Capítulo 23

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Temprano por la mañana ella despertó finalmente tras toda una noche de descanso, observó todo a su alrededor con cierta confusión, pero pronto comenzó a recuperarse de la anestesia y pudo reconocer donde se encontraba. 
A su alrededor todo estaba bastante tranquilo, podía oír el suave sonido de una maquina que tomaba su pulso y el ligero ronquido de una de las personas que se encontraba durmiendo en las sillas de aquel cuarto, se ayudó de sus brazos para así poder acomodarse en la cama, ocasionando que con ello inevitablemente soltara algunas quejas en voz baja, su cuerpo dolía y se sentía realmente pesada gracias a los efectos de la anestesia en su cuerpo, pero al lograr sentarse apartó las sábanas para así observar su pierna la cual estaba vendada e inmovilizada en gran parte de la misma

Soltó un pesado suspiro al volver a cubrirse sin desear ver más su herida, lo había arruinado todo por culpa del temor a perder su carrera por una lesión, se había obligado a forzarse demasiado y eventualmente el resultado había sido el mismo que tanto la preocupaba, pero ya era demasiado tarde para lamentarse por todo 

-Despertaste- escuchó decir y volteó a ver de donde provenía la voz, encontrándose con su padre que recién despertaba

El hombre se pasó las manos por la cara para quitarse todo rastro de sueño y acercó su silla a la cama donde se encontraba su hija -¿Te duele mucho? ¿Queres que te traiga algo?- le preguntó preocupado por ella, le afectaba que ella le ocultado toda aquella situación y se lo hubiera guardado de tal forma, pero no la culpaba, no sería capaz de ello

-Estoy bien, tranquilo- respondió, pero su voz sonó algo ronca a lo que se aclaró un poco la garganta -Solo me siento cansada todavía-

Lionel suspiró antes de tomar la mano de su hija entre las suyas y apretarla con suavidad -Sos una boluda, hija, no podes darme un susto así- le regañó sin intenciones de hacerlo realmente, había pasado un fuerte susto por culpa de ella y lo único que sentía ahora al verla despierta era un gran alivio -Perdón- se disculpó ella con un fuerte nudo en su garganta al hablar -No quería que las cosas terminaran así, tenía miedo-

-Ya está Ayla, tranquila ¿Si?- la intentó calmar -Ahora solo concéntrate en mejorar- pudo verla llorar finalmente, no era usual en ella tener esos momentos de llanto, pero no la detuvo ni le privó de desahogarse, simplemente abrazó a su hija con fuerza y la consoló mientras ella se desahogaba por completo, hasta que luego de un tiempo un fuerte ronquido la hizo reír y separarse de su padre mientras que torpemente se limpiaba las lágrimas de su cara -Dios, Alejandro ronca como un oso- 

Su padre sonrió un poco al oírla reír, estaba realmente aliviado de que todo hubiera pasado ya y eso lo animó, su hija solo debería preocuparse por su recuperación, el resto podría esperar.
Observó por unos instantes el reloj que se encontraba en la pared y se levantó de su silla antes de acercarse a los cuatro jugadores que aún dormían en esos incómodos asientos -Vamos nenas, es hora de que despierten y se vayan a casa- aplaudió en unas ocasiones para así despertarlos, cosa que funcionó en cuanto los hombres despertaron sobresaltados por el ruido

-Para Scaloni, cinco minutos más, la vas a despertar a Ayla- se quejó Julián al volver a acomodarse para seguir durmiendo 

-Pero si yo ya estoy despierta, ustedes son los osos que siguen roncando-

Al oírla despertaron finalmente y fue Emiliano el primero en levantarse de su asiento para así acercarse a la cama donde ella se encontraba, sonrió al verla y ella no pudo evitar pensar lo mucho que le gustaba esa sonrisa -¿Ya puedo decir que te lo dije?- preguntó él a lo que ella asintió

-Te lo dije- 

-¿Satisfecho? Tenías razón- reconoció ella sorpresivamente 

-Bastante-

Entre quejas de los jugadores, Scaloni apuró a los demás a irse de la habitación para que los dejaran hablar, acción que logró tomar por sorpresa a su hija que ya conocía la amenaza que su padre le había dado al arquero de la selección Argentina, pero agradeció que él tuviera el gesto de dejarles solos

-¿Cómo te sentís?- le preguntó al tomar la cara de la chica entre sus manos para así poder observarle mejor 

-Estoy algo adolorida- admitió -Duele, pero no tanto como en la cancha, este dolor es más tolerable-

-Me gustaría hacer algo, pero no puedo hacer nada para aliviar tu dolor- le dijo Emiliano con algo de seriedad en sus palabras -Pero estoy acá para vos, es lo que quiero que veas, quiero ser tu soporte en esta situación-

Ayla cerró sus ojos por unos momentos al disfrutar de la calidez de su tacto y su cercanía, pero al volver a encontrarse con su mirada no pudo soportarlo más -En realidad, si hay algo que podrías hacer por mi-

-¿Qué cosa?-

-Darme un beso- respondió ella con calma y Emiliano no pudo negarse a su solicitud, sus labios finalmente se encontraron en un cálido beso el cual era todo lo que ella deseaba en esos momentos.





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Dato curioso: El personaje de Ayla se me ocurrió desde la canción "A Pearl" de Mitski

MANÍA - Emiliano Martinez Fanfic [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora