Capítulo 3.

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LALISA MANOBAL.

—Muy bien, chicos, para la próxima clase quiero que esta coreografía este aprendida —apunté algo en mi libreta—. Y sin duda, más fuerza, hoy los vi algo decaídos. ¿Qué pasó?

Uno de esos suspiró, agotado, —Prometemos a la próxima clase agregarle más fuerza.

Sonreí, —Muy bien. Espero que sea así.

Aquellos empezaron a recoger sus cosas. Como era común, yo me quedaba más tiempo para bailar yo, pensar y sin duda, programar muchas de mis cosas.

—¿Buenas? —me giré hacia la puerta y me lleve una sorpresa al ver a Somi junto a una chica menor que ella—. ¿Lalisa?

—Hola, ¿qué haces aquí? —me acerqué sonriente.

—Bueno —miró a la chica que se encontraba a su lado—. Mi sobrina es fanática del baile, y le dije que vivía justo al lado de Jennie Kim, así que aproveché para traérmela una semana y de paso, inscribirla aquí. Me dijeron que es muy bueno, pero jamás pensé que fueras tú.

Abrí los brazos, —Sorpresa.

La chica a su lado me miraba atenta, tenía unos ojos negros pero grandes los cuales eran hermosos. Una pequeña sonrisa en sus labios, muy diminuta y poco visible. Un cabello largo y negro, el cual resaltaba bastante, junto a un color de piel bronceado. Y pequeñas pecas en el area de sus mejillas y nariz. Eran muchas.

Podía apostar que no pasaba los dieciséis años.

—Hace rato empecé con mi grupo, pero no me importaría agregarla a ella. ¿Tienes practica ya? —inquirí hacia la chica.

—Algo —su tono de voz fue bajo, incluso casi inaudible—. Becca —me tendió su mano, supongo que presentándose.

La estreché, —Creo que ya lo escuchaste pero lo repito. Lalisa Manobal. Es un gusto Becca.

—Becca es muy puntual y le gusta hacer las cosas bien, estoy segura de que con ella no tendrás problemas.

—Si tu lo dices es porque así es —miré a Becca—. ¿Gustas empezar mañana ya?

Asintió, —Claro. Mientras más rápido mejor.

El entuasiamo de la otra me contagió a mí al instante a pesar de estar igual que los chicos. Porque me sentía desanimada, pero era algo que no podía mostrar ante ellos; dado que soy la profesora, y merecen a alguien que los motive.

Pero lo cierto era que necesitaba mi cama, cerrar los ojos y dormir hasta tres días. Solo para sentirme realmente descansada, pero era un lujo que ahora mismo no me podía dar. Porque me gustaba lo que hacía, pero últimamente, no entendía el porque ese cansancio no sólo mental, sino también físico; el cual arrasaba conmigo de todas las maneras posibles.

Me dejaba inmóvil, con el simple hecho de mirar hacia una pared yo me sentía realmente entretenida. Me sentía absorta en ese bucle, era el mismo que tenía antes. Y ya no lo quería repetir.

Dibujé mi mejor sonrisa, —Perfecto. ¿Y después de aquí a donde iban?

—Ibamos a por unos helados... —Somi se quedó pensativa—. ¿Quieres acompañarnos?

—Seguro es un día de ustedes...

—No —intervino Becca—. Sería lindo que vinieras con nosotras.

Alcé las cejas ante el comentario de la chica. Becca se veía una chica tan risueña, con unos ojitos algo caídos pero al mismo tiempo brillosos, con ese toque veraniego.

—Cierro aquí y ya estoy con ustedes.

—Perfecto. Te esperamos afuera.

Asentí.

Corazones Medio Rotos. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora