capítulo 11

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Lisabeth de la Torre.

Mi vida a cambiado totalmente por el error de aquella noche, en realidad no considero un error esa noche, a pesar de las de las sircuntacia, amo a mi bebé; me vestí con un mi traje negro  laborar, tendría que avisarle a mi jefe Andres lo de mi embarazo;  hay tengo cita con el ginecólogo, es la primera, ya que me acabo de enterar de mi embarazo el día de ayer, me estaba arreglando para ir al ginecólogo,  cuando escuche a mi hermano.

— Ya te vas Lisabeth.— decía el recargado al marco de la puerta.

— Si, pronto será hora de mi cita y no puedo llegar tarde, ahora el es mi familia.

— Anda ve, no queras que se te haga tarde, ¿y si mejor te llevo?.— mi hermano dijo.

—No, no te preocupes hermanito, yo voy sola, además ya llegas tarde, son las 8:30 a.m., anda vete a trabajar, no te preocupes por mi.— le dije cuando ya iba de salida.

— Está buen, pero comes algo.— el me grito desde el.pasillo.

— Si hombre, si.— le grité desde el pasillo que lleva a la puerta principal.

Salí del hogar de mi hermano, dude en ir en mi camioneta, eh tenido mareos muy intensos y no seria recomendable, tome un taxi y pedí ir a la clínica donde descubrí lo de mi embarazo, en el camino acariciaba mi vientre con la ilusión que lleva ser mamá, yo me sentía dichosa, pero no quería que a mí hijo le dijeran bastardo, buscaría a su padre y si él no quiere hacerse cargo, por lo menos que le dé su apellido.

Llegue a la clínica, entre y le pedí a la recepcionista información, ella me guió y dijo que esperara mi turno, habían muchas señoras embarazadas con su pareja, solo somos dos solas, se nota que ella está perdida en sus pensamientos, por lo que puedo ver tiene como 5 meses, quería hablarle, pero me daba pena, no es tan fácil comunicarse con las demás personas y menos si no las conoces.

...

Va una hora y todavía no me atienden, hace poco entro la chica de los 5 meses y no sale, empiezo a desesperarme, empiezo a tararear una canción, mi favorita This love de maroon 5, me encanta esa canción.

La chica salió llorando, tenía unos papeles en la mano, que situación estará pasando.

Me llamaron a mí, me pare del asiento y fui al consultorio, la ginecóloga me recibió cálidamente, con una sonrisa encantadora, se nota que ella también lloró.

— Hola.—le dije.

— Hola, toma asiento por favor, ¿eres mamá primeriza?.— dijo él sacándose las lágrimas.

— Si.

— Que encantador, vamos ven, te revisaré, veremos como está tu bebé, ponte la bata de color rosada y te acuestas en la camilla.

Hice todo lo que me pidió, me puse la bata rosada y fui a recostarme en la camilla toda incómoda.

— ¿El papá no estará presente?.— me preguntó la ginecóloga y yo sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas.

— No, continúe.

— Bueno, pondré un gel un poco frío, pero después ya no se siente, te iré diciendo cada movimiento que haga.

Ella empezó a mover el aparato en mi vientre, ella se sorprendió y dijo...

— Madre de dios, felicidades son trillizos, Wow.

—Oh por dios.

— Es hermoso, ellos están desarrollándose de manera buena y todo está bien, te daré algunas vitaminas y ácido fólico, recuerda alimentarte bien y nada de molestias y emociones altas, ahora si, ya puedes ir a cambiarme de ropa.

Fui a cambiarme de ropa y salí, me senté en la silla, la ginecóloga me hacía una receta y le pregunté...

—¿puedo viajar en avión?.— le dije, ella me miró .

— No te lo recomiendo, ya que puede causar más posibilidades de un aborto o problemas en la placenta, pero tu embarazo está yendo de manera muy saludable, podrías hacerlo, pero te daré algunas indicaciones y ten mucho cuidado.

Ella me dio las indicaciones; salí del consultorio con fotos de mis tres bebes, con toda la información de acuerdo a mi embarazo, salí del hospital, y fui a un parque a descansar un poco, mirar a los niños y a sus mamás detrás de ellos, quizá sus padres estén trabajando.

— Lisabeht...— Esa voz.

Voltee de manera brusca, era él, es Evan Laxery.

—¿Qué haces aquí?.— le pregunte.— disculpa no es que no puedas venir aquí, oh por el amor de dios, ya di lo que tengas que decir.

—¿Por qué me has abandonado?, ¿por qué me dejaste solo?, yo te amo Lisabeth.

— Toma asiento, por favor.

El tomo asiento junto a mí, le di los papeles de mi embarazo, él leyó cada palabra.

—¿Estás embarazada?.— pregunto él con voz decepcionada.

— Son tuyos, has las cuentas, tengo un mes de embarazo, cuenta desde esa noche hasta la fecha de hoy.

— Tienes un mes y un día.— él dijo.

Yo lo miré con ojos achicados, y hablé de nuevo.

— Esa noche tuvo consecuencias, y la verdad, si tú no deseas hacerte cargo de ellos, no lo hagas, solo dales tu apellido, no quiero que les digan bastardos, ya perdí a mi familia por todo esto, ahora ayúdame.

— Como sé que son míos y tú no me engañaste y quieres que yo los críe.

— Me duele mucho que dudes de mi moralidad, de mis principios como mujer, y sabes, existen pruebas de ADN, solo se las haría a mis hijos para callarte la maldita boca.

— Está bien, me casaré contigo, cuando nazcan los bebés les aplicaremos la prueba de ADN, y su resuelta que ellos no son mis hijos, tú me darás el divorcio sin ninguna duda y no me pedirás nada, para mí estarás muerta, y más por el simple hecho de mentirme.

—No sé que sigo haciendo yo aquí, ya te dije si no quieres hacerte cargo, solo olvida lo que te dije, y no te voy a permitir que dudes de mí, es lo que me choca, tú no me conoces, nadie me conoce, y se te hace muy fácil aparecerte y venir a juzgarme, sabes que, adiós y ni te quiero ver más.

— Tú aquí no estás para tu orgullo Lisabeth, te dije que nos cansaremos y punto.— él me tomó del brazo fuertemente.

— Suéltame o no respondo por golpes.— él me soltó.

— No te tengo miedo fieresita.— el me dijo

— Con el tiempo lo tendrás.— fue lo último que dije

El Error de Aquella NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora