Capítulo 9

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Así fue como la novela culminó.

Terminando de escribir lo que recordaba, no me había dado cuenta de que me estaba quedando dormida hasta que sentí unos toques suaves en la puerta para después ser abierta y entrar Diana a través de esta.

—Mi pequeña —susurra—. ¿Ya despertó?

En la novela, Diana fue colgada.

—¡Oh! —exclama—. Lekey, ¿qué hace en su escritorio?

—Diana... —susurro con un hilo de voz.

Ella no merecía eso.

—Dime Lekey, ¿por qué estás llorando? —pregunta exaltada.

No esta vez.

Me levanto y le abrazo fuertemente.

—¡Diana! —mi exclamación se ve ahogada por un sollozo.

Te salvaré, así que...

—No te vayas —susurro con la voz rota.

—Mi pequeña—dice Diana conmocionada—. ¿Por qué me iría?, nunca me iré de su lado, estaré siempre contigo, mi pequeña Lekey—aun anonadada por mi actitud, Diana me devuelve el abrazo.

No perderé a nadie, la verdadera Lekey los abandonó, no le importó que tenía una familia que darían su vida por ella, pero yo no los abandonaré, jamás.

{...}

Tengo que salir de la mansión para buscar la planta que salvará a mamá, esa es mi prioridad por el momento. Lo segundo será evitar a los protagonistas a toda costa, aunque sí debería poner en practica mi poder.

Bueno lo primero es buscar la forma de salir de aquí, tendría que estar acompañada de Diana, pero no iría con ella, sospechara que hay algo raro con su señorita. Lyan y Aysel tampoco son opciones ya que están en sus clases privadas y Dylan está muy ocupado practicando con la espada, ¿con papá?, ni lo pensaría y tampoco con un escolta ya que este delataría mi ubicación.

Tengo que buscar la forma de salir, bajo cualquier excusa.

—¿Que hace aquí señorita? —inquieren a mi lado.

Me volteo un poco para ver al mayordomo.

—No nada —sonrío inocentemente—. Solo estaba jugando.

—¿Está jugando al té? —pregunta—, porque ya está listo el pastel de lodo que hizo.

—¿Pastel de lodo? —inquiero frunciendo el ceño—, no, no...

Miro mis manos y vi que las tenía manchada de tierra, estuve tan distraída que no me había dado cuenta que estaba jugando con el fango.

—Tranquila, señorita, ¿qué tal si le envía una carta a la señorita Dahlia para que venga a visitarla y así juegan un rato? —propone el mayordomo.

—¿Dahlia?

Recuerdo que ella era amiga cercana de Lekey, no se decía mucho de ella solo que tenía una hermana menor. Si le envió una carta para ir a un lugar ya sea una repostería, entonces me dejarán salir porque es mi amiga cercana.

¡Si!

Es una buena idea.

—Si envío una carta podemos salir a una repostería y comer deliciosos postres de chocolate —digo fingiendo entusiasmo.

—Claro, pasado mañana seguramente vendrá —responde el mayordomo con actitud positiva.

—¿Pasado mañana? —inquiero sorprendida.

Salvaré a las personas que a la Villana jamás le importó...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora