Clemente's POV
Me sentí un poco intimidado. Al inicio de la fila había un weon grande, más musculoso que yo, seguido de 5 tipos más que me miraban con el mismo desprecio. Y detrás de este muro de hate hacia mí se asomaba una melena cortita que iba de allá para acá poniendo cosas en la mesa.
La Coté tenía el pelo negro, liso como una tabla y que le llegaba con suerte hasta los hombros, precioso. Sonreí, era tal cual como me la había imaginado, una expresión dura, decidida... Me gustan las minas deportistas.
La wea me duró hasta que la vi de cuerpo completo. Incluso con el delantal puesto podía saber que la mina de atlética no tenía nada. Yo no sé cómo la gente se puede abandonar tanto, weon. Cómo nadie te dice antes "oye wacha, estai engordando mucho". Bueno, si es repostera, es porque debe ser buena para comer. Todo calza.
- Hola - saludé un poco tímido - permiso.
- Pasa nomás, estás en tu casa - dijo el Vale.
- Sí, pero no te acostumbrís mucho - agregó el weon grande.
Chucha, si me van a recibir así, y más encima no hay minas ricas, mejor me voy antes.
- ¡Mauri, no seai pesado! - la Coté le pegó un wate y luego me miró a mí - pasa, está listo el tecito.
Por lo menos era buena onda, una gordita simpática.
No me pescó mucho eso sí. Esperé a que los demás se sentaran a la mesa primero, no la quería cagar más ocupando un lugar que ya estuviera reservado. El Vale me intentaba meter conversa, pero sus amigos seguían mirándome con odio. ¿Por qué tanto recelo?
La Coté sirvió el té y llenó la mesa de bandejas con cosas ricas: magdalenas, panqueques, galletas... Y el famoso kuchen. Esa mesa olía a hogar. Con una mano así cualquiera sube de peso.
Quise ser caballero y esperé a que ella se sentara para empezar a comer. La tensión en la mesa se cortaba con un cuchillo.
- Así que... - la Coté intentó hacer la conversación más amena - ¿eras compañero del Vale?
De puro nervioso me atoré con un pedazo de queque. Tuve que aclararme la garganta para poder hablar.
- Eh, sí - le conté - éramos compañeros en el colegio. Ahora juego en la Católica.
Con ese comentario me llené de pifias. ¿Qué onda estos tipos? ¿Nadie les enseñó que es de mala educación hacer eso en la mesa?
- Yo soy del Colo - dijo uno de ellos, Santiago, fulminándome con la mirada.
Ahora entendía todo. No me estaban mirando con odio a mí, sino al uniforme. Llevaba el escudo de la UC en el pecho.
- Ya, pero... - me reí nervioso, intentando relajar las cosas - es un equipo de fútbol nomás, no es pa tanto.
El Vale no me dijo que sus compañeros eran tan fanáticos.
La situación era incómoda a cagar. Me daba hasta miedo servirme otro pedazo de kuchen porque sentía que estos weones estaban pendientes de todo lo que hacía.
En un momento la Coté se paró para sacar algo del horno. Me fijé más en ella, llevaba unos jeans súper apretados que parecía que ya se iban a rajar a la altura de sus caderas, eso sí que es tener un buen "queque".
- Oye, ¿qué te pasa con mi polola? - el Mauri se paró de la mesa para enfrentarme.
- Nada, nada amigo - levanté las manos como diciendo "soy inocente", ese weon de verdad me intimidaba - es que quería ver si necesitaba ayuda, nada más.
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¿Y si nos comemos mejor? (Clemente Montes)
FanficVivo con 7 hombres y aprendí a dominarlos a todos, pero hay un príncipe cruzado que viene a desafiar mi instinto. En la cocina y en el amor todo se vale.