Capítulo XXXVII: Otra vez tú

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Sophia

Nunca he sido fan de las películas de terror, siempre me daban miedo y provocan varias noches de pesadillas e insomnio que eran difícil de superar, pero de todas formas solía verlas aunque nunca sola, siempre acompañada, ahora, en este momento me siento como si mi realidad fuera una mala película de terror donde el psicópata sale de mis sueños y vienen por mí.

Suena raro ¿no? ¿Un poco exagerado?, tal vez, pero así me siento ahora observando a la persona que tengo frente a mí.

No se si es el destino, la desgracia, la mala suerte o la maldición de algún alma que fue interrumpida de su descanso por mi culpa.

No lo sé en verdad pero sigo pensando en las posibilidades de porque el maldito Jerónimo Cromwell se encontraba frente a mi, en Grecia, en Santorini, podría haberlo cruzado en cualquier maldito rincón de Barcelona pero no, lo encuentro aquí.

Vaya mala suerte la mía.

—Jerónimo—logre decir.

Mi pulso empezó a acelerarse, siento como mis manos comenzar a sudar, como mi cuerpo comienza a temblar después de tanto tiempo.

—¿Y tú eres?—preguntó Eros.

—Jeronimo Cromwell—extendió su mano hacia él—un viejo amigo—sonríe.

Eros tomó la mano estrechándola con algo de fuerza.

—Eros Finnegan.

—¿Podemos hablar? —cuestionó Jerónimo.

Mi mente comenzó a trabajar rápidamente, los recuerdos llegaron a mi como un tornado, Jeronimo y yo en la fiesta cuando nos conocimos, el mensaje de texto que envíe estando ebria la noche que conocí a renata, los masajes, la cena en su casa, nuestra segunda primera vez, el karaoke, la canción que cantamos juntos, cuando él y Renata se conocieron, cuando me enseñó a usar la motocicleta, la fiesta de mi cumpleaños, las cenas en el apartamento que compartía con renata, el dia que descubri la verdad.

—¿Estás bien pequeña?—La voz de Eros me trajo a la realidad.

Respire hondo y asentí.

—Un año después de lo que sucedió vienes a preguntar si quiero hablar, acaso ¿quieres disculparte? —arqueo una ceja.

—Yo... Yo se que me equivoque pero intente volver a hablar contigo y no me aceptaste.

—¿Cómo pretendes que quiera hablar contigo después de lo que me hiciste?, no soy tan estúpida.

Maldito hijo de perra.

—Se que me equivoque y estoy arrepentido, realmente lo estoy, me gustaría que hablemos—observó a Eros a mi lado y agregó—a solas, por favor.

—No tengo nada que hablar contigo Jerónimo, tú me usaste, tú me rompiste en mil pedazos y te llevaste una parte de mi que no volví a recuperar asi que hazme el favor de desaparecer de mi vista.

—Perooo, lo sé, lo sé, fui un completo ifiota, hablemos, por favor.

—Ya la oíste no quiere hablar contigo—expresó Eros tomando mi mano y colocándose frente a mi.

—¿Qué haces tú aquí?—escupió la voz de Thomas.

Oh no, esto se pondrá mucho peor.

—Joder ahora tienes más guardaespaldas para que te protejan.

Sanem se acercó a mí y me alejo de ellos aunque aún podemos escuchar su discusión.

—¿Estás bien cariño? —preguntó preocupada.

Todo De Mi (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora