De regreso a casa.

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—Bien ¿Y ahora qué? —cuestionó Belcebú mientras le estaba dando una manzana roja al corsel blanco de Poseidón. Ahora y por el momento ambos cabellos negros se encontraban en la galera que Hades y Adamas le habían hecho a sus caballos. El caballo blanco se acercó a la mano del ojos negros y le dió una mordida a la manzana.

—Ya hicimos todo lo que nos pidió… bueno, hice… —añadió, ya que  al estar embarazado, Qin no podía hacer tareas pesadas —. Entrené con su arco y flecha. Lavé un poco de ropa y corté la leña para cocinar… incluso estoy alimentando a su molesto caballo… no es personal tormenta, tú si me agradas… —exclamó al ver cómo el corsel blanco se le había quedado viendo fijamente mientras paraba de masticar. Después de escuchar aquellas palabras, Tormenta siguió masticando su deliciosa manzana roja.

—Bueno, por lo que recuerdo, eso era todo… —habló Qin con una enorme sonrisa —. Anda, no te desanimes… lo haz hecho bastante bien, y en cuanto nazca el bebé nos repartiremos las tareas… —animó. Belcebú suspiró con pesadez, por lo menos Qin estaba aquí para consolarlo.

—Bien, y que hiciste de comer, me muero de hambre.

—Sopa de pollo.

—¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?! —toda la semana había comido lo mismo, esto ya era cansado incluso para su paladar.

—Es lo único que sé cocinar, Beel. Sin mencionar que… Poseidón está enfermo ¿Haber…? ¿Qué es bueno para los resfriados? ¿Eh? ¿Qué es bueno para cuando tienes esa molesta fiebre que no te deja en paz?

—Morir…

—¡Sopa de pollo!

—Quiero decir, sí, sopa de pollo —rió nerviosamente ante la mirada de extrañeza que Qin le ofrecía —. De acuerdo… pero en cuanto Poseidón se mejore, yo cocinaré… —exclamó, honestamente, no le gustaba la sopa de pollo, él quería comer algo diferente y delicioso. A lo mejor, Adamas estaría comiéndo algo delicioso justo en estos momentos.

—¿Tenemos pan? —Habló Hades al voltear a ver a Adamas, gracias al cielo el agua y había bajado y ellos por fin se bajaron de la rama de ese árbol tan alto.

Adamas registró su pequeño morral de lana negra, lastimosamente, todo su pan se había deshecho con el agua.

—Lamento decirte esto, hermano… pero no hay pan, ni nada comestible… tal vez en los caballos haya… ¡Oh, por los cielos! ¡¿Dónde están los caballos?! ¡El agua también se los llevó! —exclamó aterrado, café era su mejor amigo ¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta con él?

—Rélajate. Ciruela y Café están bien… —añadió mientras comenzaba  a caminar, ayer cuando comenzó a llover dedujo que el agua del río saldría y arrastraría todo lo que se encontrase, por ello, había llevado a sus adorados caballos a una colina y le había pedido a Adamas que trepase la rama de un árbol. Solo esperaba que el agua no los haya alcanzado ni sus caballos se hayan movido de lugar —. Los llevé a una colina, sólo espero que no se hayan movido.

Adamas sonrió, menos mal, su hermano era siempre precavido.

—¿Y por qué no me llevaste contigo cuando los pusiste en la colina? —le cuestionó.

—Tenías que experimentar tu primera inundación —habló sin voltear a verlo mientras seguía caminando por el bosque.

—¿Y Bien? ¿Cómo está la hermosa flor de primavera que me deslumbra con su sola presencia? —añadió un alfa de cabello negro mientras entraba a la habitación con una bandeja de madera en manos. En dicha bandeja llevaba un tazón de barro con sopa de pollo y un vaso de barro con agua.

Poseidón qué estaba acostado en la cama no contestó, tan sólo se limitó a sonarse la nariz con el trapo viejo que tenía.

—Lleno de gérmenes… —exclamó mientras tiraba el trapo sucio al suelo —. ¿Puedes abrir la ventana? Tengo mucho calor.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora