Desconcierto

3.3K 185 36
                                    

Hades suspiró con pesadez mientras veía a este hermoso Omega que vestía una hermosa túnica roja con algunos brazaletes dorados en sus muñecas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hades suspiró con pesadez mientras veía a este hermoso Omega que vestía una hermosa túnica roja con algunos brazaletes dorados en sus muñecas. 

Quin era un príncipe que había escapado de su palacio y por azares del destino había terminado encontrándose con este alfa, bueno, fue por eso y por que para escapar de su palacio tuvo que meterse en el carretón de madera de Hades y sus hermanos.

El albino sólo fue al palacio del  rey del reino  Lianhua a dejarle tal encargo y cuando llegó a su humilde casa de madera se dispuso a guardar la recompensa que estaba en su carreta, grande fue su sorpresa al encontrarse con un Omega completamente dormido en el interior de ella.

El alfa de la camisa blanca de lino  de inmediato se enfureció con Adamas preguntando si él había raptado a ese Omega con la intención de cobrar una recompensa después. Adamas se indignó ante tal acusación;  diciendo que podía ser pobre pero que jamás haría eso.

El albino no tuvo más remedio que esperar a que ese Omega se despertara. 

Cuando Quin lo hizo,  sintió un poco de miedo al ver a ese alfa tan serio que lo veía fijamente.

Quin ya de por sí tenía malas experiencias con alfas, con decir que más de uno lo había tocado sin su consentimiento. El Omega no sabía lo que este tipo le pudiera hacer a él. Hades suspiró con pesadez para después preguntarle quien era y cómo había acabado en su carreta. Quin suspiró mientras veía atento al sujeto.  El Omega empezó a decir que él mismo se había metido ahí porque ya no soportaba que su padre (el rey) le diera su cuerpo a cualquiera cómo recompensa. El rey de Lianhua tenía la mala costumbre de dejar que cualquiera que le agradace ó le hiciera un favor tocase a su  hijo Omega. El Omega de la recompensa le decía.

Hades abrió los ojos como platos al escuchar tal barbaridad, no podía creer lo que escuchaba, el albino no podía creer que había un padre tan despreciable cómo ese. Quin pestañó, solamente para decirle a ese alfa que no se preocupara, qué se iría y seguiría con su camino en la mañana. Hades asintió, para después invitarlo a su pequeña casa a comer algo.

A la hora de la cena, se  sentaron en una mesita de madera. Unas cuántas velas se encontraba en el interior de unas tazas de barro.  Adamas y Poseidón no podían apartar la mirada de ese sujeto tan bien vestido, ese Omega era demasiado hermoso; digno de ser el príncipe que decía ser. Poseidón incluso llegó a sentir algo de envidia por él, ya que según el rubio; Quin incluso era mucho más bonito que él.

Adamas por otra parte esperaba que Hades dejara que Quin se quedara con ellos. El cabello rojo había estado escuchando su conversación a escondidas; incluso llegó a sentir rabia por lo que Quin había tenido que pasar.

Cuando llegó la hora de dormir, Hades mandó a Quin a dormir con Poseidón  a su habitación en lo que él se quedaba en la cocina contando las monedas de oro que  acababan de ganar.

Los tres hermanos eran unos caza recompensas. Eran contratados tanto por los reyes de los reinos vecinos cómo por personas a lazar, completaban pequeñas misiones o atrapaban bandidos para después cobrar una recompensa por ellos. El alfa suspiró profundamente, por lo menos les habían pagado suficiente para poder comer bien por algún tiempo.

El alfa ya estaba listo para dirigirse a su habitación, cuándo en eso, Adamas apareció en el lugar, Hades lo vió fijamente, sabía que Adamas quería hablar algo con él. El pelo rojo no le apartó la vista a su nuevo invitado durante la cena.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no estás durmiendo? —cuestionó. Adamas soltó un suspiro para después sentarse en la mesa.

—¿En serio vas a echarlo? Así nada más… allá a fuera es muy peligroso, y más si eres un Omega —añadió. Hades también se sentó. Comprendía su preocupación, pero Quin era un príncipe, si llegaba a oídos del rey de Lianhua que ellos tenían a su hijo sin duda serían asesinados. 

—No es nuestro problema —agregó serio. Aunque también estaba preocupado por el joven, el albino solamente tenía la obligación de cuidar a sus hermanos menores; se lo prometió a su padre cuando murió —. ¿Por qué estás tan preocupado? ¿Acaso te gusta ese Omega? —Adamas frunció los labios, diciendo que eso no era así.

—Me ofenden tus acusaciones. Solamente estoy siendo empático con él, o dime tú ¿Cómo te sentirías si un día Poseidón se encontrase en la misma situación? ¿Eh? ¿No te gustaría que alguien lo ayudase? —¿Por qué Adamas tenía que meter a su hermanito en esto? Claro que le gustaría que alguien lo ayudase. El alfa mayor suspiró con pesadez.

—¡Bien! ¡Lo consultaré  con la almohada y ya veré qué hacer! Pero eso sí, no prometo nada.

Adamas no muy contento con su respuesta se retiró a dormir.

A la mañana siguiente, Quin bajó las escaleras, y para su sorpresa se había encontrado con el albino  sentado en una silla que lo veía fijamente. Después de pensarlo tanto, Hades aceptó que Quin se quedase, ya que, para iniciar era demasiado peligroso allá afuera y Quin no duraría vivo ni un día. El alfa solamente esperaba no equivocarse, de lo contrario, sus hermanos podrían estar en un grave peligro. Quin le sonrió y se acercó a él para agradecerle su hospitalidad y despedirse. Grande fue su sorpresa al escuchar al alfa decir que podía quedarse si quería.

—Espera… ¿Qué has dicho? —cuestionó aún incrédulo.

—Lo que has escuchado. Si deseas y no tienes a donde ir puedes quedarte con nosotros —mencionó —. Aunque claro, no sería gratis, tendrías que ayudarnos en una que otra cosa… —añadió. Quin asintió, estaba encantado con la idea, ya que él sabía perfectamente que no duraría ni un día allá afuera y sería atrapado y profanado por un alfa.

—Me encantaría, señor.

—No me llames señor —agregó para después pararse de la silla, Hades caminó hacia el hermoso omega de cabello negro—. ¿Sabes cocinar?— preguntó. Quin negó de inmediato.

—No, cómo uno de los principes de Lianhua nunca tuve que hacer eso en mi vida, mis criados lo hacían por mí.

—Bueno, pues será mejor que te vayas borrando esa idea de la mente. Aquí no serás tratado de esa manera  tan delicada —agregó.

Ni Hades ni sus hermanos habían tenido una vida fácil, para iniciar, unos bandidos habían entrado a su casa hace años y habían raptado a su madre y asesinado a su padre. Ellos se salvaron porque su padre alcanzó a ocultarlos en un pequeño escondite que tenían en su pequeña casa. Desde entonces, él se había hecho cargo de sus hermanos menores. Quin asintió, cualquier cosa era mejor que estar en su palacio siendo sometido por cualquier alfa.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora