Capítulo 13

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De repente abrió sus ojos con cansancio, ya que muy a pesar de haber pasado casi todo el día durmiendo, seguramente su cuerpo aún no llegaba a recuperarse del todo después de el estrés que había pasado. Palpó su boca con su lengua notando la sequedad de la misma, lo cual la impulsó a salir del todo de su burbuja de sueño para corroborar su alrededor.

Cayó en cuenta de que estaba en la cama de Egan.

Tomó aire con profundidad al sentir el nerviosismo entrar en su cuerpo pero eso fue interrumpido cuando el susodicho entró delicadamente por la puerta de la habitación con la intención de no despertar a la morena, sin saber que ella ya había salido de su sueño.

—Oh, perdón por despertarte. Ojalá hubieras podido dormir más —comentó este con pena mientras cerraba la puerta tras él mientras en otra mano, sorprendentemente, traía consigo una botella de agua fría lo cual captó por completo la atención de Angélica quien fijó su mirada en ello—. Seguro tienes sed, toma de esto —expresó extendiendo la botella a la par que se acercaba por completo a ella hasta sentarse en la orilla de la cómoda cama.

Angelica no dudó en tomarlo entre sus manos y beber del mismo con ganas, ya que era bien sabido por Egan que Angélica era más fanática del agua que de cualquier otra bebida, ignorando el alcohol, claro está. Presentía que ella tendría una terrible sed al despertar por lo que quería colocar esa botella cerca suyo en alguna mesita de noche para que lo tuviera en su alcance una vez que despertara. Fue oportuno.

—¿Llevo mucho tiempo dormida? —preguntó a duras penas al terminar de beber una generosa cantidad de agua helada lo cual fue un respiro de vitalidad para su ser.

—Más o menos, pero si pides mi opinión, creo que no lo suficiente.

—He causado mucho alboroto en estos días, de seguro estabas cansado de tu viaje —suspiró apenada mientras dejaba a un lado aquella botella la cual había quedado menos de la mitad en un solo instante.

Desde hace mucho tiempo Angélica se interiorizó el hecho de que tenía que solucionar sus problemas por cuenta propia. Que en realidad era mucho más problemático tener que contar con alguien para que te ayude en algo que posiblemente a ellos no les de ningún beneficio en hacer.

Por eso la morena siempre buscaba dar algo a cambio por cada favor. Odiaba deberle cosas a los demás y le daba ansiedad cuando alguien hacía algo demasiado amable por ella sin ninguna posible razón aparente.

Podría tener miles de problemas pero pedir ayuda a los demás sería su más última y desesperada opción. En lo posible ella quería evitarlo.

Escuchó una pequeña risa burlona por parte de la única persona que estaba cerca de ella en ese momento: Egan. Alzó la mirada hacia el rubio que efectivamente estaba sonriendo con cierta resignación pero con el brillo del cariño en sus tibios ojos verdes.

—¿Por qué te ríes? —expresó la joven quien estaba confundida por la reacción del mayor que generalmente solo la regañaba cuando la escuchaba decir ese tipo de cosas.

—Porque veo que eres una testaruda que no quiere entender las cosas —respondió rendido—. Lo que te pasó hoy fue algo grave y a pesar de todo lo que estabas pasando, recién me estoy enterando hasta ahora debido a que te rehusaste a contarmelo y no podía corroborarlo por mi viaje.

—Estaba bien, solo que lo de mi madre fue inesperado...

—Si... Inesperado o más bien, impredecible ya que no le haz querido ponerle un punto final a su asunto.

—Es complicado.

—Lo solucionaré —expresó decidido—. No tienes que hacer nada, Angélica. Solo déjamelo a mí y te prometo que ya nunca tendrás que pasar por esas cosas de nuevo.

Realidad deseada [BakugoXOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora