Monte's POV
Sentí que la piel me quemaba cuando me saqué la ropa. Intenté no mirar a la Cote, así no sentiría vergüenza. Pasé por su lado y ella me dio la espalda para no encontrarse conmigo de frente. Avancé hasta el débil chorro de agua que salía de esa manguera gastada deseando que pudiera enfriarme, pero el calor de mi cuerpo parecía evaporar las gotas antes de que me tocaran. Dejé que el agua arrastrara la arena y cerré la llave luego de atar una toalla a mi cintura. Tuve que aclararme la garganta para que no me temblara la voz:
- Coté, ya... ya estoy listo.
- Bien, supongo que es mi turno - respondió sin mirarme.
Me di vuelta hacia la pared, sentía que el corazón se me estaba saliendo del pecho y no quería que se diera cuenta. Bastó que la Coté cerrara la llave para hacer que latiera todavía más fuerte. Tragué saliva.
- Ya terminé, puedes darte vuelta - ella también estaba nerviosa.
Incluso antes de girarme a verla supe que se había despojado de algo más que su ropa, su voz también sonaba distinta. Era la primera vez que me hablaba sin autoridad.
Su cuerpo había cambiado. La toalla se le pegó al cuerpo mostrando sus curvas, ¿hace cuánto estaban ahí? No las recordaba. Me fijé en su cintura estrecha hasta que la tela se oscureció en torno a sus pechos, obligándome a mirar. Su pelo mojado seguía goteando desde los hombros.
No soy un caballero. Me he aprovechado muchas veces de un vestido mojado para hacer que las chicas se quiten la ropa frente a mí, pero ahora es diferente.
Me temblaban las manos. Recorrí el borde de la toalla que estaba en mi cintura hasta que se dejó caer. La apreté con mis puños para que ella no se diera cuenta de lo nervioso que estaba. Ella se giró en el acto, no quería mirarme.
- Estoy limpio - di un paso hacia ella - te lo prometo.
No sabía si se trataba de una bomba o una ofrenda de paz. Ella la tomó con desconfianza. Yo me sentí un poco mejor, ahora su toalla estaría seca y no seguiría transparentando partes de su cuerpo que no soy digno de mirar.
Ella me miró a los ojos y se llevó consigo cualquier vergüenza que yo pudiera sentir respecto a mi desnudez. Esta vez fue ella quien dio un paso hacia mí.
- Te mentí - confesó - cuando dije que mi primera vez había sido con el Mauri, era mentira.
Sonreí. Yo sabía que su primera vez no podía haber sido tan indiferente. Acuné sus mejillas entre sus manos sin poder esconder el alivio que sentía de saber que nadie la había lastimado aún.
- Lo sé - acaricié su carita - siempre lo supe.
Me acerqué a ella despacio, como pidiendo permiso, pero no me detuvo ni siquiera cuando nuestros labios se rozaron. Sus manos se posaron suavemente sobre las mías, y luego bajaron hasta su escote para liberarse de toda culpa.
La Cote estaba ahí, desnuda y perfecta, entregándose a mí.
Se me cortó la respiración. No me gustaba tenerla lejos, quería que se acercara otra vez a mí. La tomé de las manos para invitarla a dar un paso más, pero ella me detuvo.
- Tengo cicatrices en la espalda, son marcas antiguas de acné. Entiendo si quieres parar o si te dan asco, a mí tampoco me gustan - dijo con la voz rota.
La piel de sus hombros brillaba bajo la única ampolleta de la habitación dándole un tono más cálido. Me invadió por completo la ternura de saber que ya no había barreras entre nosotros: Ni ego, ni poder, ni ropa... Solo nosotros dos.
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¿Y si nos comemos mejor? (Clemente Montes)
FanficVivo con 7 hombres y aprendí a dominarlos a todos, pero hay un príncipe cruzado que viene a desafiar mi instinto. En la cocina y en el amor todo se vale.