientemente le sonrío, le coloco el anillo en el dedo anular mientras ella se tapa la mitad de la cara con la mano restante, ocultando la felicidad, pero no quiero que lo haga, debe mostrar al mundo que va a casarse conmigo.
Atraigo su mano hasta mi rostro y beso el dorso de la misma con tanta alegría, levanto la mirada y ella se inclina para besarme, me da besos cortos y sonríe más que contenta.
Ahora puedo decir que estoy muy calmado, que tengo una hermosa hija y pronto tendré a una esposa maravillosa.
Al terminar de cenar, marchamos al vehículo tomados de la mano, en silencio con sonrisas imborrables. Nos detenemos en la puerta del copiloto y ella se gira para mirarme a los ojos, la brisa le acaricia el cabello y se esparce por donde puede, me inclino y logramos rozar nuestros labios, mis manos bajan a su cintura y la sujetan fuerte, ella apoya la espalda contra el auto y me rode por el cuello con sus brazos.
Al separarnos, ella desliza sus ojos a mí y chocamos suavemente nuestras frentes.
— ¿Tú crees que me veré linda de blanco? —pregunta en una tierna voz y yo me estremezco. Me la imagino con un vestido común, no tan extravagante, con la cola del vestido de un metro, el velo con unos bordados de flores que cubren su rostro y espera a que se lo aparte para ver por última vez a mi novia, y mirar por primera vez a mi futura esposa.
—El blanco, negro o dorado no te hará más hermosa, ya lo eres. —sus mejillas se tornan rosas y eso es suficiente para amarla más.
— ¿Eleanor? —ambos escuchamos una voz grave, nos separamos y miramos a un lado.
Se trata de un chico de cabello corto, de la misma altura que yo, lleva una camisa y jeans, tiene los ojos oscuros, creo, no puedo ver mucho debido a la oscuridad y mala iluminación de la noche.
Ela se separa de mí lentamente, deslizo la mirada a ella y su expresión ha cambiado totalmente. Tiene la sorpresa encima, los músculos se contraen y frunce el entrecejo.
—Vaya... Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi. —comenta el sujeto, no entiendo una mierda.
—Que... ¿Qué haces aquí? —Se aparta y se para frente a él. Él le sonríe, y automáticamente me dan ganas de molerlo a golpes, ¿Por qué le sonríe de esa manera? ¿Quién es?
—Vine a pasar unos días aquí. —se rasca la mejilla con la mano y decide mirarme. —Oh, ¿Él es tu novio actual?
Ela voltea a verme y asiente, traga saliva.
—Ben... él es Aidan. —El que se llama Ben, extiende su mano y me sonríe, avanzo unos pasos y estrechamos, le quedo mirando fijo, él no deja de mostrarse simpático; hay algo que no me cuadra en él. —Ben es un... viejo amigo.
—Oh, sí. —dice mirándola, deshacemos el agarre y yo coloco ambas manos dentro de los bolsillos delanteros de mi pantalón. —Conozco a Ela desde hace bastante tiempo, es raro que no me haya avisado que tiene novio.
—Ah, bueno, te espero en el auto. —le digo a Ela, con algo de desconfianza me adentro en el vehículo, cierro la puerta y veo que ellos se alejan un poco pero puedo verlos.
Ela se ve algo molesta, no deja de fruncir el ceño mientras habla entre dientes, el sujeto que la mira desde arriba tiene los brazos cruzados y la escucha atentamente. Mueve sus cejas cuando hay algo que ella señala con sus dedos, y ahora es él quien tiene la palabra, habla relajado, no con alteración. No estoy comprendiendo muy bien, ¿Acaso es de esos amigos traicioneros? O es... No, no creo, ella jamás me ha hablado de sus novios, ni siquiera sé si haya tenido más de uno antes que yo.
Entrando en esta duda, me pongo a pensar si él es... No, no pienses en eso; tal vez solo es un antiguo amigo.
Él se inclina, es aquí cuando yo me asomo por el parabrisas, deposita un beso en su mejilla muy intenso, Ela mira el suelo cuando lo hace, como si no quisiera aceptarlo. Luego vuelve a su posición normal, se miran y él dice algo que no comprendo.
Al final, él se marcha sin siquiera saludarme, y Ela exhala el aire, seria.
Tengo que averiguar quién es ese sujeto.
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Oportunidad [Aidan Turner]
Fiksi PenggemarHe cometido tantos errores en mi vida, y la mayoría de ellos no los lamento. Sin embargo, esta vez quiero volver el tiempo atrás para advertirme de los acontecimientos futuros. Yo no creo que ella me perdone tan fácil, pero creo tener oportunidad pa...