Capítulo 8

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"Tengo miedo, miedo de quererte con todo lo que tengo (y soy) a tal punto, que si decidieras no quererme más, yo seguiría adorándote a solas, aunque eso me destroce el corazón."



Una contradicción perfecta, así se sentía cada vez que estaba con él. Bastaba una sola sonrisa suya para elevar incluso sus peores estados de ánimo. A medida que el tiempo pasaba, su relación especial continuaba desarrollándose como al principio, marcada por encuentros que parecían definir algo más profundo entre ellos. A pesar de los intentos del hombre por formalizar la relación, ella resistía.

Nadie más sabía realmente qué ocurría entre ellos. El compromiso y las expectativas de una relación seria no encajaban bien con sus prioridades actuales. No deseaba sentirse atada ni poner en riesgo su independencia, especialmente ahora que se acercaba un evento tan importante, donde su enfoque estaba completamente puesto en su carrera.

Cada momento juntos era una mezcla de atracción irresistible y un constante recordatorio de sus propios límites. Por mucho que disfrutara de su compañía y la complicidad compartida, había líneas que ella no estaba dispuesta a cruzar, consciente de las repercusiones que podría tener en su vida personal y profesional.

El predio oficial de la AFA los recibió con la efervescencia típica de unos días previos a un gran campeonato. Mientras los jugadores de la selección masculina se sumergían de inmediato en sus entrenamientos intensivos, ella optaba por separarse y unirse a sus compañeras en el campo de práctica adyacente. El ambiente vibraba con gritos de ánimo, risas contagiosas y las enérgicas indicaciones de los entrenadores que resonaban por todo el complejo.

En las ocasiones en que volteaba hacia las canchas vecinas, ocasionalmente encontraba su mirada, observándola por breves instantes. Habían dejado las cosas pendientes entre ellos, una despedida que no había sido como hubieran deseado. Reconocía que parte de la responsabilidad recaía en ella; quizás había evitado enfrentar la situación de manera directa, sumergida en la intensidad de la preparación. A pesar de todo, no podía ignorar la complicidad compartida ni la atracción que aún perduraba, aunque ahora se encontraban cada uno enfocado en sus respectivas metas y desafíos futuros.

-¡Reacciona Ayla!- le gritaron al pasar corriendo varias de sus compañeras tras el balón, y ella se maldijo internamente antes de tomar carrera para alcanzarlas. Decidió que sería mejor borrar aquellos sentimientos pronto.

Durante ese entrenamiento, cuando vio a su equipo marcar el gol, gritó de satisfacción. Sin embargo, antes de que la arquera tuviera la oportunidad de jugar el tiro correspondiente, el balón fue arrebatado y terminó lejos de su alcance, siendo perseguido por un grupo de la selección masculina. Sus compañeras miraban la escena con cierto fastidio, pero la situación no pasó de algunas quejas e insultos.

-¡Gracias Beckham!

Gritó con ironía en sus palabras, dejando escapar una mezcla de cansancio y frustración antes de decidir tomar un merecido descanso en las gradas. El esfuerzo de correr tan intensamente y lanzarse al suelo abruptamente le había causado molestias agudas en la pierna, una sensación que intentaba ignorar mientras se permitía un momento de calma. Sabía que tarde o temprano tendría que consultar a un especialista para abordar el problema, pero por ahora, quería disfrutar de unos momentos de tranquilidad.

Se sentó en uno de los bancos más alejados, donde las luces que iluminaban la cancha no llegaban del todo, sumiéndose en la semioscuridad que ofrecía un respiro bienvenido. Cerró los ojos, inhalando profundamente para relajarse.

A su lado, sintió la presencia reconfortante de Emiliano antes de siquiera voltear. Él se sentó a su lado sin decir una palabra, comprendiendo instintivamente su necesidad de paz. Al apoyar la cabeza en su hombro, él la rodeó con sus brazos en un gesto cálido y protector. Sabía bien que después de los entrenamientos, ella ansiaba momentos de serenidad, y él deseaba sinceramente poder brindárselos.

-Hace varios días que no veo...

-¿Segura..? Porque yo si te vi mirándome mucho durante los entrenamientos 

-Y parece que vos también me estuviste viendo bastante para notarlo..- susurró con calma en respuesta antes de acomodarse un poco para observarlo. El ambiente era tranquilo y agradable; ambos parecían cómodos uno junto al otro en aquellas circunstancias. Sin embargo, pronto él buscó probar sus labios, y ella no pudo resistirse.

-Cada gol que ataje te lo voy a dedicar, te lo juro Ayla..






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Nota vieja: ¿Qué les va pareciendo la historia? Yo estoy bastante feliz de que muchas personas estén votando y comentando, leer cada cosa que escriben me alegra muchísimo el día <3
Si tienen alguna sugerencia o idea para que sea plasmada en la historia no duden en decirme, todo es más que bienvenido 

- Muchos no lo saben pero en tiktok (Saiiarg) subo pequeños spoilers de la historia para hacer algo de publicidad, si quieren ir a verlos son más que bienvenidos

Besitos 

MANÍA - Emiliano Martinez Fanfic [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora