EPILOGO

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Hoy era el gran dia al fin, estaba despierto desde las tres am, no habia podido dormir mucho, asi que a las ocho que sonó la alarma, yo llevaba horas pensando, esto era lo correcto, esto era lo que se debía hacer, no solo por mí, sino por la familia y la de ella.

Yo habia hecho una promesa e iba a cumplirla, no solo a ella, sino a su padre, y al mío, pero sobre todo a mi hermano, el confiaba en mí, quizá no se me hubiera ocurrido a mí, pero habia aceptado y ya había hecho demasiadas cosas malas como para seguir decepcionando a mi familia.

- Buenos días – saludo mi hermano entrando

- Buenos días – conteste

- No puede ser, no dormiste casi nada, veo esas ojeras en tu rostro – dijo acercándose a mi cama

- Lo sé, son los nervios de la boda – conteste

- Claro, quédate aquí, traerán tu desayuno, te ducharas y luego llamaremos al equipo de preparación, ellos harán una maravilla ocultando esas ojeras, yo también estaba nervioso cuando me case, asi que descuida, lo entiendo – dijo, sacudió mi cabello como cuando éramos niños y salió

Me quede en la cama, no porque obedeciera sus órdenes, sino porque no tenia fuerzas como para levantarme.

- Buenos días joven – saludo la mucama con mi bandeja del desayuno

- Buenos días – conteste viendo la comida

- Hoy es su gran dia!– dijo mas emocionada que yo

- Lo sé – conteste sin mucho animo

- Coma, se sentirá mejor – dijo sirviéndome café

- Gracias – respondi y tome la taza que me ofrecía

La bandeja estaba llena de deliciosa comida, habia fresas, café, crema dulce de vainilla, huevos, tocino, mucho tocino, y claro croissants mis favoritos.

Todo lucia esplendido, pero ni este desayuno podía hacerme sentir listo para esto.

Desayune porque si no lo hacía, no me quitaría a nadie de encima

- Buenos días mi bebé – saludo mi mama entrando alegremente seguida de mi papá

- Hola mami – conteste y beso mi mejilla

- Veo que estas desayunando, que delicia – dijo robando un pedazo de mi pan

- ¿Estas listo? – pregunto papá

Pero sabia que no lo preguntaba por estar listo esta mañana, sino de si estaba listo para casarme, listo para sellar esta unión casi arreglada.

- Si – mentí y les sonreí a ambos

- Nos vamos para que comas, te duches y te prepares, tus amigos vendrán en un rato por ti – anuncio mamá, beso mi mejilla y salió charlando con papá

Termine de desayunar y no podía moverme, habia aceptado este matrimonio, este arreglo y ahora debía cumplir, asi que me levante como pude y entre a la ducha, no se cuanto tiempo me quede ahí bajo el chorro del agua caliente que cuando abrí los ojos el baño estaba lleno de vapor, no se veía absolutamente nada.

Me envolví en mi bata de baño, camine hasta el lavamanos, tome mi cepillo y cepille mis dientes, lo hice como algo automático que sabía que debía hacer, no estaba aquí, yo no estaba realmente aquí.

Sali de la ducha y ya habían dejado mi ropa, un traje hecho a la medida para mi boda.

- ¿Cómo fue que terminamos asi? – pregunte a nadie

Abrí la bolsa y saqué las prendas, las deje en mi cama junto a la ropa interior que ya estaba acomodada y los zapatos junto a la cama.

Tomé un frasco de humectante y comencé a ponerlo al mismo tiempo que ponía cada una de las prendas de ropa interior.

Mortal ObsesionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora