Eros
Llevamos cuatro malditos días perdidos en el bosque, en una isla desconocida y en un país desconocido. Sin agua, sin comida, sin móvil, sin abrigo, sin nada.
¿Cómo es que seguimos vivos? No tengo idea.Pero tener que soportar la voz irritante de Sophia, quejándose por el frío, por los animales, por los insectos, por hambre, por sed, por dónde dormir y entre otras cosas más, es una tortura.
Realmente he estado a punto de dejarla abandonada varias veces al comienzo de nuestro "fantástico recorrido", obviamente eso es sarcasmo.Aunque claro no lo voy a hacerlo, porque puedo ser un idiota pero no abandono a nadie. Aunque si no fuera por su pierna ya podríamos haber avanzado más y tal vez podríamos estar fuera de aquí.
Sé que fue un accidente así que me compadezco de ella y la ayudo todo lo necesario.
¿A quien quiero mentir? En realidad sí me preocupo por ella.
Caminamos y caminamos, sin ver rastros de nada, solo espero que para este momento ya esten buscándonos.
Aunque debo decir que Sophia, luego de hacer una especie de tregua entre nosotros mientras estamos aquí, ha dejado de comportarse como una niña. Al menos no todo el tiempo, por lo tanto no hemos vuelto a discutir, solo nos dedicamos a caminar la mayor parte del tiempo en silencio.
Sin embargo eso no dura mucho ya que, comienza a decir que se siente aburrida. Así que se empeña en hacerme miles de preguntas, de las cuales algunas respondo y otras solo las ignoro.
Realmente no entiendo cómo es que no se cansa de hablar.
—¿Puedo preguntar algo? —expresa.
Me detengo para descansar un momento. Me siento en el suelo y bebo solo un poco de agua antes de responder.
—No sé porque preguntas si de igual manera la harás —bufo.
—Tienes razón —admite.
Se sienta a una distancia alejada de mí. ¿Es mi impresion? Creo que intenta mantener distancia entre nosotros.
—Habla de una vez.
—¿Qué sucedió con tus padres? ¿por qué nunca hablas de ellos?
Oír esa pregunta no debe molestarme, pero lo hace y mucho. Intento no alterarme con ella, no tiene la culpa de lo que sucedió y además que no lo sabe. Pero no puedo controlarme.
—Deberías dejar de hacer preguntas estúpidas —escupo.
Su rostro se contrae al oír mi respuesta.
—Lo siento, no quería molestarte.
Me pongo de pie ignorandola por completo y me alejo solo un poco intentando tranquilizarme. Comienzo a caminar intentando no alejarme demasiado.
Suspiro derrotado, soy un idiota, realmente lo soy, no debí hablarle así.
Retomo mi camino de vuelta hacia donde ella se encuentra y mientras lo hago escucho ruido de agua. Continúo avanzando hacia el sonido intentando no perder el camino de regreso, cuando por fin llego a él quedo boquiabierto al observar lo que se encuentra frente a mi.
Rápidamente regreso sobre mis pasos hacia donde acabo de dejar a Sophia.
Cuando llego a ella, la encuentro leyendo un libro que llevaba en su mochila.
—Sophia.
Me ignora por completo.
—Sophia —repito pero Nuevamente me ignora.
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Todo De Mi (Libro 2)
RomansaEros Finnegan no tenía intención de regresar a Barcelona pero una promesa a su tío hizo que cambie de opinión, por lo tanto se vio obligado a regresar junto a sus hermanos, todo será diferente en una nueva ciudad, un nuevo hogar y un bueno trabajo...