Capítulo 17

5.1K 403 39
                                    

Aquella noche, los amantes volvieron a encontrarse en el departamento de la joven, pero nada fue más allá de besos. Ambos estaban agotados por sus entrenamientos y las distintas cosas que les ocurrieron durante el día, así que decidieron cenar juntos tranquilamente y luego irse a dormir. -No puedo creer que mi viejo te dijera eso- comentó, aún sin poder asimilarlo, tras comer un bocado de su cena. -Es un pelotudo-

-Bueno, tampoco puedo culparlo... se está preocupando por vos

-O por mi carrera- suspiró con pesadez, y él solo pudo sonreír.

-Sos preciosa hasta cuando te estresas, ¿sabes?- Sus palabras la tomaron por sorpresa, lo suficiente como para hacerla toser un poco al atragantarse con la comida. Él reía ante su reacción; esa mujer lograba intrigarlo, cada respuesta que solía darle era completamente distinta a la anterior y eso lo entretenía. -No digas esas cosas mientras comemos, boludo- le regañó. -Si me muero, vos vas a tener que decirle a mi viejo-

-Cualquier cosa menos eso, por favor- respondió él, divertido.

¿En qué momento su complicada relación había pasado de simples y breves encuentros a cenas y noches enteras juntos? Ninguno podía decirlo con completa seguridad, pero no era algo que les molestara. Ambos estaban cómodos con la situación, y eso era más que suficiente para ellos. Eventualmente, su cena terminó y pronto comenzaron a levantar las cosas de la mesa. Al levantarse de su silla, Ayla tuvo que agarrarse a la mesa y soltó un claro quejido. Emiliano no pudo evitar preocuparse. No deseaba tocar mucho el tema del malestar que ella estaba padeciendo, pero era imposible no notarlo.

-¿Estás bien?- preguntó, acercándose a ella y tomándola por la cintura para darle soporte. Ayla asintió cerrando los ojos con fuerza y se disculpó por hacerle preocupar de esa forma.

-Solo es un calambre- respondió diciendo la verdad, una verdad que intentaba creerse. -Tranquilo...-

Emiliano no dudó en cargarla entre sus brazos y llevarla hasta el sillón, donde la dejó cuidadosamente. No tenía mucha experiencia en ello, pero las visitas frecuentes a especialistas le habían enseñado ciertos movimientos. -Esto te ayudará, solo intenta calmarte. Puede que duela un poco al principio- le indicó al sentarse a su lado y comenzar a masajear su pierna con firmeza. Ayla no tardó en soltar quejidos junto a algún pequeño insulto, pero eventualmente el dolor desapareció y pudo sentirse aliviada.

-Gracias, Emi...- dijo realmente agradecida.

-Cada vez ocurre más seguido ¿No?- cuestionó él a lo que ella asintió sin mirarle -Que sea así no tiene buena pinta para nada, Ayla..- 

-Ya lo sé, pero hay otras cosas más importantes que un simple malestar ahora-

-¿Cuales? 

-Mi carrera- le respondió con total sinceridad y preocupación en sus palabras -¿Sabes lo difícil que es sobresalir en el futbol femenino? A nadie le interesa un deporte de mujeres y hacerse con un nombre en este mundo es toda una hazaña, tener un salario digno incluso es todo un milagro..-  finalmente sus ojos se encontraron, ella no se sentía mal por admitir aquello, era algo que todo el mundo sabía y muy difícilmente era dicho -No pienso vivir a la sombra del apellido de mi viejo, una lesión a esta altura de mi carrera podría dejarme en el olvido-

-Podría ser peor si no te haces tratar y empeora la situación- le intentó hacer entender al tomar su rostro entre sus manos -Sos Ayla, no la sombra de tu viejo ni de nadie, y la gente que te apoya lo sabe más que de sobra- 

Cerró los ojos, disfrutando de la calidez de su tacto y permitiéndole que se preocupara por ella en esa ocasión. Sus palabras lograban reconfortarla y relajarla; él comprendía lo que tanto le preocupaba, y saber eso dejó una huella en ella, algo que ni siquiera ella lograba comprender completamente, pero que no le desagradaba.

Con el tiempo, ambos se volvieron más cercanos en sus momentos a solas, apartados del resto del mundo. Él se aseguró de asistir a cada uno de sus partidos junto al resto de la selección, evitando malos momentos con el padre de la joven. Aunque siempre estaba el temor de verla lesionada, también se alegraba de verla triunfar cada día más en su mundo. Sin embargo, pronto llegó la fecha más importante para la selección femenina: el partido contra la selección de Paraguay, que determinaría su posición en la Copa Mundial y traería consigo muchas otras situaciones inciertas.




︶𝆹𝅥⏝ ◦ 𑁍 ◦ ︶𝆹𝅥⏝ ︶𝆹𝅥⏝ ◦ 𑁍 ◦ ︶

Nota vieja: ¿Listas para lo siguiente? Mañana publico los 2 caps que comenté anteriormente 


Datos importantes de la historia: Ayla no vive en un lugar muy grande y mucho menos en el centro de la ciudad, vive en un departamento perfecto para 1 o 2 personas, y tengan en cuenta que ella no acepta el dinero de ninguno de sus padres además de que en 2022 las jugadoras contratadas de Primera División tuvieron un incremento en sus salarios y pasaron a cobrar $37.800, aumento que todavía no les alcanza para vivir del fútbol, son muy pocas las que pueden vivir de esto 

MANÍA - Emiliano Martinez Fanfic [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora