Parte 20

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Porsche 

💟

  La puerta de cristal se deslizó hacia la izquierda y una silueta masculina puso un pie dentro de la casa.

  –Sabía que tarde o temprano regresarías.

  –¿Pete?

  –Oh, tu nombre es Pete, ¿por qué no me lo dijiste? –dijo Porchay acercándose a él para después tomar con confianza la bolsa que Pete traía en mano.

  Yo solo me quedé parado mirando la escena con un montón de preguntas rondando por mi cabeza.

  –¿Qué haces ahí parado? Comamos –dijo Porchay sonriendo con un montón de alegría.

  Salí un poco de mis pensamientos y me acerqué a la mesita en dónde Porchay ya había tomado asiento, Pete se acercó de igual forma cómo se hubiera hecho esa acción miles de veces.

  – ¿Que trajiste de comer? –preguntó Porchay abriendo la bolsa de plástico– Tengo mucha hambre.

  – Dijiste que no te sentaba muy bien la comida frita, así que ahora traje caldo de verdura y carne ahumada – dijo Pete.

  – ¡La carne ahumada es mi favorita!, ¿se lo dijiste tu Porsche? 

  Pete y yo intercambiamos miradas, tragué saliva al sentir más fuerte ese sentimiento de culpa.

  –¡Claro!, él me lo dijo –contestó Pete sacando los recipientes de plástico con nerviosismo –. Ahora come, se va a enfríar.

  Mientras que Porchay comía con bastante rapidez yo solo me quedé en silencio.

  Si Pete esta aquí, significa que Kinn tiene que ver en esto. No dudo que Pete lo haga de buen corazón pero él vive bajo las órdenes de su jefe.

   ¿Ahora que planea?



  Cuarenta minutos después,  Porchay se había quedado dormido mientras los tres mirábamos la televisión, aunque Pete y yo parecíamos tener la cabeza en otro lado.

  Me levanté y cargué a Porchay entre mis brazos.

  –¿Te ayudo? –dijo Pete poniéndose de pie.

  Negué con la cabeza caminando hacía su dormitorio: –Es pesado pero yo puedo.

  Empujé la puerta y me dirigí hacia su cama poniendo con cuidado su cuerpo sobre esta, agarre una manta tejida y la coloqué encima.

  Si mi noción del tiempo es correcta llevo aproximadamente hora y media fuera de casa, necesito volver.

  Acaricié su frente a punto de salir pero su voz somnolienta me detuvo.

  –¿No te irás verdad?, ¿te quedarás?

...

  –No me iré –dije suspirando mientras se posaba un gran peso en mi pecho –. Tengo unas cosas que arreglar... pero me quedaré contigo.

  –Entiendo... esta vez no tardes tanto porfavor.

  Apagué la luz y salí sin hacer ruido al cerrar la puerta. Me encontré con Pete en la sala, ya había recogido toda la basura y había acomodado los almohadas del sofá.

  –Si no piensas volver no le des falsas esperanzas.

  –Hablar de este asunto no te corresponde, Pete.

  –¿No me corresponde?, yo creo que si.

  –Tú no mueves un dedo sin que Kinn te lo permita, ¿por qué no me dices a lo que realmente has estado viniendo? –dije acercándome más a él –. No me creo que sólo por qué tu jefe tiene un gran corazón.

  Pete rio y se rascó la mejilla.

  –Como buenos amigos que algun día fuimos, te lo digo, no tengo problema con que hayas tratado de esconderte de Kinn,  tenias tus razones, pero ¿estar en una relación con Vegas? ¿de verdad? –dijo con tono frío sintiendo como sus palabras afiladas cruzan por mi pecho –. ¿Él lo vale como para dejar de lado a tu familia?

  La puerta se abrió de golpe y Vegas apareció con una pistola en manos, y cinco de sus hombres detrás de él.

  Con el ceño fruncido miró al alrededor, y cuando nuestras miradas se cruzaron se dirigió rápidamente a mi tomándome del brazo sin apartar el arma en dirección a Pete.

  –¿Y bien, no me vas a responder? –dijo Pete en forma de burla.

  –Cierra la boca –ordenó Vegas –. ¿Es que ese imbécil no lo entiende?

  Los guardaespaldas comenzaron a revisar el lugar. Y Pete sólo se quedó parado con tranquilidad.

  –Parece que aquí nadie comprende la situación –dijo Pete sentadose en una silla –. Él no planea nada, solo se preocupa por un chico que al parecer todos olvidaron, ¿es eso un crimen?

  Vegas me miró curioso: –¿Es esta tu casa?

  Asentí con rapidez.

  –No hagamos mucho ruido, mi hermano esta durmiendo.

  Vegas pareció comprender la situación y relajó la tensión de su rostro.

  –¿Ahora si te preocupas por él? –dijo Pete riendo.

  –¿Que parte de quedarte callado no entiendes? –arremeti sin cuidado.

  –Mucha confianza, ¿no? –amenazó Vegas apuntando en arma directo a la cabeza de Pete –. Recuerda tu lugar, si te mato simplemente me deshago de ti y nadie se acordará de tu nombre, ni siquiera tu querido jefe.

  Pete retrocedió con las manos en alto pero sin mostrar miedo.

  –Entonces adelante, hazlo.

  Vegas sonrió de lado como si acabara de recibir un ticket al concierto más esperado.

  –Cariño, si me das bandera verde lo mato –dijo Vegas dirigiendo su cabeza a mi sin apartar la mirada de Pete.

  Si le digo sí sin duda lo haría, pero ¿realmente lo quiero muerto?

  –Aquí no, mi hermano esta durmiendo –dije finalmente.

  Vegas se alejo un poco decepcionado.

  –Entonces, supongo que nos servira de algo –Vegas miró a los guardias y movio la cabeza como si pudiera comunicarse por telepatia –. Las rejas son una buena opción para ti.

TERRIFYINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora