Capítulo XVIII: Despertar

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Sophia

Despierto en una habitación desconocida, no entiendo dónde me encuentro y me asusto comenzando a gritar su nombre arrancándome los cables que tenía conectado a mi cuerpo.

Pero cuando Sanem aparece en mi campo de visión llamando mi atención logro tranquilizarme y dejar que vuelvan a conectarme todo nuevamente. Me comienzan a hacer análisis de todo tipo y yo solo ruego que terminen de una vez para saber de él, quiero saber donde mierda está.

Mi mente no recuerda todo pero sí repite la voz de Eros hablándome asustado. Al principio creí que se trataba un sueño. Aunque tal vez lo fue, no lo sé aun.

Quiero que me dejen sola con Sanem porque estoy segura que ella sabe algo sobre él. Pero eso no sucede ya que cuando por fin terminan de revisar absolutamente todo mi estado mis padres llegan.

—¡Mi niña! —vocifera mamá acercándose a mí para abrazarme fuerte, demasiado fuerte tendiendo en cuenta que aun me duele todo.

—Despacio cariño —expresa papá.

—Mamá yo también te extrañé pero me duele mucho todo.

—Lo siento cariño —dice soltándome.

—Hola mi niña —papá se acerca y besa mi frente suavemente.

La puerta se abre y Christopher entra a mi habitación con un oso panda enorme en sus manos.

—¡Hola hermanita! —sonríe feliz.

—Ven y abrazame idiota — expreso emocionada.

Se acerca a mí y me abraza.

—Te eché de menos Chris.

Hace meses que no veo al idiota de mi hermano, desde que regreso a Nueva York, para terminar sus estudios.

—Y yo a ti Sophie —se separa de mí y me pasa el oso— sabes...

—¿Qué?

—Hemos conocido a tu novio.

Arrugo el entrecejo al escuchar esas palabras.
¿Desde cuándo tengo novio y no lo sabía?

—¿Qué dices?

—A tu novio el que tiene nombre de dios griego.

—No es su novio —expresa mamá—. Él la salvó.

—¿Hablas de Eros? —cuestiono—. No es mi novio.

—Hermanita, él te gusta y tú le gustas, se nota por cómo brillan sus ojos cuando hablan el uno del otro, incluso podría decir que vuelvan corazones a su alrededor.

Cuando creo que por fin mi hermano por fin va a dejar de decir estupideces, lo hace y se supera.

—¿Tu nunca dejarás de ser idiota? —cuestiono.

—Cierra la boca Christopher —expresa papá—. Deja de molestar a tu hermana.

—Oigan que yo solo digo la verdad...

Comienza a reír el muy idiota, no me gusta Eros claro que no, solo me siento agradecida con él por lo que hizo por mí.

🌻🌻🌻

Mis padres se mantienen a mi lado todo el tiempo posible, por más que les repita en varias ocasiones que me encuentro bien, ellos no se alejan mucho menos dejan de preocuparse.
Los entiendo, pero me siento asfixiada.

Cuando mis padres se marchan al hotel, Sanem llega y aprovecho la oportunidad para interrogarla.

—Hola mi Sophie, ¿cómo te sientes? —pregunta realmente preocupada.

Todo De Mi (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora