Tu eres mi vida y yo soy tu alimento

Mala Noche

Severus arrullo a su hija toda la noche, hasta que se quedó dormida. Preocupado de ella en todo momento, le cuidó el sueño gran parte de la noche y madrugada, mientras ella se apretaba a el más y más, su padre la besaba en su cabecita para calmarla, la sentía nerviosa.

Caroline tenía pesadillas y empezó a moverse y a asustarse. Severus sintió sus movimientos y la acurrucó en su pecho haciéndole cariño, ya que comenzó a gemir ansiosa.

Qué quiere mi amor? - le dijo susurrandole de manera muy suave para que se lograra calmar.

Su bebé se daba cabezazos en su pecho, mientras el pelinegro se quedaba quieto para ver qué quería, estaba 100% atento a todos los movimientos de su pequeña y pensaba de manera rápida para tranquilizarla de alguna forma.

Quiere sangre mi amor? - le preguntó con la máxima dulzura para no asustarla ni inquietarla, pero Caroline bajó a su pecho, estómago y llegó a la entrepierna de su padre, dónde comenzó a buscar su pene de forma desesperada.

Viendo lo que quería su hija, inmediatamente se acomodó, colocándose de tal forma para que su bebé pudiera mamar de forma tranquila y segura, pero la pequeña estaba tan ansiosa, que tomó el movimiento de su padre como que él no queria darle su miembro y se puso a sollozar.

El pocionista la miraba atento y ocupó legeremancia para ver qué le pasaba a su pequeña hija y vio que ella creía que se lo iba a negar. Salió de su mente y se acomodó con las piernas abiertas para que ella pudiera estar cómoda.

Venga mi amor - le dijo - su mamadera está lista.
Le tomó la manito y la asió dirección a su miembro, el cual ella comenzó a chuparlo desesperada y de forma ansiosa, bajaba y subía por toda su longitud, mamando sin parar.

Severus cerró los ojos, concentrándose en acabar de manera abundante para su bebé que quería alimentarla lo más pronto posible, de un momento a otro se excitó más y más, hasta que sintió como ella apretaba sus testículos de manera suave para extraer el semen.

El pelinegro estaba a un paso de acabar, ya no daba mas, su hija le estaba dando un oral de lujo, hasta que sintió el semen salir de su pene, el cual Caroline se tomó todo hasta la última gota.

Severus la miraba extasiado y satisfecho, pero su pequeña comenzó a llorar porque tragó muy rápido y había tomado aire, por lo tanto Severus tomó un tuto de su cajón, se lo puso en el hombro y acomodó a su bebé sacándole el aire, dándole pequeños golpecitos en su espalda, mientras la besaba para tranquilizarla.

Caroline con tanto arrullo se quedó dormida en el hombro de su padre, quién la incorporó dejándola en su pecho, meciendola con mucho cuidado y el también a los pocos minutos durmió con ella abrazado.