Impredecible.

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Poseidón apreció cómo ese alfa campesino le ofrecía un ramo de  flores; el rubio de inmediato las rechazó y las tiró. Desde lo sucedido hace algunos días, ese molesto alfa de  cabello negro venía a visitarlo a su casa todas las noches, con el pretexto de que era el Omega más bonito que había visto en su vida, claro que esto molestaba a Poseidón, y no solo a él.

Hades frunció el ceño al ver a este tipo de nuevo en su casa, el albino con mucho gusto lo sacaría a patadas otra vez. En defensa de Sasaki, se enamoró a primera vista del rubio; por ello, no importaba cuántas veces ese albino lo echase de la casa, ni le molestaba que su Omega fuese agresivo con él, él siempre volvería.

—¡Vete de una vez y no regreses! —añadió el ojos morados al echarlo nuevamente, Hades  jamás dejaría que un alfa cómo ese se casara con su hermano menor.

Sasaki sonrió al caer en el suelo, algún día lograría ganarse el corazón del Omega y lo haría su esposa.  El campesino se levantó diciendo que vendría mañana con más flores para la futura madre de sus hijos, esto claramente hizo enfurecer a Poseidón, quien no dudó en salir con una cubeta de madera a echarle agua al tipo ese.

Quin sonrió al entrar a la habitación de su alfa, después de algunos días, Hades ya no se portaba  tan indiferente con él, con decir que hasta lo dejaba dormir con él, y eso era porque el Omega le había dado una noticia inesperada. Quin estaba embarazado, y aunque el alfa al principio no quiso tener nada con este Omega (aunque estuviera marcado); terminó cediendo por el bebé. Ya que si un Omega marcado estaba embarazado y no recibía las atenciones de su alfa; perecía.  Aunque Hades al principio no había querido tener nada con él; ya que tenía demasiadas responsabilidades cómo para tener más, decidió darle una oportunidad. Y por supuesto, Quin trataba de cooperar, al omega no le gusta mucho molestar a su alfa cuando tenía antojos; sabía que Hades tenía muchas cosas que hacer, por ello cuando se le antojaba algo, siempre trataba la manera de buscarlo por su cuenta.

Hades abrió los ojos lentamente al sentir cómo Quin se había vuelto a acostar en su cama, el Omega se había levantado sigilosamente hace un rato y había salido de su habitación. Y por supuesto que Hades lo siguió, solamente para toparse con la sorpresa que su omega se había metido al bosque a recoger y comer manzanas y paternas. El alfa lo comprendía, Quin era tan considerado que no lo quiso molestar para ir a traerlas.  Después de ello, Hades regresó antes a la habitación y se acostó. Tal vez debería recoger más manzanas mañana para su Omega. 

—¿Saliste? —cuestionó mientras le daba la espalda a su Omega,  un leve sonrojo se hacía presente en las mejillas de Quin ¿Hades se dió cuenta de su ausencia?

—Si, tenía un poco de sed… —agregó, Hades soltó una risita burlona. Su omega era mal mentiroso.

—¿De verdad? ¿Tanta era tu sed cómo para entrar al bosque a media noche? —esto solamente hizo sentir más avergonzado a su Omega, Quin suspiró con pesadez para decirle que a mitad de la noche se le habían antojado un par de manzanas y como no lo quería despertar porque Sabía que estaba cansado decidió ir él mismo.

—Comprendo —agregó al voltearse y ver a su omega cara a cara—. Pero el bosque es un lugar demasiado peligroso —añadió, el sonrojo de Quin se hizo más grande. El Omega estuvo todo este tiempo esperando a que su alfa le dijera eso —. Por favor no vuelvas a salir así… —el Omega sin duda estaba demasiado avergonzado.

Hades apreció cómo su Omega muy sonrojado se tapaba la cara con la sábana, esto le hizo gracia y no pudo en evitar tomar la mano de Quin para besarla.

—Eres demasiado cruel… —añadió, antes Quin  quiso esta atención por parte de Hades, y ahora que la tenía se quería morir de la vergüenza. Hades apartó las sábanas de la cara de Quin para después besar su frente, tener pareja ya no sonaba tan mal para el albino, las expresiones faciales que Quin hacía cuando estaba avergonzado le resultaban enternecedoras y bastante lindas.  Su Omega parecía un tomate en este momento —. Hades, ya es tarde —agregó al sentir como su alfa lo iniciaba a besar, no es que a Quin le disgustase, es sólo que mañana tenían un largo día. 

A la mañana siguiente, Todos se levantaron, siguieron con su rutina de siempre: desayunaron, entrenaron y se pusieron a recoger manzanas para los antojos de media noche de Quin.

Belcebú suspiró con pesadez al ver a lo lejos cómo ese pelo rojo se le quedaba viendo, conocía bastante bien esa mirada, sabía que Adamas gustaba de él, y a decir verdad al Omega también le parecía atractivo, sin mencionar que Adamas le había salvado la vida al dejar que los acompañara a vivir en su hogar. Adamas apartó la vista al percatarse de que Belcebú se había dado cuenta de que lo estaba observando, maldición, había sido muy obvio. Sí, sin duda estaba enamorado de este Omega pelinegro, Belcebú le parecía muy bonito, sin mencionar que era el único amigo que tenía.  Además de que aprendía muy rápido, en el entrenamiento de hoy, Casi lo vence, aunque le faltaba táctica.

—¿Se puede saber que tanto me ves? —agregó al estar cerca del pelo rojo, Adamas de inmediato sintió sus mejillas arder. Sólo esperaba no haber incomodado mucho a Belcebú.

—¿Y-yo? No, no estaba… —era un manojo de nervios. El alfa jamás había tenido pareja ó si quiera había cortejado a un Omega, no sabía que hacer ó como confesar sus sentimientos. Belcebú sonrió para después acercarse más a él.

—¿Te gusto, no es así? —mencionó con una sonrisa maliciosa en su rostro, le encantaba provocar, y más si era con un tipo así de "agradable" como Adamas, Adamas era distinto a su anterior amo, él era dulce y considerado, y eso le fascinaba. Sin mencionar que, le daba la sensación de que nunca le haría daño. Adamas se tensó ¿Había sido muy obvio? Se maldecía por no poder ser igual que sus hermanos de discretos.

—¡¿Qué?! No… ¡Digo! ¡Sí! —el pelo rojo estaba entrando en un conflicto en este momento, por un lado le avergonzaba admitirlo, y por otro no quería ofender ni herir sus sentimientos. Belcebú se le hacía muy bueno y no quería lastimarlo, sin mencionar que no sabía si su hermano aceptaría que él también estuviera en una relación . Es decir, aunque el albino tuviera un Omega embarazado, sólo había ocurrido por un accidente, sabía que la comida era escasa y no había mucho espacio en su casa —. ¡No quiero decir que no seas atractivo! ¡Es solo qué!  —un beso lo interrumpió, Adamas se quedó sin palabras ¡¿Belcebú lo había besado?! ¡No, no podía ser! Debía de ser un sueño, y uno bastante agradable. 

—También me gustas… —susurró en su oído, haciendo que el alfa se sonrojara aún más.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora