capítulo 23

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Lisabeth de la Torre.

Ya era de día, viajaremos un mes a la playa privada de Evan... que ni en cuenta de ello tenía.

Me siento mal al pensar que la madre de Evan no me tolera por creer que quizá sea una interesada en el dinero de su hijo, la verdad a mí nunca me importo lo material, y si yo necesito algo yo lo compraría, aunque los últimos 20 pesos que me quedaron en mi cuenta bancaria no ayuden, pero no le pediré nada a él, aparte de que me da miedo que algun día me lo reclame en mi cara.

Me levanté de la cama, Evan ya no estaba a mi lado, algo que me provoca melancolía, amo a ese hombre con locura y con pasión.

Ya no podía continuar con mi depresión, aunque esto no es una cosa que se quita con un cambio de pensamiento, o un viaje a la playa, puedo reír y parecer tan feliz y contenta con mi vida, pero sufro en silencio como tanta gente que vive lo mimo que yo, quisiera gritarlo que me estoy muriendo, pero seria nulo, ya que a nadie le importo.

me senté en la cama y respire para no empezar a zollosar, me pare de la cama y caminé hasta el baño, me mire al espejo, tenía unas feas ojeras y me miraba tan pálida.

- Oh por dios.- dije en silencio.- Tan horrible soy.- sollocé en silencio.

Sollocé y lloré por mis inseguridades que me atacaban, por la ansiedad que me consume y la depresión que es como el peor cáncer que te carcome desde adentro hasta afuera.

Cerré la puerta con seguro me acerque al espejo y deslice mis dedos por mi cara, soy horrible, pequeños granillos brotaban de mi piel, pobre de mi rostro, si soy horrible ahora lo sería más, el estrés me está consumiendo.

Me deslice por la pared, hasta que me senté en el piso frío del baño, lamente ese día que intente suicidarme y no lo conseguí, soy demasiado egoísta por decir eso estando embarazada, intentaré ser mejor, intentaré ser mejor, pero ahora no puedo, me siento peor.

Se escuchó como alguien entró a la habitación, y luego un paso hacia aquí...

- Lis, Lisabeth, ¿estás allí adentro?.- era Evan.

Un sollozo se salió de mi garganta y lo lamente...

- Lisabeth.. ¿Estás bien?, abriré la puerta.- dijo él girando la perilla.

- Estoy bien, estaba a punto de ducharme.- oculté mis zollosos, pero la voz era difícil de ocultar.

- Déjame entrar Lisabeth.

- ¿Por qué?.-fue lo único que pude decir.

-¡Ya me di cuenta de que estás llorando de nuevo, déjame entrar!.- él ya se había alterado.

- No.

Él salió de la habitación y yo empecé a llorar, quería estar sola, quería huir y solo ser yo y mis hijos, oh por dios, ya no sé que debo hacer.

~♡~

Estoy encerrada en el baño, ya va una hora que estoy aquí, creo que encontré ka tranquilidad, pero no en mi mente, sigo llorando, me he debilitado mucho, tengo sueño y un poco de hambre.

Me duché y salí de la habitación, entre al guardaropas, tomé una sudadera y un pants negro, salí y me senté en el tocador, ate mi cabello en una coleta alta y me puse rimen en las pestañas.

La cama ya estaba arreglada, me acosté y tomé mi teléfono y me puse a leer una historia.

~♡~

Pocos minutos después me di cuenta de que Evan había salido, así que me encontraba sola, bueno no tan sola, estaban los trabajadores de limpieza, cocina, jardinería, lavandería, mayordomo, ama de llaves, etcétera.

Decidí alistar mi maleta y la de Evan, no arruinaría la luna de miel, coloque todo lo necesario, he puesto unos trajes, ya que me encanta verle a Evan con trajes, se ve tan guapo y sexy.

Al poco tiempo de hacerme reír a mi misma con mis pensamientos, se me subieron los ánimos, entre al vestidor y me puse un vestido amplio blanco con un cinturón dorado, esas sandalias doradas que había, extrañaba mucho los tacones , pero prefiero cuidar mi embarazo.

Salí al tocador y peine mi cabello, le hice algunas ondas y me maquille con un maquillaje natural y simple, le agregue brillos de ojos, me sentía radiante, tome mi teléfono y le marque a Evan...

... timbre uno, no contesto.

... Timbre dos, me ignoro.

... Timbre cuatro, me mando a buzón de voz

Ya estaba hasta la madre, le mandé mensajes de texto...

《¡¡Evan amor, las maletas estas listas!!》

《Evan, lamento si te hice enojar》

《Evan no lo lamento de verdad》

《Evan, no me ignores por favor, lo siento mucho, perdóname ¿si?》

Evan si crees que me harás sentir mal, pues no lo harás ¡Humm!, no lo harás.

aventé el teléfono a la cama, baje las escaleras y pedí que bajaran las maletas, fui a la cocina y me recibió el ama de llaves.

-¡Hola señora, por fin nos conocemos!, mi nombre es Leonor.- dijo la señora entusiasmada.

- Hola Leonor, ¿puedo tutearte?.- la señora asintió.- Entonces tutéame tu también,mi nombre es Lisabeth de la Torre, creo ya de debo usar de Laxery ¿no?.- dije. la señora se burlo y sonrió.

-Claro hija, ahora eres casada y tu apellido proveniente de familia es tu apellido de soltera, ahora dirás con orgullo "soy la señora Lisabeth de Laxery".- dijo Leonor.

- Claro, lo diré con orgullo, ¿oye Leonor, no sabes a donde fue Evan?.- le pregunté tomando una manzana.

-No, no me dijo, solo salio como polvo que lleva el viento.- ella reía.- pero no tarda en llegar, oye niña ¿debes tener hambre?, te prepararé algo, Evan bajo a ver que había de desayunar, pero se fue a su habitación y no volvió.- ella reía, que buena.

- Usted es muy feliz ¿verdad?.- le dije mirándola con una sonrisa, aunque por dentro de mí alma se hacía añicos poco a poco.

- Si, es lo que queda.- dijo ella moviendo sopa de champiñones.- Es lo que queda, la vida suele ser muy buena para unos, pero para otro no lo es, valoro mucho a esas personas que caminana por las calles de Nueva York, y piensas ¿Qué estará pasando en ellos?.- decía la señora.

- Detrás de cada persona hay una historia, Leonor, de ti, de mi, de cada empleado, de cada persona de la sociedad.- dije.

Ella me miró con una sonrisa y apago la estufa, sacó un plato y sirvió la sopa.

-¿Comerás en la mesa principal?.- dijo ella.

- ¿Ya desayuno?.- pregunté.

- No, debo hacerlo pronto, si no mi presión arterial será un caos.- dijo la señora.

- Vamos, coma conmigo.- mi teléfono sonó.

Era un mensaje de Evan decía

《Excelente, salimos en la noche de viaje amor, nos vemos en la noche, ahora estoy en la empresa, ¡buena tarde para ti amo!.》

- Oh dios... no puede ser.- dije en voz baja.

-¿Qué ocurre querida?.- dijo Leonor.

- Evan no vendrá, él se enojó quizá.- mi alma se rompió en mil pedazos.

El Error de Aquella NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora