2 El amor está en el aire

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El primer día, a primera hora, tenían Pociones con Ravenclaw. Scorpius y Albus bajaron escopetados al Gran Comedor para pillar las delicias del desayuno, que si bajaban muy tarde no quedaban. Se sirvieron medio bizcocho de calabaza cada uno, tres tostadas de mantequilla y mermelada de fresa, dos vasos de Cola Cao y treinta pastas de mantequillas, y lo increíble es que apenas engordaron quinientos gramos.

De camino a clase, Albus iba hablando de los pros y los contras de casarse con Delphi. Pros, sólo sacó uno. Contras, sacó diez. Pero le importó un rábano. Scorpius hacía como que escuchaba, asintiendo de vez en cuando. Pero realmente lo que hacía era pensar en Rose.

Al llegar a clase, lo primero que hizo el profesor Slughorn fue decirles a los alumnos que se pusieran en parejas para la clase de ese día. Toda la clase se emparejó, salvo Scorpius, Rose y Theodor Nott. Scorpius y Rose se pusieron juntos porque Nott les daba asco, ya que se tiraba uno pedos que parecía que tenía una trompeta en el culo. A los que Slughorn consideró otakus, les pidió un libro de Pociones Avanzadas, y a los que consideraba pringaos, un libro de quinto de bajo nivel. Los otakus realizaron un filtro de muertos, y los pringaos una poción básica de prueba. Toda la clase hablaba por los codos, menos Rose y Scorpius. Pudo ser por vergüenza, porque eran muy correctitos, etc, pero el caso es que no dijeron ni pío hasta la mitad de la clase, que duraba dos horas. Al fin, Rose se decidió a hablar.

-Sé que no me permiten hablar contigo, pero no siempre hay que seguir lo que te dicen.

El corazón de Scorpius no había latido tan rápido en sus quince años de vida. Obviamente, lo disimuló como pudo, pero no pudo evitar sonreír.

Por la tarde en el Gran Salón, Albus y Scorpius estaban cenando. Obviamente, Scorpius estaba embobado mirando a Rose y Albus comía como si no hubiera un mañana. Albus paró de comer y miró a Scorpius.

-¿Es que no vas a comer? - le dijo Albus a Scorpius con la boca llena. Scorpius hace un gesto de no saber de lo que habla.

-No tengo hambre. - dijo Scorpius en voz baja.

Albus se guardó medio pollo y tres tostadas en los bolsillos. Llegó el postre y Albus, sabiendo que le quedaba un bolsillo sin llenar, cogió medio bizcocho de calabaza y se marcharon. Rose, que miraba a Scorpius embobada, porque nadie que conociera era de Ravenclaw, pues, ¿quien la iba a reclamar allí? De repente vio a Scorpius que se iba y la miró por un segundo.

'Mejor me voy' dijo Rose en su cabeza.

En el pasillo Rose evitó a su primo y a Scorpius.

Y la hizo pensar, ¿cómo es que Albus puede estar con Scorpius y ella no?

Dudas que no la dejaban dormir. Es más, decidió escribir a su padre.

Al día siguiente, les mandaron un montón de deberes. Albus y Scorpius se pasaron haciendo una sola cosa en una hora. ¡Y lo peor es que era todo para mañana! Mientras que a Rose, lo hizo todo en una hora. Ha batido el récord de Ravenclaw. '¿Quién quiere una herencia cuando tienes un récord?' pensaba ella.

Cuando terminó fue a la biblioteca a ver a Polly y a Alice. Por el camino se encontró con Scorpius. Apenas fueron capaces de mirarse a los ojos. Albus, escondido en una esquina, murmuró para sus adentros: 'Me cago en el que dijo que el amor es ciego, porque tenía previsto que estos dos se enamoraran'.

Rose no podía parar de pensar en su encontronazo con Scorpius. Las palabras de él retumbaban en su cabeza, como tantas otras cosas que tenía en mente. Ella nunca pensó que ese día llegaría porque, aunque ella sabía que él también estaba enamorado de ella, solo pensaba en las consecuencias que les traería tal unión. Pero no le importaban las consecuencias del futuro, y como decía su abuela, Molly: "Vive el presente, que el futuro traerá lo que tenga que traer (carpe diem)".

El legado maldito pt. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora