1. Ix Chel

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Omnisciente

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Omnisciente

El ocaso hacía presencia en los mares del Atlántico, anunciando la llegada de la noche y por consiguiente la hora de la guardia de Ix Chel, una Talokanie muy especial. Ella era la gobernante de aquel hermoso reino oculto entre las más recónditas aguas marinas del planeta, Ix Chel, la mujer a quien los Talokanies adoraban con fervor por su chispeante y alegre personalidad… la devoción que ella demostraba a cada miembro de su pueblo había hecho que se ganara el más profundo afecto de todos ellos.

Ix chel poseía cabellos tan obscuros como el cacao y unos ojos inusualmente claros para su raza, de un color perla brillante, que asemejaba a la hermosa luna llena que se posaba sobre las cabezas de todos cada mes sin falta y que iluminaba la existencia de todo ser viviente en la Tierra… así era ella, sigilosa pero hermosa, siempre presente para sus amados Talokanies aún en los días más abrumadores, tal cual lo hacía la luna.
Alta y esbelta, con cuerpo atlético que le permitía defender a su reino de los invasores que amenazaban constantemente con invadir su amado santuario llamado hogar. Poseedora de una fuerza descomunal y siendo catalogada por el pueblo de Talokan como la diosa de la luna, maternidad y el agua, Ix Chel, la diosa maya que brindaba la calidez de una madre y la vida del agua, ella era la perfecta definición de ello.

Cada semana hacía su patrulla nocturna, calendarizada según los guerreros de su pueblo, ese día era el predilecto para ella, así que en esos momentos ella se encontraba cruzando a través de la Ciudad Capital de Talokan, saludando a todo aquel que la viera; mujeres, niños y hombres admiraban su belleza, fuerza y calidez, no podían sentirse más honrados de tener una regente como ella, que junto al primer hijo de Talokan habían llevado a su pueblo a un gran avance.

—¡Na' Ix Chel!— le saludaban los niños y niñas con aquel mote cariñoso que todo Talokanie usaba con ella, "Madre", que jugaban felizmente entre los pasillos de la intrincada ciudad submarina, lanzándose la pelota con las caderas en el tradicional juego de pelota. Ix Chel les saludó haciendo la seña típica de saludo de su pueblo. —¡Ven a jugar con nosotros!— la mujer observó hacia la superficie, que se encontraba muy lejos aún de donde se encontraba, tenía el tiempo suficiente para un partido de menos de una hora. Sonrió y se acercó a ellos para iniciar el reto impuesto, los niños vitorearon y comenzaron a jugar con la mujer siguiéndoles el paso

—¡Quién anote más puntos se ganará una ración completa de cremas de coco!— dijo ella retando a sus "contrincantes" quienes se vieron emocionados ante el premio, adoraban los dulces preparados por la mujer y no se negarían a ello. Fue así que la competencia se tornó más divertida, con Ix Chel saltando de un lado a otro golpeando con su cadera la pelota en un intento por anotar puntos al igual que los pequeños, quienes nadaba con destreza y retaban a sus amigos a dar lo mejor de sí

—¡Vamos a ganarte, Na'!— la mujer de ojos claros poseía una fuerza y agilidad que sobrepasaba a la de los Talokanies, por lo que era difícil seguirle el paso si se ponía seria, pero ahora mismo parecía estar divirtiéndose, saltando de un lado a otro a través del agua, siendo seguida por los niños y niñas, además de las miradas curiosas de sus madres, quienes sonreían al ver la calidez de aquella mujer.

Como agua bajo la luna 》 Namor / K'uk'ulkan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora