Molesto.

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—Hola, mi bella florecita de la primavera… —exclamó ese sujeto al lado de él. Cuando el entrenamiento acabó, el rubio decidió sentarse debajo de uno de los manzanos y darle una mordida a su fruta. Pero claro, no contaba con que ese maldito los seguiría y vendría aquí a arruinarle el día —. ¿Cómo estás? ¿Cómo amaneciste? —añadió al sentarse junto a él. Al parecer el sujeto traía una cesta con él —. ¿Qué? ¿El gato te comió la lengua? —exclamó al ver cómo su rubio bonito lo fulminaba con la mirada mientras tenía una manzana en la mano.

—¿Qué mierda haces aquí? —soltó, odiaba y despreciaba a ese sujeto. Incluso ya se había prometido jamás casarse, los alfas le parecían de lo más repugnante —. ¡¿Acaso quieres que te dé una paliza cómo la del otro día?! —amenazó.

Sasaki sonrió, aunque su omega era demasiado arisco, aún así le parecía muy bonito y no lo haría cambiar de parecer sin importar que ese ojos azules tratara de matarlo otra vez.

—Oh, vamos… —habló a su lado —. Vengo en son de Paz… no hace falta que te pongas agresivo —le ofreció la cesta marrón que tenía en las manos, en su interior habían un montón de lirios amarillos —. ¿Qué tal? ¿Eh? ¿Te parecen bonitos? —le cuestionó mientras sacaba uno y se lo ofrecía —. Yo mismo los recogí del prado en el que estoy trabajando. Son amarillos y bonitos como tú —acercó uno a su nariz, y el rubio de inmediato estornudó en el momento en el cuál los pétalos amarillos hicieron contacto con sus fosas nasales.

Y no, los estornudos no cesaron, Poseidón estornudó y estornudó. El rubio comenzó a rascarse la piel de su cara, sentía comezón y un ardor. Quin y Belcebú que estaban a la distancia apreciaron a lo lejos como al hermoso rostro de Poseidón le salían unas cuantas manchitas rojas. Al parecer el ojos lapislázuli era alérgico a los lirios.

—¡Maldito! ¡Maldito! —gritó mientras se seguía rascando, le picaba y mucho, esto jamás le había pasado, no excepto cuando era un niño. Poseidón de manera apresurada se levantó del pasto.

El alfa muy preocupado tanto por ver la hermosa cara de Poseidón cómo por sus insultos también se levantó.

—¡Oh! ¡Lo lamento tanto! ¡Perdóname! Dime qué puedo hacer para que te baje la hinchazón… —trató de acercarse a él para confortarlo y consolarlo; ya que Poseidón se veía más molesto de lo normal. El rubio tensó la mandíbula y lo fulminó con la mirada.

—¡Qué desaparezcas de mi vista! —alegó. Después de decir aquello, se acercó al par de Omegas inservibles que estaban a la distancia viéndolos como los entrometidos que eran —. ¡Y ustedes…! —se seguía rascando el rostro —. ¡Vámonos!

—¿Estás seguro de que estará bien? La hinchazón aún no ha bajado —habló Qin después de entrar a la cocina. Cuando llegaron a casa, Poseidón fue corriendo a su habitación y se encerró, aunque no le quiso abrir la puerta ni a Belcebú ni a Qin, Belcebú tenía sus propios métodos para abrir la puerta, empezando por qué Adamas tenía una copia de la llave de su hermano menor.

—¿Y qué quieres que haga? —habló Belcebú al voltear a verlo mientras dejaba el cuchillo de lado —. No sabes que tiene, ni como detenerlo. Sin mencionar que, se niega a ser ayudado —añadió, para después regresar la vista a la mesa de madera en que estaban picando los vegetales.

—Pero no podemos dejar que se muera… —comunicó, aunque él no le agradaba a Poseidón; eso no significaba que sentía lo mismo por Poseidón, el rubio le caía bien, sin mencionar que ¿Qué le iba a decir a Hades cuando regresara? ¿Qué ese campesino envenenó a Poseidón y ellos no hicieron nada para ayudarlo?

—Trató de matarte con una flecha —habló sin voltearlo a ver —. Sin mencionar que… siempre nos está diciendo: "Par de inútiles hagan esto" "par de inútiles hagan lo otro" "par de inútiles pónganse esta manzana en  la cabeza para que pueda matarlos y deshacerme de ustedes de una vez por todas" —sonrió—. Sí, definitivamente es nuestro mejor amigo… —añadió al terminar de cortar en pedacitos las zanahorias.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora