Coraje.

445 54 6
                                    

Belcebú gruñó mientras barría con fuerza con esa escoba de paja, se supone que él debería de haber ido a la siguiente misión que tuviesen Hades y Adamas, pero no, al parecer Hades creyó que sería mucho mejor llevarse a ese molesto sujeto que no estaba bien preparado. Es decir, Sasaki aún no había podido hacerle frente a Hades. Sin mencionar que, no sabía usar una espada correctamente, pero no, Hades decidió que ya era su momento. Y para colmo,  el Omega que sí los acompañó; fue Poseidón.

Belcebú estaba muy enfadado, eso había sido tan injusto ¿Por qué Poseidón si podía ir con ellos y él no? ¿Por qué se tenía que quedar a cuidar a Qin y a ese bebé que ya había nacido?  Es decir, si hubiera salido con Hades y Adamas por lo menos podría dormir cómodamente; bueno, a la intemperie; pero dormiría algo.

Desde que Quin dió a luz; tenían que escuchar los sollozos de ese pequeño bebé. El bebé de Qin era lindo, de ojos violetas y cabello negro, pero Belcebú de verdad amaba dormir sobre todas las cosas; y con ese pequeño aquí, eso no pasaría. Apenas había dormido dos horas, sin mencionar que tenía un día atareado, Qin no hacía nada más que cuidar a ese pequeño bebé, es mas, ni siquiera salía a buscar su comida.

El cabello negro hacía esto, hacía lo otro, y encima debía seguir entrenando sólo porque no quería que Poseidón lo superase.

Belcebú apoyó la escoba de paja en la pared de madera y entró a la cocina. El cabello negro se  acercó a una de las mesas del lugar, tomó una botella de vidrio y le quitó el corcho para después darle un sorbo. Cuando pensó que se podría sentar a descansar; lo escuchó; escuchó ese molesto sollozo de bebé en la parte de arriba. Belcebú gruñó ¿Acaso Krinos no se cansaba de llorar toda la noche y todo el día?

El Omega colocó un vaso de barro con agua y un plato de barro con unos panes encima de una bandeja de madera. Es hora de que Qin desayunara.

Belcebú  salió de la cocina y comenzó a subir las   escaleras.

—Buenos días, Beel… —sonrió felizmente mientras sostenía al bebé cerca de su pecho, lo estaba amamantando. Aunque sonreía, se notaba que no había dormido muy bien en estos días, esto de la maternidad ya no le estaba gustando ¿Quién diría que era tan difícil?. Su pequeño no lo dejaba dormir, siempre estaba llorando por todo; si tenía hambre, si tenía calor, si se había hecho del baño. Siempre sollozaba, y era demasiado ruidoso, tanto que Hades decidía salirse de su habitación para irse a dormir al jardín bajo las estrellas.

Belcebú suspiró con pesadez, justamente por eso, nunca quiso tener hijos, bueno, no por ahora. El Omega se acercó a la cama de Qin y colocó la bandeja sobre la sabána.

—¿Siempre llora por todo? ¿No es así? —acercó su rostro al bebé que ya se había quedado dormido en los brazos de su madre. Qin asintió, para después acostar lentamente al bebé a su lado, con mucho cuidado de no despertarlo. 

—Nunca nadie me dijo que esto iba a ser tan difícil —añadió mientras se bajaba su camisa de algodón de color rojo. Y  Belcebú colocó la bandeja de madera sobre su regazo —. Lo lamento, Beel. Sé que dije que nos íbamos a repartir las tareas pero…

—No te preocupes… —exclamó al sentarse en la orilla de la cama —. Está bien.

Qin le sonrió dulcemente.

—También lo siento por no dejar que duermas… —habló mientras tomaba el pan y le daba un mordisco, para después darle un sorbo a su vaso de barro —. Y porqué no  pudiste ir con Adamas y en su lugar te hayas quedado a cuidar de mí.

—Ya dije que está bien —repitió, aunque en su interior si le molestaba no haber podido ir.

—¡No! ¡No! ¡Ayuda! —gritó Sasaki mientras corría rápidamente por su vida, unos sujetos lo estaban persiguiendo con unas afiladas espadas y él no tenía como defenderse. El cabello negro rápidamente se acercó a un árbol y lo comenzó a trepar cómo si su vida dependiera de ello (aunque de hecho si era así).

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora