Capítulo 19

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Narra Cecilia.

—Mi señora.

Llevo mi vista a Diana cuando le escucho llamarme, veo que tiene una sutil sonrisa en el rostro.

—¿Qué pasa? —inquiero.

—Tiene visita.

Inevitablemente sonrió al imaginar de quienes se tratan.

—Déjalos pasar —digo suavemente.

—Buenos días mamá —saludan mis pequeños al unísono entrando a la habitación.

—Buenos días Duquesa —saluda la pequeña Dahlia—, me da gusto volver a verla.

—Dahlia —pronunció suavemente —. El gusto es mío pequeña, veo que por fin llegaste de tu viaje.

Ella me sonríe y asiente. Llevo mi vista tras ella para encontrarme con Ian.

—Primeramente, buenos días Duquesa —dice haciendo una reverencia.

—Ya niños no sean tan formales —pido haciendo un desdén con la mano.

—Como usted diga Duquesa Cecilia —dice el pequeño Ian haciéndome sonreír con ternura.

—Sin el título pequeño Ian, al final ustedes son parte de mi familia.

—Mamá —me llama Dylan.

—¿Qué pasa cariño?

—Yo... bueno...

Me parte el corazón ver así a mi bebé, se siente avergonzado por no encontrar nada sobre la cura, por lo cual su hermano mayor se unió a la búsqueda.

—Tranquilo Dylan —digo suavemente —, mamá te ama sin importar que.

A mi pequeño se le cristalizan los ojos.

Siento unas pequeñas manos abrazándome y volteo la vista para encontrarme una cabellera morada.

—Lekey —musito.

—Mami.

Narra Lekey.

—Iremos a una nueva repostería en el centro —aviso a mamá esperando una respuesta positiva.

—Me quedo más tranquila si van escoltados —responde ella con la sonrisa más dulce que he visto en mi vida.

No.

Eso arruinaría mis planes.

Para buscar la cura tenemos que salir del territorio de Brangwen, pero si un escolta va con nosotros, complicaría todo, no nos dejarán y les avisará a mis padres.

—Mamá no es necesario —interviene mi hermano —. Ian y yo estaremos cuidando de Lekey y Dahlia.

—Oh —susurra mamá —. Dylan, Ian venga aquí mis niños, solo les pido que tengan mucho cuidado, ¿sí?

Los chicos van al encuentro de mi mamá y ella los abraza con cariño

—Ian y yo tenemos 9 años, somos fuertes además Ian es bueno con la espada.

—No mientas Dylan —dice Ian avergonzado.

—Pero si estoy diciendo la verdad —Dylan infla las mejillas viéndose adorable —. Además, Lekey también te vio en el entrenamiento.

—Duquesa —Ian se refiere a mamá —, le aseguro que todos nosotros estaremos bien, no se preocupe.

—Sé que estarán bien —mamá asiente en su dirección—, bueno, vayan. Dahlia, cuando regreses a casa dale saludos a Adaida y Melissa de mi parte.

—Lo haré Duquesa Cecilia.

—Bien —miro en dirección a los chicos —, vámonos.

(...)

—Buenos días jóvenes —al final mamá nos puso un escolta —. Mi nombre es Louise Loughty, seré su escolta el día de hoy.

Él es el mejor amigo de mi padre, un gran caballero, siempre que padre tiene un viaje se queda en el Ducado a lado de la Duquesa y sus hijos menores, también se encarga de los asuntos importantes, hace la función de escolta, secretario y ayudante, me sorprende que tenga tiempo para ser nuestro escolta también.

Espera un segundo, dijo ¿que su apellido es Loughty?

Ese apellido pertenece al territorio de Loughty, ¿es miembro de la Familia Loughty?

Antes de ordenar mis pensamientos, Dahlia habló.

—Un gusto Lord Louise —musita Dahlia

—El placer es mío señorita Dahlia —contesta de manera formal —. Ya es hora de marcharnos jóvenes.

Al regresar al Ducado, le preguntaré si es miembro de la Familia Loughty.

Bien repasemos el plan, cuando lleguemos a la repostería Ian y Dahlia se quedarán mientras tanto yo y Dylan iremos al prado más cercano del territorio de Langley. Según la novela, entre los territorios de Vanstein y Langley se encuentra un prado por así decirlo mágico, y en este lugar está la planta que busco para la cura para la enfermedad de mamá. Muchos de los habitantes no se acercan a este prado porque en mayor parte le pertenece a la Condesa Carla de Langley, sin embargo, en el futuro, cuando el Leander encuentra esta planta, descubrió que era una cura para algunas enfermedades, después que lo supieron buscaron estas plantas por cada rincón del Imperio. En caso de que no pueda encontrar nada en ese prado, cuando papá tenga otro viaje por el Imperio, lo acompañaré.

—Lekey.

—¿Si?, Dahlia

—Has cambiado, no sé qué habrá pasado, pero te noto diferente, me alegro de que sea para mejor y que estés luchando por tu familia.

Sonrió sin saber que más hacer, Dahlia era la mejor amiga de Lekey, la entendía, sabía perfectamente cómo se sentía y la conocía a la perfección.

—Gracias —musito.

—¿Por qué? —inquiere con una sonrisa confundida.

—Por ser mi amiga —le digo tomándola de la mano.

—Pero yo soy tu hermano favorito, ¿verdad? —Dylan se entromete entre nosotras y pasa sus manos, abrazándonos a ambas.

Ian le da un zape en la cabeza y lo separa de nosotras.

—Dylan, ¿no ves que es una plática de niñas?

—Ian —dice Dylan en tono acusatorio y sobándose la nuca —, eso no significa que me estés golpeando a cada rato.

—El joven maestro Lyan me dio permiso —Ian se encoge de hombros.

—Ese traidor —farfulla mi hermano.

—Hemos llegado —avisa Lord Louise.

Ahora solo falta escabullirse e ir al prado lo más pronto posible.

—Oh no —siento susurrar a Dahlia.

—¿Qué ocurre? —pregunto.

Me giro para mirarla y ella señala tras de mi con cara de susto. Me doy la vuelta lentamente y...

No puede ser.

—¡Su alteza! —exclaman y todos hacen una reverencia —. Bienvenido.

El Príncipe Herdero Eiden Von Icard.

¿Por qué está aquí?

Justo hoy, ¿en serio?

Miro a su costado y veo que no está solo.

Esta acompañado de Eithan Windsor, su escolta y mejor amigo.

En la novela Lekey y Eithan no se llevaban para nada bien, siempre tuvieron diferencias.

Niego con la cabeza y desvío la mirada.

No me importa que estén aquí, no arruinarán mis planes.

Ahora solo faltan que lleguen los otros dos, jajaja.

Salvaré a las personas que a la Villana jamás le importó...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora