7. Promesa

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Omnisciente

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Omnisciente

La tensión inundaba cada partícula de aquella localización en el enorme océano Atlántico, era tan palpable que probablemente podría ser cortada con un cuchillo de obsidiana y dejaría una evidente marca.

En esos precisos momentos los primeros rayos de sol llegaban a tocar aquella construcción en la que los altos mandos de Talokan estaban posicionados en perfecto órden gracias a la ceremonia que se estaba llevando a cabo en ese instante. Además de ello, a las orillas del lugar estaba la gente expectante de lo ocurrido, todos los presentes miraban curiosos y muy asombrados la hazaña realizada por el futuro rey de Talokan… había matado a ese enorme monstruo él solo y sin ninguna clase de arma por lo que se podía observar... esa acción  era considerada imposible en sus tiempos y esa enorme criatura era temida por todo Talokanile vivo hasta la fecha, todos ellos consideraban que nunca en su vida serían capaces de ver algo como ello,  lo más impresionante de ese hecho es que el futuro rey no se veía herido en lo absoluto, aunque la sangre bañándole le daba un aspecto tan aterrador que parecía estar saliendo directamente del mismo Xibalbá.

Ix Chel permaneció recta en su lugar con gesto orgulloso,  observando sorprendida y maravillada lo que había hecho K'uk'ulkan. A diferencia de todos los presentes, ella no retrocedió en ningún momento, confiaba en que él y sabía que no había traído un monstruo que fuera capaz de dañarles, él realmente lo había matado y eso era la cosa mas asombrosa que había visto en toda su vida. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el orgullo de verlo como un guerrero consumado, K'uk'ulkan demostraba su valía frente a todos con una simple acción que se contaría en leyendas en el futuro. De eso estaba segura.

—¿Qué es esto?— se atrevió a hablar el casamentero, quien temblaba de pies a cabeza y había nadado varios metros lejos de la criatura que K'uk'ulkan había matado. El hombre no quería arriesgarse, además de que el enorme tiburón le causaba un miedo incontrolable que helaba hasta lo más profundo de su sangre.

—Es mi cacería — respondió Namor con la barbilla levantada y una postura perfecta... todo digno de un soldado y futuro rey de una nación como la suya, su aspecto era tenebroso por aquella sangre que lo bañaba de pies a cabeza denotando que había librado una fiera batalla en contra de una criatura a la cual se le consideraba invencible en todo su pueblo.

Pero tú no…— el casamentero iba a comenzar a hablar de nuevo, pero las palabras se tropezaban en su lengua por la impresión del momento. Sin duda alguna ni en sus más retorcidos sueños había considerado la posibilidad de que ese loco de K'uk'ulkan fuese a matar a una bestia tan peligrosa como ese enorme tiburón, ningún soldado ni grupo de soldados Talokaniles había tenido la suerte de lograrlo, ahora, al verlo flotando ahí frente a él se sentía tan pequeño a su lado. El de alas en los tobillos era impactante y provocaba un gran respeto, pero el casamentero aún se resistía a la evidente verdad.

Como agua bajo la luna 》 Namor / K'uk'ulkan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora