Capítulo 8.

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LALISA MANOBAL.

SEIS DÍAS DESPUÉS.

Estos días no hemos hecho otra cosa que trabajar en el concierto, claro, con algo de dificultad porque al incio Mino rechazó totalmente la propuesta. Y al Jennie trabajar con él, si no la aceptaba no iba a poder dar el sí, por completo, pero sin duda, lo convenció.

Cosa que me sentó demasiado bien. Las entradas se han vendido perfectamente, y aunque al inicio a casi nadie le llamó la propuesta, al final, terminó siendo un rutundo éxito. Somi y Becca me ayudaban a venderla de vez en cuando y los padres de Michael siempre estaban al pendiente de él.

Su recuperación estaba próxima a ser un éxito, que era lo que me proponía. Le pedí a los mejores doctores que estuviesen con él. Las dificulades estaban pero no era imposible.

Ahora nos encontrábamos todos en la academia que era donde nos reuníamos todos los días a entablar las cosas y arreglarlas. A la gente le llamaba la atención el nombre y sobre que trataba. Claro, no todo estaba basado en eso, en los vicios, drogas para ser más clara. Sino tambien en el amor y las dificultades que conllevaba este.

En una esquina, miré indecisa las invitaciones que tenía en mi mano. Eran dos, una mía y la otra que pensaba entregársela a Jennie. Suspiré, tomando el valor y preparándome para cualquier respuesta que saliera de sus labios.

Entonces, avancé hasta ella, la cual arreglaba papeleos sobre el permiso que teníamos que tener para hacer todo esto.

Carraspeé, —Hola.

—Oh, Lisa —sonrió—. ¿Ocurre algo?

Miré las entradas en mis manos, las cuales temblaban.

—Yo quería darte esto —se lo tendí—. La idea consiste en darle la otra boleta a su persona especial o a la persona que uno extraña —sonreí con algo de timidez—. Y yo pensé en ti.

Aquello ahuecó la lengua en su mejilla interna. Temí a su respuesta, pero esperaba algo positivo.

Me sentí como una niña pequeña.

—De pronto no aceptas pero de igual manera... quería que supieras que pensé en ti, siempre pienso en ti, Jennie.

—Lo siento pero no, creí dejarlo claro, Lisa.

—Sí, Jennie pero...

—Jenjen —Mino interrumpió—. ¿Adivina? —le tendió una invitación.

Jennie sonrió de manera forzada, —Es lindo —tomó la invitación–. ¿Me estás invitando?

—Exacto. Que mejor que ir con mi pareja —le guiñó un ojo—. ¿Aceptas?

—Claro, por supuesto. Pero quiero que le eches un vistazo a estos papeles.

—Sí, ven por aquí –Jennie se fue junto con él.

Inflé mis mejillas y bajé la invitación.

—¿No tienes acompañante? —me giré para encontrarme a Somi.

Sonreí con algo de pena, —No, voy sola.

–Que mal suena eso. ¿Y para que estoy yo?

—¿Quieres ir conmigo?

—Por supuesto, no sé quien desaprovecharía esa oportunidad, tonta —me quitó la invitación.

Bajé la mirada, algo cortante pero no porque quisiera, sino porque en el fondo, me sentía triste.

—Lisa, hay una línea muy, muy delgada entre pedir perdón y rogar —me tomó de la mano—. No la pases. Créeme que sí tiene que suceder, va a suceder.

Corazones Medio Rotos. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora