Capítulo 10

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Todo había durado alrededor de un mes, un mes en el que el tiempo parecía pasar a paso de tortuga en su ausencia. Cada día se estiraba interminablemente, y cada noche parecía más larga sin la presencia de aquel hombre. Durante ese mes, había gritado con todo su corazón cada gol de la selección, sintiendo una mezcla de euforia y nerviosismo en cada partido. Había sufrido ante el temor de la derrota, cada fallo y cada gol que les afectaban profundamente. Pero cuando finalmente los chicos alzaron la gran copa, toda la angustia y la espera parecieron valer completamente la pena.

Lo vio reír y gritar con sus compañeros, celebrando con una alegría contagiosa. En esos momentos de victoria, su rostro se iluminaba de una manera que la hacía sentir orgullosa y feliz por él. Pero también lo había visto en momentos de vulnerabilidad, estresado y agobiado, durante las videollamadas en algunas noches. Esos momentos de preocupación y tensión compartidos parecieron desvanecerse al lograr la tan anhelada victoria, confirmando que todo el esfuerzo había sido válido.

Ella, por su parte, no pudo ir a verlo. La Asociación de Fútbol Argentino le exigió a ella y a su selección permanecer en la sede por un tiempo más hasta que se jugaran algunos partidos adicionales. Fue un período de espera y ansias, donde el deseo de estar junto a él se mezclaba con el deber y la responsabilidad hacia su propio equipo. Después de esos eventos, su sanción fue finalmente revocada, y cada una de las jugadoras pudo regresar a sus hogares.

Sin embargo, desearía poder decir que todo lo que ocurrió en ese período fue agradable. Inevitablemente, tuvo que visitar el consultorio médico de la AFA. -¿Cuánto falta?- cuestionó, haciendo algunas muecas de dolor al realizar ciertos movimientos con su pierna. Sabía que su padre y el resto de la selección estarían rondando por el lugar para realizar sus controles post partido, y lo último que deseaba era encontrarse con ellos en ese momento.

-¿Hace cuanto tenes este dolor? 

-¿Un año? ¿Un poco más?- respondió frustrada al intentar recordar -No recuerdo con precisión, pero últimamente aumentó el dolor-

Escuchar el suspiro de la doctora no le gustó en lo más mínimo, y eso se reflejó claramente en su rostro mientras tomaba asiento en la camilla donde había estado recostada. -¿Qué sucede? No me dejes así con la preocupación-

-No puedo asegurarte nada por ahora, Ayla- respondió la doctora mientras regresaba a su escritorio. -Necesito hacerte una resonancia magnética en la zona afectada para poder darte un diagnóstico certero..-

-Pero debes tener alguna sospecha, ¿no?- Su tono de voz comenzaba a elevarse poco a poco, la intriga y la preocupación no ayudaban en lo más mínimo a calmar sus miedos.

-Es posible que se trate de algún desgaste, pero te repito, no puedo diagnosticarte sin pruebas-

Ayla soltó todo el aire que había estado conteniendo y se pasó las manos por el rostro. Eso no significaba nada bueno y sus pensamientos solo lograron empeorar su situación. Respondió vagamente a las preguntas de la doctora y, cuando ella le indicó que la siguiera, lo hizo en silencio.

En el pasillo, los vio acercarse y lo vio a él. Todos reían y conversaban animadamente, completamente ajenos a la tormenta de emociones que se desataba en su interior. No estaba de humor para verles. Se sintió una intrusa en medio de su alegría, una extraña luchando con sus propios demonios. Siguió de largo, pretendiendo no haberles visto, e ingresó al cuarto que la doctora le había señalado. Sentía el peso de ciertas miradas sobre ella, pero estaba más preocupada por su carrera.

Finalmente, la doctora regresó con los resultados. Su expresión era profesional, pero Ayla podía leer la preocupación en sus ojos. Se levantó para recibir el informe, sus manos temblando ligeramente.

-Ayla, después de revisar tus exámenes, parece que hay un desgaste significativo en tu rodilla. Esto podría requerir un tratamiento prolongado y posiblemente una cirugía- dijo la doctora con un tono cuidadoso pero firme. 

-Nadie puede enterarse de esto, mucho menos mi viejo- Las palabras resonaron en su mente como un golpe. Sentía que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Trataba de procesar la información, pero la realidad de lo que eso significaba para su carrera era abrumadora.

-Los únicos con acceso a los expedientes médicos son los directivos de la AFA y nosotros. Tranquila, ¿sí?- intentó calmarla la doctora mientras le colocaba cuidadosamente un soporte en la rodilla para evitar que la esforzara demasiado. -Vas a tener que comenzar los tratamientos necesarios y evitar realizar movimientos muy bruscos hasta que te recuperes.-

-Me pides milagros, juego fútbol, es imposible no hacer esos movimientos- respondió Ayla, frustrada por la situación.

-Lo sé, pero si no sigues al pie de la letra las indicaciones, corres el riesgo de sufrir una posible rotura del tendón rotuliano- advirtió la doctora con seriedad.

No deseaba seguir escuchando más sobre aquella situación. Dejó que la doctora le recetara algunos medicamentos para el dolor y, tras tomar la receta, se retiró de la habitación. -¿Ahora sí nos vas a felicitar?- escuchó decir al joven cordobés que se encontraba junto a varios compañeros de la selección en el pasillo, esperando ser llamados para sus respectivos controles.

-¿Tanto me necesitas? Felicidades, mi pequeña araña, lo hicieron increíble- respondió Ayla con una pequeña sonrisa antes de abrazarlo y dejar un sonoro beso en su mejilla. Permaneció allí hablando con ellos algunos minutos, ya que el soporte en su rodilla no era algo que pudiera ocultar. Se excusó diciendo que se trataba de una simple molestia, nada grave. En cuanto pudo calmar las dudas de su padre y amigos, se marchó del lugar.

Había notado la mirada de Emiliano sobre ella todo el tiempo. No tuvo el valor de ir a saludarlo, y mucho menos de responder a cada una de sus preocupaciones con respecto a su "molestia" o mirarlo a los ojos. Pero eventualmente no pudo escapar de él, y eso le quedó muy claro en cuanto recibió su mensaje





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Emi Martínez
¿Estás ocupada más tarde?


Tengo que estudiar algunos pases para el próximo partido
No creo poder hoy, disculpa

Emi Martínez
Que pésima excusa che
Tenemos que hablar, no te hagas la tonta, linda

-Ubicación adjuntada-
No estoy de humor, aclaro de antemano

Emi Martínez
Eso jamás sería un problema para mi

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Nota vieja:Tras leer las peticiones que dejaron me sorprendió no ver nada +18, la gran mayoría quería lo mismo, una pelea entre ellos y menos mal que lo pidieron porque estaba en mis planes

MANÍA - Emiliano Martinez Fanfic [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora