Capitulo 10

857 155 23
                                    

Pasaron... bueno, al menos Angelica pensó que ya había pasado más tiempo de lo esperado. No había señales de que Katsuki pudiera aparecer pronto y eso realmente le preocupaba, después de todo ella no había dado ningún indicio de desaparición y si Bakugo quería, podía asumir simplemente que la morena decidió volver a su mundo sin más al no poder soportar el estrés de los acontecimientos recientes. Esa idea le aterraba pues de esa forma su rescate podría tardar de más y realmente no estaba segura de que podría aguantar más los maltratos que estaba recibiendo por parte de aquello villanos. Era evidente que lo que estos querían era atraer a el rubio usándola como rehén. Todo era un completo desastre.

La morena bajó la vista como pudo y visualizó sus ya ensangrentados tobillos que eran prisioneros de las duras cuerdas que con cada mínimo movimiento provocaban que su piel se quemara más y que con ello las ampollas se inflamaran y dolieran como el infierno. Con eso ni hablar de los moratones que seguro tenía en todo su cuerpo, pues no fue más que hace un momento cuando aquella mujer lunática había entrado para someterla a golpes. Pensarlo hacía que los ojos de la morena se llenaran de lagrimas por la rabia, impotencia y humillación que estaba experimentando. Era verdad que secretamente había aguantado eventos desagradables al vivir con sus padres y que no había hablado con nadie, pero esto... era tortura, humillación en toda la palabra. Uno de sus más grandes derechos en la constitución de su país luego de la dictadura que estableció esa misma protección estaba siendo violada sin miramientos. Pero de igual forma no le servía de nada renegar por ello. Simplemente estaba sucediendo y no podía hacer nada al respecto, ya que ahí era débil, no tenía poderes ni nada que la hiciera mínimamente especial. No le quedaba de otra que esperar a ser rescatada, lo cual, le daba aún más rabia.

—Esto... no debía ser así... —susurró para sí misma mientras luchaba para no romper en llanto en esa oscura habitación.

—La vida no es justa, ¿verdad? —habló una voz masculina que se oía desde la entrada de la celda—. Uno aprende eso desde muy temprano cuando le toca vivir bajo la sombra de la sociedad y su asqueroso sistema de héroes. Los que no nacieron con privilegios simplemente están condenados a callar y sobrevivir con lo que tienen... no nos dan opciones, ¿sabes?

—N...No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —respondió la morena con cierto desespero al ver que aquel sujeto venía acompañado con la mujer que anteriormente había entrado a torturarla. Quizás sí podía entender a lo que se hombre se refería viéndolo con lógica, pero en ese instante su mente estaba en blanco por el pánico y lo único que se le ocurría era intentar de no involucrarse demasiado con él e intentar no provocar alguna reacción que pudiera poner en peligro su vida. Ni siquiera sabía que si moría ahí podría tener alguna repercusión en su mundo real—. Por favor, déjame ir... 

—Claro que no tienes idea —expresó en un bufido aquella mujer que se había mantenido en silencio, ella pronto ingresó con prisa en aquella habitación para tomar de los cabellos a la morena nuevamente y levantar su rostro que antes tocaba el suelo al haber estado acostada de forma semi fetal a causa de los golpes anteriores que la dejaron en un mal estado—, una perra con privilegios como tú jamás podría entenderlo.

—Agh... —gruñó la morena aguantando el dolor que volvió de repente a su cuerpo. Y no era por el hecho de que le hubieran jalado el cabello... sino por las heridas a punto de infectarse de sus manos y pies que generaron esas cuerdas. Realmente eso le dolía mucho más que sus costillas, abdomen e incluso su cuero cabelludo, pues era evidente que eso la estaba debilitando más por la fiebre que estaba empezando a generar.

—De verdad te cae mal —expresó el hombre con una sonrisa divertida—, es la primera vez que te veo tan enganchada a una persona, hermana.

—¿Y cómo no? —soltó con burla antes de mover bruscamente la cabeza de la morena que seguía callando sus gruñidos dolorosos— es muy fácil para ella el caminar por la calle como si nada teniendo la protección de un héroe hijo de puta que se caga en plata y fama por arruinar a personas como nosotros... a pesar de comportarse peor que un animal salvaje... casi como un villano. El máximo ejemplo de la vida de alguien que nació con un sin fin de privilegios...

—Sí, en eso tienes razón. Pero esta chica tiene algo que hacer aún antes de que pueda ser tu juguete por completo, hermanita —habló con calma el villano—. Primero debe llamar a su novio para que venga hacía acá —expresó sacando a relucir de repente el teléfono de la morena que hasta el momento se había mantenido apagado.

(...)

—Algo interfiere con la señal, Bakugo. Deben haber preparado un lugar especial para evitar ser localizados —habló una fémina que se encontraba sentada frente a un computador mientras que cierto rubio caminaba de un lado al otro como si fuera un molesto león impaciente y enojado león enjaulado.

Y sí, estaba furioso.

—Si tan solo su celular estuviera encendido... —gruñó frustrado mientras volvía a sacar su teléfono móvil para inútilmente tratar de localizar a la morena.

En ese momento, el rubio se encontraba en el departamento de inteligencia de la agencia en donde trabajaba. Había pedido iniciar un operativo de rescate luego de casi volverse loco por el secuestro de Angélica. Por suerte su pedido fue aceptado de inmediato y héroes reconocidos de otras agencias habían decidido ayudar; como lo eran Kirishima, Deku, Todoroki, Denki... y entre otros. No se esperaba que aquellos se pusieran dispuestos a ayudar de inmediato, pero no podía negar que lo agradecía... si tuviera que solucionar esto de forma independiente posiblemente hubiera cometido una locura por la desesperación. Se sentía tan jodidamente culpable y ansioso por lo que estaba ocurriendo que sabía que mientras más segundos tenía a Angélica lejos de sus brazos... en cualquier momento mandaría todo a la mierda y reventaría todos los nidos de ratas en donde quizás se podría encontrar la morena... sin importar lo que pudiera ocurrir con ello. Con solo ver pasar la hora su ansiedad iba creciendo hasta el punto de sentir que su estomago se revolvía, no quería pensar en que pudiera sucederle algo malo a aquella fémina.

Pero si llegaran a hacerle algún daño... realmente se encargaría de devolvérselos. No... Bakugo se los devolvería aún peor.

El rubio que de repente salió de sus sombríos pensamientos, miró su celular que de repente había comenzado a sonar y sus ojos se abrieron con demasía al visualizar que el remitente se trataba ni más ni menos que Angélica.

—¡Rápido, están llamando desde su teléfono! —avisó el rubio a la mujer que anteriormente se encontraba trabajando en el computador quien pronto, al oír al rubio, se había puesto a intentar localizar aquella ubicación rápidamente.

Porque para prevención de posibles eventos como este, el rubio le había puesto un rastreador al teléfono que le había otorgado a la morena.

—Señor DynaMight, ¿Cómo se encuentra? —habló una voz del otro lado de la línea que Katsuki pudo identificar como un hombre. Solo ese pequeño detalle ya había hecho que los musculos del rubio se tensaran por la furia y que las venas de su cuello resaltaran por ello.

—Bastardo, hijo de puta... más te vale que ella no se encuentre herida porque yo...

—Katsuki... Katsuki... ayúdame...

Esa voz era de Angélica.

—Le enviaré las ubicaciones para encontrarnos mañana a media noche y tendrás que venir tú solo, claro, si quieres que tu linda novia esté intacta. Nos vemos.

Bakugo no pudo decir siquiera una sola palabra ya que apenas ese hombre había terminado de hablar, cortó la llamada. Dejándolo con las palabras y un sabor amargo en la boca. Se quedó ahí, inmóvil, aún con el celular cerca de su oído.

—¡Lo tengo! ¡Tengo la ubicación exacta —exclamó la mujer en un aviso una vez que la llamada había sido termianada.

Y fue ahí cuando el rubio no aguantó más y descargó parte de su gran furia presionando su teléfono hasta aplastarlo y hacerlo casi añicos solo con su fuerza. En ese mismo instante sus ojos rojos brillaron más que nunca, colocando una sonrisa siniestra en sus labios había murmullado para sí mismo:

—Te tengo, hijo de puta.

..................................................................................

Les saco un capitulo corto para no dejarlas sin nada por mucho tiempo. Espero poder actualizar pronto la historia jajaj aunque tampoco quiero mentirles como siempre, pero haré todo lo posible. Alguien debe mantener esta relación toxica que tenemos ahq. Que la pasen bien!!!

Realidad deseada [BakugoXOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora