17. La cena de compromiso.

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Era una tarde de martes nublosa en Londres, algo que no salía de lo común. Lo que si salía de lo común era, en una casa de una concurrida calle de la capital, una pareja se alistaba para una noche especial. La mujer, estaba sentada enfrente de un tocador mientras se añadía sus últimos retoques. Sin embargo, el hombre se arreglaba la corbata frente al espejo. Miraba a su reflejo atentamente con cara apenada mientras se ataba la corbata. Tras varios intentos, la mujer viendo que él no podía atarse se levantó para hacerlo ella misma. En su dedo anular había un anillo de diamante grande y brillante pero no demasiado gigante para que pareciese que presumía. Claramente era uno de compromiso.

-Me gusta tu corbata- dijo sonriendo la mujer mientras intentaba hacer una especie de nudo a lo muggle.

-Gracias- dijo el hombre cuando ella acabo. Estaba bastante mal puesto. Ella al verlo rie mientras saca su varita para arreglarlo con un toque mágico.

-¿Qué tal ahora, señor Lupin? - dijo mientras le daba un beso en sus jugosos y tiernos labios.

-Mucho mejor, casi señora Lupin-Weasley- dijo Teddy con un intento de sonrisa.

Victoire le miró de manera desconcertada para abrir la boca y susurrar en su oído:

-¿Tienes algo que contarme?- Teddy miró   a otro lado intentando evitar la situación-. Sé perfectamente que no estás bien. Te conozco Edward Teddy Remus Lupin- dijo poniendo sus manos sobre sus hombros para evitar que se girara.

Él, sin poder evitarlo, empezó a derramar lagrimones. Hizo un afán para apartarse de su prometida. Ella lo captó de inmediato.

-Necesitas estar solo. Estaré en la cocina para cuando me necesites aquí.

Se fue por la puerta (no iba a ser por la ventana) hasta la cocina no sin antes darle un tierno beso en la frente.

Cuando se fue cayó al suelo y lloró en silencio. Victoire desde la cocina subió porque pensaba que le había pasado algo. Simplemente se fundieron en un abrazo.

-Lo que pasa... -empezó a decir Teddy. Victoire le apretó con más fuerza aún.
Teddy se secó las lágrimas y comenzó a contarle a Victoire su relato:

-Simplemente, no pude conocer a mis padres. Ahí estarán los tuyos y tu familia y tu vida... Pero yo no tengo nada de eso. Mis abuelos estarán y Harry y Ginny.

-Te entiendo- Victoire tragó saliva para prepararse para lo que iba a decir-. Bueno, te puede parecer una tontería pero... siempre me ha apenado no poder conocer a mis cuñados. Todas las historias que cuentan hacen que parezcan maravillosos. También sé que no se compara pero, es lo que siento. Además, no le pude contar a mi abuelo que estaba prometida. Tuvimos que posponer esta ocasión por Molly.

-¿Sabes qué?- dijo Teddy levantándose-. Estoy emocionado por nosotros, por nuestro futuro.

Se dieron un beso corto pero tierno antes de irse rápidamente hacia La Madriguera.       

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La Madriguera, 16:50.

Molly, Victoire, Teddy, Fleur y Bill estaban colocando todo para la cena de compromiso. Fleur le tenía la cabeza loca a Molly. No paraba de poner patas arriba todo lo que Molly hacía o decía. Molly solo quería echarla de una patada de su humilde morada. Pero sabía que después de tantos años no podía hacer eso.

-Pon estos vasos en la mesa, Ar... -empezó Molly-. Bill, déjalos en la mesa.

Billy agitó su varita para dejarlos todos en la mesa. Fleur entró en la sala apurada cuando paró en seco y se quejó:

-Esos vasos son muy feos, Bill. Mejor pon estos, combinan con los platos.

Molly puso sus ojos en blanco mientras preparaba un té en el fuego. Teddy se asomó por la puerta pero no titubeo al girarse al ver la escenita. Teddy captó la atención de Bill y por consiguiente, le siguió.

Teddy estaba en el patio admirando el cielo con los pies en el suelo y la mirada en una nube con forma de pájaro. Su pelo estaba variando sin parar de rojo a rosa, luego de azul a verde. A lo mejor lo hacía a propósito o quizá era producto de los nervios que le acechaban.

-Más vale que está noche no haya doble sorpresa- sorprendió Bill a Teddy.

-Ese chiste es muy de suegro...- dijo Teddy antes de girarse y efectivamente encontrarse con su suegro-. Pero... mm... si... La única sorpresa que tengo es una gatita gris preciosa. La he nombrado como Nala, pero seguro que encuentra un nombre mejor. Ella es increíble.

-Sí que lo es- dijo Bill con una sonrisa mientras apoyaba su mano en el hombro del chico o mejor dicho HOMBRE.

Teddy utilizo sus músculos de la cara para esbozar una sonrisa mientras utilizaba los ojos (órganos por los que se puede ver el mundo) para admirar el cielo estrelladoya que su suegro le imponía tanto que no se atrevía a mirarle a los ojos.

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La cena fue generalmente agradable, a excepción de los momentos en los que Molly y Fleur daban su humilde opinión sobre el tema de conversación, ya que cuando hablaban solían terminar discutiendo con Bill haciendo de intermediario entre ellas, pidiéndole tanto a su mujer como a su madre que se tranquilizaran, que no querían malas vibras en el día en que Teddy y Victoire anunciarían su "sorpresa" (esa que todo el mundo se esperaba).

Estaban sentados en la mesa cuando Victoire se levantó. Ella alzó una copa y con gracia cogió la cuchara para golpear delicadamente.

-Estamos aquí reunidos para anunciar una muy buena noticia- Victoire sonrió a Teddy mientras extendía su mano para que él la agarrara-. Por lo que podéis ver tengo un anillo metido en mi anillo anular que es en el que se pone los anillos de compromiso. Así es, estamos prometidos. Me alegra anunciar que me caso con el hombre de mi vida, Edward Ted Lupin. No podría haber encontrado a alguien mejor. Te quiero, y no dude un segundo en decidir pasar nuestras vidas en común, pasar a ser uno. Estoy orgullosa de celebrar nuestro amor. Porque ahora es nuestro, no tuyo y mío.

Teddy se levantó sin dejar de sostener la mano de Victoire.

-Aquí falta mucha gente importante pero sin ninguna duda están aquí, aunque no los vemos. Los sentimos. Cada uno sabe quién le falta, pero realmente los sientes.

Todos brindaron entre todos sus copas. Molly se puso nerviosa porque no tenían cuidado con las copas, que aunque eran las malas, no quería que se dañaran.

- ¡Que disfruten el postre!- exclamó Victoire.


El legado maldito pt. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora