Epílogo.

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LALISA MANOBAL.

DOS AÑO DESPUÉS.

Los primeros meses lo intentamos, por Inseminación claro está. Pero no lo logramos, cada que eso ocurría, la energia, los animos y todo en Jennie bajaba. Se sentía desilucionada, pero cada cierto le decía que mantuviera las esperanzas, pero que no se hiciera tanta ilusión.

Aunque a decir verdad, teníamos más de quince pruebas de embarazo, y todas eran fallidas, y eso me ponía algo nostálgica. Pero no lo daba a demostrar, por Jennie tenía que ser fuerte.

A los cinco meses de estarlo intentando, Jennie dijo que se daría por vencida, que no quería llevarse más desagrados, pero le dije que lo hiciéramos, que no perdíamos nada. Cosa que sí, perdíamos las esperanzas.

—Hey, Nini —tomé sus manos entre las mías—. Habrá otros días de suerte.

La prueba de embarazo otra vez dio negativo, aquella se encontraba algo agotada, y nuestras amigas de vez en cuando llenaban sus esperanzas. Jisoo le dijo que otras pruebas existen, y que se puede. Rosé me daba ánimos a mí, porque a veces por verla triste quería destruir esa estúpida infertilidad. Le ofrecí miles de veces ser yo la que quedara embarazada, pero ella se negaba, y decía que no.

Así que no la forcé.

Acepté que fuese ella la que lo llevara.

—Lo odio, Lisa —limpié sus lágrimas—. Odio no poder ser lo suficiente para tener un bebé.

—Amor, no, no digas eso —tomé su rostro entre mis manos—. Eres suficiente, lo eres, ¿me escuchas?, date tiempo, Jennie, pero no digas eso.

—Tengo miedo de que te canses de mí.

—Eso va a suceder jamás, ¿me entiendes?, eres mi amor bonito —sonrió—. Eso, sonríe, eres hermosa.

Eso ocurrió a los cinco meses, pero cuando pasaron los ocho, y no veíamos resultado, pues sí era algo frustrante, y lo dejamos de intentar. El doctor decía que seguían habiendo probabilidad, pero Jennie se rindió, y dijo que por el momento tampoco quería adoptar.

Seguimos nuestras vidas. Se había recuperado lo suficiente, y estaba mejor.

Pasaron un año y dos meses y de ahí, Jennie optó por hacerlo otra vez. Dijo que estaba segura, y que sabía lo que podía ocurrir.

Así que yo acepté, todo lo que la hiciera feliz a ella, era mi felicidad.

Y aquí estaba yo ahora, acostada boca arriba en la cama, esperando unos resultados porque mi querida novia o más bien prometida. Porque le pedí matrimonio hace poco, y dijo que sí.

A lo que iba, estaba acostada esperando los resultados.

Jugaba entretenida con la almohada.

—Nini... amor, ¿ya dio el resultado?

Aunque no tenía mucha fé, quería saberlo. Ya era costumbre desilusionarnos.

—¡Lisa, Lisa, Lisa! —abrió la puerta del baño pegado pequeños saltitos, me paré de golpe, asustada—. ¡Estoy embarazada!

—A ver —tomé la prueba de embarazo y habían dos rayitas—. A pues sí —se la entregué—. Sí estas... espera —fruncí el entrecejo y una sonrisa se me fue marcando en los labios—. ¡Estamos... tú y yo!

—Sí, Lili —se mordió el labio de la emoción.

Me llevé la mano a la boca, —¡Estás... estás embarazada!

Se lanzó a abrazarme y lloró contra mí. Pero de la felicidad.

Y ese día confirmé que era la mujer más afortunada de este mundo.

Corazones Medio Rotos. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora