17. El sueño de la tragedia

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- Hay más hombres en los pisos de arriba - informé en voz alta por el sonido tan alto que ocasionaban las alarmas.

- Muy bien, iremos los dos - aceptó Cinco con la respiración agitada.

Klaus llegó corriendo hacia nosotros y nos obligó a detener nuestro andar.

- ¡Necesitamos ir a la academia ahora!

- ¡Aún faltan hombres!

- ¡Allison está muy mal! ¡Hay que irnos ya! - su voz sonaba desesperada y sus ojos cada vez se ponían más húmedos.

Miré a Cinco con temor, quería ir con mi hermana a la academia, pero tampoco podía dejar que esos hombres se salieran con la suya.

- Ve con ellos, yo estaré bien - dije sin saber lo que decía.

- ¿Qué dices? No, tu vienes conmigo. A dónde tú vayas yo iré, ¿recuerdas? - insistió con voz alta.

- Ocupan llegar rápido a la academia y eres el único que se puede tele-transportar - hablé con voz temblorosa -. Necesito que lleves a Allison rápido, no quiero que nada le pase.

Apretó los labios y después me miró a los ojos.

Asintió.

- Volveré pronto, no hagas locuras por favor - exclamó firme.

- No te prometo nada. Ahora vayanse, ¡rápido! - les indiqué.

Ambos salieron disparados hacia la salida y cuando los perdí de vista, caí en cuenta de que estaba sola.

Dí pasos hacia las escaleras y anduve camino arriba. Las alarmas no paraban de sonar, las luces parpadeaban que sentía que me daría un dolor de cabeza en cualquier momento.

Entonces cuando llegué al quinto piso todo cambió. Las luces ya están apagadas por completo y las alarmas sonaban poco.

Caminé varios pasos hasta que un golpe fue directo a mi mejilla. Me tambalee y perdí la noción. Cuando me logré recuperar miré por todos lados. No lograba ver nada.

Y de la nada una sombra emergió de la oscuridad.

Una patada llendo directo hacia mi estómago, un impacto que nunca llegó porque retrocedí y después avancé para estampar mi puño contra su rostro.

Soltó un quejido y no era un hombre, era una chica.

Seguimos peleando por unos cuantos minutos más, en donde ella lograba dar a su objetivo y otras en dónde simplemente no llegaban ni a rozarme.

- ¡TN! - la voz de Cinco sonó a las espaldas de la chica.

Lo miré unos segundos y noté a las sombra detras de él.

- ¡Cuidado! - grité y lo último que ví fue como el hombre lo golpeó.

La chica aprovechó el momento y estampó su puño contra mi nariz.

Caí al suelo y sin pensarlo dos veces, con mi poder la aventé a la pared. La mantuve un rato ahí, hasta que me incorporé y llegué hasta ella. Tenía un pasamontañas, llevé mi mano hasta su coronilla y antes de lograr quitárselo, un sonido cerca de mi me detuvo.

Giré mi cuello y sin mirar a la chica, le quité el pasamontañas y anduve pasos lejos.

Llegué a un lado de la ventana cuando sin previo aviso un hombre llegó a golpearme.

Iba a insertar un golpe más pero me agaché y su brazo pasó por encima de mi. Tenía un arma en la mano, con mi poder la tomé y lancé lejos.

- Esta pelea tiene que ser justa, idiota - logré decir con dificultad.

Aproveché para golpear su estómago con una patada haciéndolo retroceder. Hasta que algo que hizo perder.

- ¡TN!

El gritó de Cinco se escuchó tan desgarrador que me hizo perder el sentido.

Un sonido en eco llegó a mi mente y miré el piso.

Ay no.

Una maldita granada.

Miré hacia la dirección que venía la granada y logré ver el rostro de la chica un poco borroso entre todo el polvo y la poca luz.

Miré rápidamente a Cinco y su mirada conectó con la mía, en sus ojos el terror emanaba de ellos.

Antes de dar el primer paso para lograr correr, esta explotó.

Cerré mis ojos y el dolor en mi espalda era cada vez más horrible y menos tolerable.

La última cosa que recuerdo fueron esas palabras.

- Estarás bien.

El recuerdo llegó tan rápido como se fué.

El accidente.

Me paré rápidamente de la cama y busqué desesperada la maldita hoja con el retrato.

Cuando la encontré, miré detalladamente cada detalle.

Oh no.

El aire abandonó mis pulmones y fue como si me echaran un balde de agua fría. No podía ver mi rostro, pero podía jurar que ahora todo el color se había ido.

Ahora sabía dónde había visto ese rostro que había dibujado.

Un problema resuelto a la lista.

Ahora faltaban los otros 10.

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Dí presente si llegaste al final

¿Cómo les parecío?

Nos vemos mañana

Los amo.

Con amor, Esme.

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