A las ocho en punto de aquella noche, el ex jugador de River se encontraba afuera de la casa de Ayla, esperando a que ella saliera. Tras recibir su mensaje, ella se despidió de su padre, que aún revisaba jugadas para el próximo partido de la selección, y salió de la casa. Subió al auto donde varias de las figuras del equipo la recibieron con saludos y bromas.
-Menos mal que dije que íbamos a por unos tragos nomás- comentó Julián con una sonrisa, comenzando a conducir en dirección al lugar acordado para salir.
-¿Tan mal me queda? Me haces llorar, arañita- respondió Ayla, fingiendo un puchero.
-Déjalo, anda ardido porque cierto poste de dos metros no dejó de hablar de vos en toda la tarde- bromeó otro jugador, provocando más risas en el auto.
Oír aquello dibujó una curiosa sonrisa en el rostro de Ayla. Mientras se retocaba ligeramente el labial, pensó en el arquero y en sus miradas insistentes, y debía reconocer que tenía muchas ganas de ver a ese hombre nuevamente. Pronto, el grupo de cinco personas llegó a la ubicación acordada. Bajaron del auto y Ayla tomó el brazo de Julián, dejando un beso en su mejilla en agradecimiento por llevarlos. Juntos, se dirigieron al interior del lugar, donde el resto del grupo los esperaba en la zona VIP.
La música animó a todos y pronto tuvieron sus primeros tragos en las manos. Atravesaron la pista y entraron en la zona VIP, donde Ayla dio un rápido vistazo para ver quiénes estaban presentes. Saludó a todos los que se acercaron a ella. De repente, sintió una mano en su cintura y un beso en la mejilla. Al girarse, vio al arquero, Emiliano, y se mordió suavemente el labio inferior. Ese hombre sabía exactamente cómo seducirla.
-¿Cumplí con tus expectativas esta noche?- preguntó ella en esta ocasión, Emiliano no pudo evitar observarla de arriba abajo mientras ella bebía un poco de su trago, dejando así una sutil marca de labial en este
-Cumpliste cada una de ellas y de sobra, linda- respondió sin dudarlo, sus ojos brillaban con interés y el deseo de tener marcas de ese labial por su culpa se cruzó por su mente
-Qué atrevido estás...- reconoció Ayla, separándose tras colocar su mano por unos instantes en el pecho del hombre, ella buscó alejarse de la entrada de la zona VIP; prefería un poco más de privacidad.
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