Misión fallida.

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—¿Así que, son los caza recompensa? —añadió un alfa mayor, era un noble. El sujeto había mandado a traer a los mejores caza recompensas del reino. El sujeto había perdido a su nuevo esposo recientemente y no sabía nada al respecto. Adamas y Hades asintieron diciendo que no había problema que no pudieran resolver. El mayor sonrió satisfecho, por lo menos tenía la seguridad de que encontrarían a su Omega —. Bien… ¿Les parece bien 200 monedas de oro? —cuestionó. Ambos  hermanos asintieron. El hombre pestañó para después darles un adelanto a los caza recompensa.

Hades suspiró con pesadez y sellaron el trato con un apretón de manos. Adamas notó a su hermano un tanto distraído y sabía perfectamente el porque, el albino aún estaba pensando en lo que había sucedido hace unos días. En defensa de Hades  lo había hecho en contra de su voluntad y no  lo  podía evitar, cuándo un alfa  estaba en celo era alguien incontrolable. Hace unos días, el pelirrojo se topó con una escena un tanto increíble; cuándo entró a la habitación de su hermano mayor para avisarle que saldrían en unos días a trabajar;   quedó demasiado sorprendido y avergonzado al ver la escena, su hermano estaba en su cama y a su par  estaba ese  hermoso Omega  que se habían encontrado en su carreta.  Adamas no lo podía creer, no sabía que a su hermano le gustara Quin. Pero aunque se moría de curiosidad por saber qué clase de relación tenían, decidió no preguntarle nada al respecto por la incomodidad.

Y por supuesto que la mente de Hades seguía pensando en eso, cuándo el alfa abrió los ojos esa mañana, se topó con la sorpresa de que por su celo había tomado al Omega sin querer. El alfa estaba molesto consigo mismo; tomó y marcó a un omega. Y aunque trató de pedirle perdón al Omega por esto, Quin actuaba demasiado calmado; diciendo que todo estaba bien y que no se preocupara. Los siguientes días fueron un poco incómodos para Hades; cada vez que se encontraba a Quin trataba de ignorarlo.  Hades tenía que estar preocupándose de otras cosas, no de formar una relación.  No es que Hades fuese malo; es que sus hermanos y buscar comida eran su prioridad.

Aunque claro, Quin se había sentido triste por ello, aunque Hades era oficialmente su alfa, se notaba que no lo quería, siempre que el Omega intentaba ser atento y servicial con él, Hades hacía cómo que no existía y se iba a otro lugar.  Pero Quin sabía  que tal vez Hades no quería que su Omega fuese uno que ya había pasado por más de un alfa; sin importar que fuese un príncipe de sangre pura.

Después de horas de estar buscando en el reino al quinto esposo de ese noble, Adamas y Hades se sentaron en una enorme roca. Aún no tenían una idea de donde pudiera estar ó quien lo pudo haber raptado. Lo normal era pensar en maliantes; ellos siempre robaban omegas y los vendían en burdeles. Lo único que tenían de él, era un pequeño retrato dibujado por el mismo noble.

Lo primero que se le ocurrió a Hades fue ir de burdel en burdel a buscar a un omega que se pareciera al que tenían en la hoja de papel. Y eso fue justo lo que hicieron. Pero nada, no había ningún Omega igual.  Según el noble, un día volvió del trabajo y cuando se dirigió a la habitación de su quinto omega; este no estaba. El sujeto se enojó tanto que incluso castigó a la servidumbre y al resto de sus omegas por no estar más al pendiente de su Omega favorito.

Así que, después de un día agotador y sin tener una sola pista, ambos decidieron que pasarían la noche en el bosque. Hades se cruzó de brazos ¿Dónde podría estar ese Omega?  Era cómo si se lo hubiera tragado la tierra ó se hubiera ido a otro reino. Adamas solamente se limitó a preparar algo para comer, habían estado de aquí para acá todo el día. Cuando el alfa se dispuso a hacer una fogata, escuchó unos pequeños ruidos que venían  de uno de los arbustos que tenía cerca. Tanto Adamas cómo Hades se tensaron por instinto. Había alguien al rededor, alguien que los estaba observando. 

El albino no lo pensó dos veces y de inmediato tomó su espada para después acercarse lo más rápido que pudo al arbusto. Grande fue su sorpresa al apartar el arbusto, había un Omega ahí, y lo más extraño es que era el mismo Omega que estaban buscando. Hades de inmediato frunció los labios para después dejar de apuntarle con su espada. Belcebú se asustó al ser sorprendido por este sujeto que lo apuntaba con su arma filosa, pero se calmó al ver que la alejaba de él . El Omega había olfateado comida y por ello se acercó, con algo de suerte podría robarle un poco a esos sujetos, pero no contaba con que ellos fueran más precavidos. 

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora