Lluvia.

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—¿Ves? Te lo dije, debimos haber dejado que se muriera, de todos modos su rostro regresó a la normalidad —añadió un ojos negros acostado junto a otro Omega de cabello negro. Ambos Omegas estaban en la habitación de Hades, con nada más que una vela iluminando la habitación.

—No digas eso Beel…  Poseidón es nuestro cuñado. Además estoy seguro de que él habría hecho lo mismo por nosotros… —añadió mientras se ponía el brazo izquierdo sobre la frente. El Omega de ojos negros Suspiró con pesadez.

—Si tú lo dices… —murmuró—. Hades se va a volver loco cuando se entere de que trepaste hacia la ventana de tu antiguo castillo  y robaste un libro de tu biblioteca familiar—sonrió de manera tenue.  Qin quitó el brazo de su cara,  y lo volteó a ver con los labios entre abiertos —. Pero no te preocupes, no le diré nada… —añadió al notar la preocupación en el rostro de  Qin, desde que llegó aquí, ese Omega se había portado muy bien con él y a él también le agradaba; muy a diferencia del rubio que se la pasaba insultándolo en su diario.

—Menos mal, Beel —volvió a  colocarse el brazo de nuevo en la frente —. Me pregunto… ¿Qué harán esos dos…? —su vista estaba clavada en el techo —. ¿Escuchas eso? Creo que está lloviendo.

—¡Hermano! ¡Hermano! —gritaba un pelo rojo mientras era arrastrado por la corriente del río, ambos estaban en una misión de atrapar a un bandido muy  buscado en el reino de las rosas. Cómo era costumbre en ellos, se fueron a acampar en el bosque, pero ellos no contaban con que llovería y el agua del río saldría.

Hades sentado en una rama chasqueó la lengua, le había dicho a Adamas que no se moviera de donde lo había puesto.

—¡Comiencen a caminar! —habló Poseidón después de abrir la puerta de una patada. Ahora que estaba lloviendo, debían aprovechar para juntar esa agua ya que era escasa, y así no tendrían que estar acarreando agua del río ese al que se iban a bañar por las tardes.

Belcebú con la frente arrugada se sentó en la cama.

—¿Sabías que existe algo llamado: "tocar antes de entrar"? —fulminó con la mirada al rubio que estaba parado enfrente de la puerta.

—¿Y sabías que hay algo llamado "no me importa y vengan aquí?—lo vió fijamente, no le gustaba en lo absoluto la actitud que ese ojos negros tenía con él.

—¿Qué sucede Poseidón? ¿Aún te sientes mal ó algo así? ¿Te gustaría un té? Beel con mucho gusto lo puede preparar… —habló Qin mientras se sentaba sobre la cama.

—¡Oye! —habló Belcebú al ver que Qin estaba decidiendo por él.

—No. Nada de eso —habló —. Está lloviendo y Hades tiene la costumbre de juntar el agua de lluvia para nuestras necesidades básicas, cómo bañarnos y lavar vegetales—vió fijamente al par de cabellos negros —. Creo que cómo estás embarazado, no puedes ser de mucha ayuda… pero tú —vió a Belcebú—. Ven aquí… me ayudarás a sacar unos cuantos cazos para que junten agua. Así que, andando —habló de manera seria mientras lo veía fijamente.

Belcebú bufó, Odiaba que ese maldito rubio lo obligara a hacer cosas, pero tristemente era parte del acuerdo que tuvo con esos dos alfas, ellos le dijeron muy bien que no le darían una vida cómoda ni lujosa, sería una vida llena de carencias y trabajo.  Belcebú de mala gana se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia ese sujeto.

—¿Tu novio también nos va a ayudar? —alzó la vista y vió fijamente a Poseidón. El rubio de inmediato arrugó la frente y comenzó a alterarse ¿Qué había dicho ese Omega insolente? ¿Que ese campesino molesto era su novio?

—¡Chicos, chicos! —Qin corrió rápidamente hacia ellos y trató de separar las manos de Poseidón del cuello de Belcebú —. ¡Basta! ¡Poseidón, no! —ese sujeto le apretó tan fuerte el cuello que ya no podía respirar, el Omega de ojos negros clavó sus uñas en las manos del rubio para que lo soltara —. ¡Qué  lo sueltes! —exclamó Qin aterrado por ver el estado de Belcebú, el rostro del ojos negros se había puesto violeta.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora