10. Bajo las estrellas

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Omnisciente

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Omnisciente

Pasaron las horas y era evidente que Ix Chel se sentía muy abrumada por toda la atención recibida de parte del pueblo. Todos los Talokaniles que presenciaron su hazaña ahora estaban vitoreando a todo volumen su felicidad, ya que no podían ocultar el regocijo que les causaba tener dos gobernantes tan poderosos y capaces de defenderles ante las adversidades… además de que estaban impresionados con el aumento de la calidad del ejército de su pueblo, pues las bajas habían sido mínimas, cosa que había evolucionado luego de tantos años padeciendo en contra de esas criaturas.

Algunos soldados fueron enviados a revisar el lugar para saber si había más de esos enormes tiburones acechando su hogar, por fortuna, parecía ser que ese sería el último que se aparecería en Talokan, ya que no se encontró rastro alguno de otra fiera tan colosal, por lo que todos se encontraban más que aliviados de saberse a salvo de ese peligro inminente que les respiraba en la nuca constantemente. Todo ello gracias a sus dos futuros gobernantes quienes acabaron con ellos realizando esa acción imposible, fue increíble en todo aspecto.

Las mujeres y los niños abrazaban a la de ojos perla, mientras que las personas alrededor danzaban y cantaban alabanzas a los dioses agradeciendo el haberles enviado alguien tan digna como futura regente. El antiguo casamentero se abrazaba las piernas, aún tembloroso y sumamente arrepentido de haber tratado a la chica, que reinaría su pueblo en un futuro cercano, como una basura… ya no se sentía capaz de hacer nada, peor aún después de que hace un año había sido destituido de su cargo por sus malas actitudes.

Bejla'e' k a'alik óolal ti' Jaajal k'ujo'ob tuméen k ch'upul ahau Ix Chel — celebraban a través de ese característico cántico hacia las deidades de su pueblo, admirádola y haciéndole sentir muy querida por ellos. La chica de ojos perla se llevó las manos al pecho e hizo una reverencia como agradecimiento por aquella celebración, no estaba acostumbrada a tener tanta atención sobre si misma… debía admitir que estaba abrumada pero no harta de la situación. Por lo que se dedicó a revisar si había algún otro herido o estrago causado por la enorme criatura cuyo cuerpo se había perdido ya en la marea y fue arrastrado en la superficie, jamás volverían a saber de ella.

Por suerte para todos los Talokaniles, solo había en su mayoría algunos heridos y todos eran militares, tristemente fallecieron un par de valientes soldados que dieron su vida peleando por su amado Talokan, pero al menos en esos momentos ya estaban fuera de ese peligro que sentían cerca constantemente.

K'uk'ulkan observaba todo desde las sombras, feliz de ver que ahora todos notaban lo especial que era su amada Ix Chel, él siempre lo supo y sabía que pronto el pueblo se percataría de lo importante que era ella.

El regente llegó a la plaza, preocupado por su hija, quien estaba ahí sin ningún rasguño y siendo acogida por todos los presentes, lo que le sorprendió de buena manera y le alivió su viejo corazón… ella siempre había sido valiosa y ahora lo era más ante los ojos de su pueblo. No se había sorprendido en lo absoluto cuando a sus oídos llegó que la futura reina había terminado con la vida de otra de esas enormes bestias, ella y K'uk'ulkan eran los únicos capaces en el reino de realizar tal acción, pero tuvo que ir a asegurarse con sus propios ojos que su hija estaba bien… por fortuna así era y no había problema alguno con ella.

Como agua bajo la luna 》 Namor / K'uk'ulkan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora