Capítulo 3

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"... todo lo que deseas está al otro lado del miedo"

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𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗦𝘁𝗼𝗿𝘆

scaloniayla

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Los primeros rayos de sol acogieron a la selección masculina de fútbol en el predio donde entrenarían esa mañana. La sensación fresca de la mañana lograba generar cierta molestia, pero no era nada una vez se entraba en calor. -Vamos, van llegando tarde- pronunció el director técnico una vez que los jugadores dejaron sus bolsos en el césped. Ayla saludó con un gesto de mano mientras continuaba con sus estiramientos a lo que ellos comenzaron a unirse a su alrededor.

-Mamita... Realmente hay que tener ganas de entrenar tan temprano...-se quejó Julian, bostezando al colocarse junto a ella. El arquero de la selección se ubicó al otro lado, y gradualmente el resto se les unió en los estiramientos. A medida que avanzaba el calentamiento, Ayla apretó los dientes ligeramente. -La puta madre -insultó la chica en voz baja -¿Te pasa algo?- preguntó el número 23 al notar su expresión de dolor durante un estiramiento. Ella negó con la cabeza y se apoyó por un momento en él para descansar. -Solo un pequeño tirón en la rodilla, necesito calentar más-

Emiliano permitió que ella intentara estabilizarse por sí misma cuando se sintiera lista, pero finalmente la sostuvo por la cintura cuando notó que comenzaba a sentirse mejor. -¿Estás segura de que te sientes bien? Puedo llamar a tu viejo si te duele mucho, te he visto hacer caras durante todo el estiramiento- le ofreció, aceptando luego su decisión negativa, retirando gradualmente su mano.

-Parece que estás muy atento a mí, Martínez- le murmuró ella, y una sonrisa se dibujó en el rostro de Emiliano, quien se encogió de hombros intentando quitarle importancia al tema. Hacía tiempo que la observaba, no solo en esa ocasión, también había pasado el día anterior en la casa de ella y no podía negar que la chica era realmente atractiva. -No lo niego, te estuve mirando un poco- admitió sin rodeos.

-Qué atrevido... ¿No te da miedo mirar a la hija de tu director técnico de esa forma?- preguntó ella con diversión. Emiliano negó con la cabeza, provocando una reacción en ella que la llevó a apartar la mirada con cierta sonrisa en su rostro, intentando disimular al concentrarse en otra cosa. Mientras tanto, él no podía dejar de observarla, perdido en sus pensamientos, hasta que Scaloni lo envió a entrenar por separado con los arqueros, como era costumbre.


Su padre, notó el malestar en el rostro de Ayla mientras hacía los estiramientos. No era la primera vez que observaba a su hija enfrentar desafíos físicos y emocionales en el campo de juego. Se acercó con paso firme, sus ojos examinaron la expresión de ella en busca de señales de dolor o incomodidad. Ayla, acostumbrada a los rigores del deporte competitivo, trató de disimular el malestar.

-¿Estás bien, Ayla?- preguntó finalmente Scaloni en voz baja, colocando una mano con sobre el hombro de su hija, intentando brindarle confianza para que le cuente. Ella asintió, forzando una sonrisa para tranquilizar a su padre. Después de una breve inspección para asegurarse de que no hubiera daños graves, él la dejó continuar con el entrenamiento junto al equipo masculino.

Los entrenamientos eran intensos y desafiantes. Los jugadores no mostraban compasión por nadie, y ella aprovechaba cada oportunidad para poner a prueba sus habilidades. Se enfrentó a empujones, golpes y arduas disputas por el balón, cayendo al suelo en más de una ocasión. Sin embargo, cada vez que se levantaba y seguía jugando, sentía una más determinación. Aunque ese día no lograron ganar el partido interno, para ella la satisfacción residía en poder igualar el ritmo del seleccionado.

-¡Te falta mucho para alcanzarme, reina!- exclamó uno de los fichajes más jóvenes de la selección, celebrando y bromeando con un baile tras la victoria en aquel pequeño encuentro. Ayla, divertida, le lanzó un pelotazo que impactó contra él mientras ambos reían. -¡Ayla, no lesiones a Álvarez!- advirtió alguien desde el equipo técnico

-Pero él empezó- se defendió rápidamente con una sonrisa juguetona a lo que el cordobés no dudó en replicar con cierta complicidad -Siempre decís lo mismo, Ayla-

-Ya escuchaste, quédate quietita ahí y mira cómo se juega- añadió Julián nuevamente, empujándola con suavidad para que tomara asiento en el suelo y descansara un poco. Ayla, quién lucía algo cansada pero aún con energía, aceptó la sugerencia, rindiéndose en el suelo. 

Los rayos de sol brillaban intensamente, iluminando por completo el predio donde los jugadores corrían de un lado a otro. Ayla observaba con atención los rápidos pases que se realizaban, pero su atención se centró pronto en el arquero, quien saltó ligeramente al extender sus brazos, preparado para atajar la pelota que se acercaba rápidamente a su arco.

-Dale, atájala...- se le escapó en susurró sin darse cuenta. Y justo como lo había pedido, el arquero logró interceptar la pelota. Ayla sonrió ampliamente y aplaudió, felicitándolo -¡Dale Dibu! ¿Vas a dejar que Julián te meta un gol?-

El arquero giró hacia donde ella estaba y, al escuchar sus palabras, no pudo contener una sonrisa. Besó su guante y señaló a la mujer, agradeciéndole por el aliento, antes de concentrarse nuevamente en el juego. Observó cómo Julián se aproximaba con la pelota una vez más. Emiliano ya estaba listo para el siguiente y con sus clásicos pequeños saltitos, se preparó y, en un movimiento ágil, se lanzó hacia la pelota, logrando atajarla y sostenerla firmemente entre sus brazos y su pecho.

-¡Tomaa!- exclamó entre risas, celebrando la atajada con entusiasmo.

-¡Partido comprado, tiene a la Scaloni de su lado!
-Deja de quejarte Julián
-¡Pero papu!


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¡Estoy emocionada por actualizar y revivir esta historia! Espero que les encante la nueva versión.

MANÍA - Emiliano Martinez Fanfic [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora