Angélica despertó debido a la incomodidad que comenzó a sentir en el estómago, indicándole que estaba a nada de vomitar. Se levantó tambaleandose de la cama, fijándose que era la cama de Bakugo por lo que supuso que aún seguía en ese mundo de su posible esquizofrenia. Sonrío por esa idea, quizás realmente estaba loca o tal vez había algún tipo de fuga química en su casa que la hacía alucinar que estaba en ese lugar.
Tardó lo que tuvo que tardar en el baño descargando su estómago de las bebidas alcohólicas que había consumido la noche anterior.
—Ya perdí el toque —susurró en un suspiro. Era un tanto gracioso que a su mayoría de edad la morena ya no pudiera beber las mismas cantidades de alcohol de cuando era más joven.— La vejez —expresó para si misma llegando en la cocina en busca de el maldito rubio que la tenía secuestrada en su departamento.
Angélica poco a poco iba recordando lo que sucedió la noche anterior y se recostó un momento contra la pared del pasillo mientras reflexionaba lo que sucedió. En su mente aparecían los fragmentos de lo sucedido y a esos recuerdos se le iban sumando las sensaciones que llegó a experimentar.
Cuando Bakugo la presionó con fuerza contra aquel árbol para besarla de una forma tan desesperada que sentía que podía ahogarse en ese beso. Los dedos del chico recorrer su piel expuesta en el vestido y la forma en la que pegó su fuerte cuerpo con la de ella, haciendo que la morena se derritiera por ese calor pasional que solo Bakugo poseía.
Pero en ese recuerdo dulce también le vino a la mente cuando un golpe de realidad vino a su mente y la imagen de Egan cayó en sus recuerdos haciendo que se separara de el chico y lo apartara ligeramente con sus manos, frenando ese momento para que no pudiera ir más lejos... de lo que ya fue.
Una sensación amarga recorrió su pecho mezclado con la culpa de lo que estaba sucediendo. Sentía que su mente era algo incoherente al no saber si este mundo en el que estaba era real o no, si el día de mañana podría sucederle lo mismo que pasó cuando tenía dieciséis años y amanecer en su verdadera realidad para tener que digerir que todo lo que pasó fue un acontecimiento que no existía, que se esfumó y no dejó rastro.
No podía confiar como antes a qué está vez sería diferente, porque su mente y corazón no podrían soportar un golpe igual. Posiblemente caería en la locura.
Además, su vida ya estaba hecha. Entre muchas comillas.
Tenía una relación, que debía respetar por sobre todo. Una carrera que estaba siguiendo... sería una locura dejar todo para tirarse a algo que no sabía si era estable, algo que era igual que un hielo fino. La misma locura por la cual Bakugo tampoco se quedó con ella.
Negó con su cabeza ante esos pensamientos y se adentró más a la cocina. Pensó que estaba sola, pero no fue así.
Bakugo estaba terminando de cocinar algo con cierta pereza que parecía ser el desayuno puesto que enseguida llegó a ella el olor a huevo frito con quién sabe que cosas más que los japoneses comen, pensó ella. De pronto un tipo de deja vu llegó a su mente al recordar algo similar a cuando Katsuki vivía en su casa y cocinaba lo que ambos iban a comer. Cómo si fueran una pareja casada. O al menos eso alucinó en ese momento.
—¿Qué es esa sonrisa tonta? Das miedo —habló el chico cuando giró a dejar ambos platos en la mesa y vio a la morena con una mirada perdida y una pequeña sonrisa como si estuviera recordando algo bueno.
—Que bueno eres para echar a perder el momento, no me dejas apreciar bien tu trasero así —bufó ella mientras se dirigía a sentarse en la silla que daba a uno de los platos.
—Vaya, cada día te vuelves más una perra descarada —respondió el rubio con una mueca ante las palabras de la chica—. ¿Quién te dijo que ese desayuno era tuyo, ah?
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Realidad deseada [BakugoXOc]
FanfictionAngélica pasó sus días tratando de olvidar lo que creyó haber vivido junto a su amado Bakugo Katsuki, incluso teniendo que ir a terapia por ello. Ya siendo adulta, con pareja y una vida ya planteada, un dia se entera de que se puede ir a una realida...