Capítulo XXXIV: Grecia

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Eros

Nos encontrábamos en el aeropuerto esperando que anunciaran nuestro vuelo a Grecia, Sophia estaba sentada a mi lado. Tome su mano y la bese, ella me miró y me sonrió.

Me encanta como nuestras manos encajan, estoy loco por ella, todo el tiempo pienso en ella, en su sonrisa, en su voz, en su cuerpo, en todo.

No se como explicar lo que siento o si tiene explicación, se que no es solo sexo al menos para mi no lo es, sera que estoy..

—Debo admitir que resulta completamente raro verlos de esa manera, pero se ven malditamente lindos—expresó Thomas interrumpiendo mis pensamientos.

—Era cuestión de tiempo Thomas.

—Lo sé pero creí que nunca lo admitirían—agregó.

—¿Qué cosa?—preguntó Sophia.

—Pues que están locos el uno por el otro se notaba de aquí a la China.

—No es cierto si nos odiábamos—replicó.

—Justamente por eso Sophie—agregó Sanem.

—Ya superenlo—exprese.

La voz de una mujer se oyó en el altavoz anunciado que ya podíamos abordar nuestro vuelo. Nos pusimos de pié y tomé la mano de Sophia para comenzar a caminar juntos.

Se sentía tan natural caminar tomados de la manos.

—Es increíble ¡hasta caminan tomados de la mano! —vociferó—me siento orgulloso—añadió.

—Ya cierra la boca Thomas o me veré obligada a golpearte—ordenó Sanem

—Si ella no te golpea lo haré yo con mucho gusto—expresé irritado.

—No te preocupes Eros—agregó Sanem—lo golpeare pero por idiota.

Sonreí, la pelirroja tiene carácter.

Aterrizamos en Grecia y nos dirigimos a nuestro hotel.

Sophia se dirigió a recepción para pedir las llaves de nuestras habitaciones, ella se encargó de reservar el hotel, por suerte no tenía muchos pisos y solo necesitábamos subir las escaleras. Las habitaciones estaban cerca una de la otra, no compartimos habitación porque la reserva la hizo antes de que nuestros amigos supieran de nuestra relación igual eso no es problema porque sé que dormiré de cualquier forma con ella.

Entre a mi habitación, me cambié de atuendo por algo mucho más cómodo porque hacía calor y me dirigí a la habitación de Sophia. Golpee la puerta y a los segundos se abrió.

—Te tardaste mucho idiota—expreso.

—Lo siento pero debía cambiarme.

Me acerqué a ella y la besé. Al principio lento pero luego aumente la intensidad, levanté su vestido y tomé su trasero con mis manos para apretarla a mi cuerpo para que sintiera mi erección.

—Erooss—murmuró.

—Dime pequeña.

—Deberías detenerte, debemos bajar a cenar sino vendrán por nosotros.

Suspire y me detuve porque tenía razón.

—Sería mejor quedarnos aquí.

—Oye tenemos tiempo de sobra.

—Tienes razón—tomé su mano—andando.

Sonrió.

Salimos de la habitación y comenzamos a bajar las escaleras.

Todo De Mi (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora