Pelea.

532 49 17
                                    

—¡No! ¡Ya no! ¡Basta! —gritó un pobre alfa de cabello negro mientras era tumbado al suelo y golpeado por ese albino aterrador. Era su segundo día de entrenamiento, y ya no podía con esto, esto de querer mucho a Poseidón sin duda le estaba doliendo, y más en la cara. Ese maldito albino siempre lo golpeaba en su bello rostro.

Belcebú rió suavemente al ver la escena, Hades estaba sometiendo a Sasaki y le estaba dando una golpiza. Pero aunque le encantaría ver el espectáculo, no tenía tiempo, ayer había pasado la noche con Adamas, y aunque fue una noche mágica para él, ahora mismo estaba en problemas, tenía que buscar una de esas plantas anticonceptivas para evitar embarazarse; no quería que ese maldito albino se enojara con él por haber "llevado a su hermano a la cama" sin mencionar que, en la cabaña no había mucho espacio que digamos. No quería que ese maldito rubio gruñón lo llámase estorbo igual que a Qin.

Así que, mientras Hades estaba distraído comenzó a caminar más allá del bosque ése. Era un día soleado y la suave brisa hacía contacto con su rostro.

Poseidón gruñó al ver cómo su novio estaba recibiendo una paliza por su hermano. Aunque no le gustaba en lo absoluto que su hermano lo lastimara; sabía perfectamente que Sasaki tenía que aprender a defenderse por su cuenta. Sin mencionar que, ahora que su hermano estaba distraído, debía conseguir Artemisa para evitar un embarazo, no quería volverse igual de inútil cómo el maldito bueno para nada de Qin.  Así que mientras Adamas estaba sentado debajo de un manzano durmiendo; decidió caminar más allá del bosque.

Después de un rato de estar caminando por el interior del bosque; encontró lo que tanto buscaba; muy a diferencia de sus hermanos; él usaba su tiempo libre para leer; por ello sabía de varias plantas tanto anticonceptivas cómo para evitar su celo. Artemisa estaba del otro lado de ese arroyo. Poseidón saltó sobre las piedras que estaban en el interior del arroyo para llegar del otro lado. Por fin. En cuanto llegase a casa; prepararía un té con dicha planta, aunque claro,  sería en secreto de sus hermanos.

Cuando se agachó para tomarla, otra mano también tocó las verdes hojas de su Artemisa. Poseidón arrugó la frente al ver que la maldita mano de Belcebú estaba tocando su planta medicinal. Belcebú también había recorrido todo el bosque por esta planta.

—¡Quita tu mano de mi Artemisa! —habló entre dientes mientras lo fulminaba con la mirada. Belcebú bufó, sólo había una planta y no dejaría que este tipo se la llevara.

—¿Tuya? No veo tu nombre escrito en ella —lo vió fijamente —. La planta tiene bastantes hojas, tomemos la mitad y deja de fastidiar —aunque no le agradaba el rubio gruñón, no quería tener un conflicto con él por el momento, no cuando aún estaba en proceso de su entrenamiento, se notaba que Poseidón lo superaba tanto en fuerza como en agilidad.

Poseidón gruñó, no, ni hablar, él vió la planta primero, no iba a dejar que ese maldito Omega de cabello negro se quedara con la mitad de las hojas. Además, tenía pensado seguir experimentando de esas agradables sensaciones con Sasaki más adelante, así que es muy probable que pudiera  estar tomando té de Artemisa por los siguientes días.

—¡No! ¡Y suéltala! —exigió, no quería golpearlo; ya que eso atraería la atención de su hermano y no, es lo que justamente estaba tratando de evitar.

—¡No! —habló, no iba a quitar su mano de esa planta, la necesitaba para evitar un embarazo que no quería y que muy probable le fuera a estorbar, el Omega aún no estaba listo para ser madre, aún era muy joven, sin mencionar que se quería ir con Adamas a esas misiones peligrosas de las que tanto hablaba.

—¡Qué la sueltes! —y dicho esto, dirigió su puño hacia el rostro del Omega, Belcebú gruñó y soltó la planta, es todo, si ese maldito Omega iba a ser así de malo y egoísta; él también podría jugar a ese juego.

Inevitable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora