Capítulo XXVI: Cena

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Sophia

Amelia me ha invitado a cenar esta noche, junto con Thomas y Sanem. El día que me visitó en mi oficina no pude decir que no y Eros manipuló la situación para que no tuviera la posibilidad de negarme, así que aquí estoy conduciendo hacia la dirección que me ha enviado Eros mientras escucho música de fondo.

Al llegar al lugar, bajo del auto, Thomas y Sanem dijeron que me esperarían fuera del edificio.

Cuando lo observo trago grueso al ver la cantidad de pisos que hay frente a mi, seguramente tendré que subir por el ascensor y eso es una jodida mierda.

Mis amigos se encuentran esperándome como prometieron, no sé que sería de mí sin ellos.

—Hola cariño —expresa Sanem.

—Hola Nix.

—Hola amigos míos, ¿qué piso es?

—El doce —responde Thomas.

Maldigo por dentro, maldita mierda.

—Tranquila tú puedes con esto.

Asiento en respuesta porque debo superar este maldito miedo que tengo.
De apoco voy logrando no ponerme nerviosa pero es dificil.

—Andando —expreso.

Nos adentramos en el edificio y subimos al elevador.

Thomas presiona el piso doce y comenzamos a movernos.

Sanem me toma de la mano y Thomas realiza la misma acción.
Intento concentrarme en mí respiración, yo puedo con esto debo superarlo.

Minutos después, llegamos al piso y salimos del elevador.

Un enorme apartamento se presenta frente a mí, hay un enorme sofá azul precioso, frente una mesa pequeña y una pantalla gigante. A la izquierda se encuentra una escalera que llevaba al piso superior supongo.
Un enorme balcón a la derecha que nos da una vista increíble de la ciudad.

—¡Honey! —expresa Deneb— que alegría volver a verte.

Se acerca a mí y me abraza fuertemente.

—Hola pelirroja —expresa acercándose a Sanem y besando su mejilla.

—Hola mi primo favorito.

—Soy el unico que tienes idiota.

—Tienes razón.

Sonrío, adoro a Deneb él es increible.

—Buenas noches.

Expresa una voz detrás de mí. Podría reconocer esa voz donde sea, me giro y encuentro a Eros.

—Hola idiota —sonrío.

—Hola maldito Minion —se acerca a mí y besa mi mejilla.

Todo el resto nos observa anonadado y yo también me sorprendo por ese gesto. Si bien hemos hecho muchas cosas pero nunca demostramos contacto físico en público.

—Sanem dime que no estoy soñando —expresa Thomas.

—Cierra la boca Thomas —agrega Eros.

—¿Desde cuándo se llevan bien? —cuestiona Deneb.

—Digamos que hicimos una tregua en el bosque —respondo—. Ahora somos amigos.

Si es que se le puede llamar así a la extraña relación que tenemos, los amigos no hacen las cosas que con Eros hacemos, ¿o si?

—Unos amigos que se... —comienza a hablar Thomas pero Eros lo detiene asentando un golpe en su espalda.

Entrecierro mis ojos hacia ellos. Me pregunto si sabe que sucedieron muchas cosas entre nosotros.

Todo De Mi (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora