Evan Laxery
Estaba sentado en el escritorio de mi oficina, hoy decidi vestir un traje negro terno , muy bien arreglado, me había quitado el saco y solo tenia el chalequillo y las mangas de mi camisa blanca arremangadas, mi primo Ian Laxery Cooper, ah tenido problemas legales, según ah contrato una de las mejores abogadas de México, le pregunte que porque de México y me dijo que seria más fácil, porque sus demandantes hablaban español y seríamos fácil llegar a un acuerdo y evitar pasar al juzgado.
Sigo buscando una esposa, pero quien diablo sería, no encuentro a nadie que quiera hacer las cosas como yo quiero.
El acuerdo sería que firmaramos un contrato por 2 años y ella tendría que irse con una fuerte cantidad de dinero, y es donde yo entro como la víctima ante mis padres y listo.
Supuestamente, hoy llega la abogada de mi primo y alguien tendrá que recogerla en el aeropuerto y llevarla hasta su oficina, y mi primo me dijo a mi que hiciera eso, el estúpido dijo que quizá y ella sea la indicada, pero quizá si, tomé mi saco y salí de mi oficina, llegué hasta el elevador y puse el penúltimo piso, porque el último es el estacionamiento, llegué y luego baje por las escaleras.
Busque mi auto, un convertible negro de último modelo, edición limitada; subí a el y fui al aeropuerto, mientras condicia por la carretera pensaba, tenía conectado mi móvil al auto, en la pantalla del auto le llame por la pantalla del auto, me eh puesto el audifono BTE y estaba esperando que el contestara.
—¿Evan, pasa algo?.— respondí mi primo por llamada.
— ¿Cómo conocere a la señorita?.— le pregunte, ya que no me dijo nada de el.
— Se llama Lisabeth de la torre, dijo que llevara una maleta negra, traje totalmente negro y su cabello es color marrón, sus ojos igual del mismo color de cabello, piel blanca, su altura es de 1,75 y te llamara a tu teléfono cuando estés allí.— dijo mi primo, me dio todas las características de la mujer.— ¿por qué le has dado mi número telefónico?.— le pregunté te a mi primo.
— Se lo di el día de ayer, ella me mandara mensaje cuando este allí, te mandare una foto de ella, debo irme Evan, me están esperando mis demandantes.— dijo mi primo.
— Suerte Ian.— le dije por último a mi primo.
Colgué la llamada y en un par de segundo llego una notificación a mi móvil; llegué al aeropuerto, tomé mi teléfono y caminé, miré el móvil y lo prendí, lo desbloqueé y miré la fotografía, es bastante hermosa, miré y busqué, vi que el vuelo de México a Nueva York ya había llegado, miré y caminé por el lugar, hasta que la miré, estaba sentada en una silla, lleva su traje negro y muy elegante muy bien acomodado, su cabello está en ondas y trae un maquillaje sencillo y sutil, la miré voltear a los dos lados, se paró del lugar y tomó su maleta, yo caminé hasta ella y la señorita comenzó a caminar, recibí la dichosa llamada de un número desconocido y conteste, una melodiosa voz se escuchó por el altavoz de mi móvil.
—¿Hello?.— dijo ella por el altavoz del móvil.
— Pare, no siga caminando.— le hable en español.
— Claro.— fue lo último que dijo.
Caminé hasta ella y le toqué el hombro, ella sé voltio y me miró, era mucho más bella que la fotografía, su voz más hermosa que en el altavoz, pero que rayos estoy diciendo, claro que no estoy enamorado.
— Vamos, se hace tarde.— le dije a la señorita.
— Oh si claro.— fue lo último que dije.
Tomé su maleta y ella me miró, entendió su mano, pero solo la tomé de la muñeca de la mano y la jalé a la salida, ella no decía nada.
— Espere, me duele.— exclamo ella de una manera enojada.
— ¿Qué pasa la he lastimado?.— le pregunte.
Ella se está sobando la muñeca de la Mano, parece que mi agarre le lastimo, vi en su mano un poco de sangre.
—¿Está bien?.— le pregunté al mirar la sangre
— si, no es nada.— dijo ella sacando un pañuelo de su bolso.
En ningún momento me di cuenta de que tenía un bolso; ella sacó un pañuelo y se lo puso en la muñeca.
— Listo.— tomó su maleta y me miró.
— Vamos.— le dije por último.
Descubriría la herida de su mano, ya que se me fue imposible mirar; caminamos hasta el estacionamiento y llegamos al auto, guarde su equipaje y la lleve a la puerta del auto y se la abrí para qué entrará.
— Vamos entre.— le indiqué.
— sabe que esto no es necesario, ¿verdad?.— ella me dijo un poco tímida.
— Esto es necesario, ahora entre al auto.— le ordene y ella entró.
Manejaba mi auto, ella miraba por la ventana, tenía un buen cuerpo, se ejercita mucho, miré que tenía un crucifijo colgando y ella jugueteaba con la cruz, note que también se mordía mucho el labio y a veces se dibujaba una hermosa sonrisa en su rostro, pero luego solo suspiraba y sus ojos se notaban tristes, algo le ocurría.
—¿Está bien?.— le pregunté.
— Claro.— decía ella con la mayor simpleza que puede existir.
— Llegaremos pronto.— le dije.
— Fantástico.
—¿Fantástico?.— le dije pregunté, quizá ella no quería estar conmigo.
— Oh, lo siento, dije Fantástico porque, pues es bueno ¿no?, oh no, ya.. Uf.— ella sola se revolvía, me resultaba tan divertido, pero a la vez confuso, ella es abogada, no debe ser así, pero no importa.
Llegamos a la empresa, mi primo se encarga del área de marketing, le ayudé a llegar a la oficina de mi primo y la dejé allí, recordé que no le entregué su maleta y fui a mi auto, cuando llegue al auto, lo abrí y miré su bolso, esta mujer tiene muchas cosas en que pensar, es un poco distraída, tomé su bolso y cuando lo tome el pañuelo con sangre salió del bolso, lo tomé y lo miré, estaba a punto de olfatearlo, pero se mirara muy psicópata, únicamente lo guarde en mi bolso del pantalon y baje la maleta y me fui.
Ya estaba afuera de la oficina de mi primo, se escuchaban voces y la voz melodiosa de la señorita, no le pregunté su nombre directamente, solo recuerdo que se llama Lisabeth de la torre, pero si la tuteo dirá que como supe su nombre y no quiero darle una explicación, todos salieron del despacho, mi primo y la señorita Lisabeth también, ella recibió una llamada telefónica y pensé que tal vez sería su pareja sentimental, ella sonrió y se alegró, reía y abría los ojos de vez en cuando, colgó su móvil y me miró, yo la miraba fijamente y ella desviaba la mirada y luego la volvía a dirigir a mí, yo me pare del asiento, caminaba a ella,. Cuando mi primo salió y dijo.
— Bueno Lisabeth, ya hemos terminado por hoy, te llamaré mañana para ver si el asunto no llega al tribunal.— le decía mi primo.
— Claro señor Laxery , estaré al pendiente de su llamada, bueno si es todo por hoy debo irme.— dijo ella.
— Si, adiós Lisabeth, y por favor dime Ian, m siento viejo si ma llaman señor Laxery, además el señor Laxery está a nuestro lado.— me señaló mi primo.
— Mucho gusto mi nombre es Evan Laxery, CEO de las empresas petroleras Laxery.
—Pues me presento mi nombre es Lisabeth de la torre; Mucho gusto señor Laxery.— dijo ella entendiendo su mano.
— El gusto es mío, señorita De la Torre.— le tomé la mano y se la besé.
— Bueno... me voy, tengan una excelente tarde.— sin más que decir se fue del lugar.
— Es mía Ian, no intentes quitármela.— le dije a mi primo.
—De todos modos ni me gusta.— dijo mi primo resignado.
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El Error de Aquella Noche
RomanceLisabeth, una abogada exitosa con una historia de baja autoestima y depresión, encuentra apoyo en sus amigas y en su carrera. Mientras tanto, Evan, un CEO exitoso y soltero, enfrenta la presión de su familia para casarse. A pesar de su vida llena de...