Capítulo LII: Aceptarlo

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Sophia

Me desperté alarmada cuando oí el sonido insistente de mi móvil, estiré mi mano hacia la mesa de noche y lo tomé.

—¿Diga? —contesto aún dormida.

—Sophia ¿porque mierda no respondes mis llamadas? —vociferó la voz al otro lado de la línea.

—¿Micaela?.

—Despierta de una maldita vez—ordenó—¿Eros está contigo? Amelia ha despertado.

Abrí mis ojos rápidamente.

—¿Qué?.

—No sé qué están haciendo y tampoco quiero saberlo pero traigan su maldito trasero aquí ahora—ordenó.

Colgué la llamada y comencé a intentar que Eros despierte.

—Eross—toque su mano que estaba sosteniéndome contra él como si temiera que me fuera.

—Erooss.

—¿Qué quieres? —murmuró—déjame dormir.

Me encantaría quedarme de esta manera con él, el resto del día o el resto de mi vida, pero eso no sucederá y además debemos ir al hospital.

—Despierta la abuela ha despertado.

—¿Qué?.

Se incorporó rápidamente saltando de la cama para ponerse de pie. Me puse de pie y comencé a buscar algo decente que ponerme, la habitación era un completo desastre, ya que no lo hicimos solo una vez, fueron varios orgasmos en una noche y siento que no fueron suficientes para ninguno de los dos. Eros comenzó a buscar su ropa que estaba esparcida por toda mi habitación, mientras intentaba con todas mis fuerzas no mirarlo.

Me vestí rápidamente, me metí al cuarto de baño, hice mis necesidades, cepille mis dientes y salí.

Eros se encontraba en la sala colocándose su camisa. Tome un abrigo y salimos del apartamento.

Subimos a su auto y un silencio incómodo nos envolvía, tal vez este arrepintiéndose de lo que sucedió anoche entre nosotros, solo fue un momento de debilidad, solo sucedió por ello.

Tomo mi móvil y comienzo a ver las llamadas perdidas de mis amigas, incluso de Deneb y Thomas, junto a todos los textos que habían enviado. Hacía tiempo que no dormía tan bien, me sentía como nueva y sé que la razón es porque Eros durmió a mi lado, sentir su cuerpo junto al mío es todo lo que necesitaba pero se que no volverá a suceder.

Suspiré y guarde el móvil en mi bolso, me concentré en observar las calles, mi mente no dejaba de trabajar en imaginando que pasara por la mente de Eros en este momento.

Minutos después Eros aparcó el auto y bajamos rápidamente de él, tomó mi mano y comenzamos a caminar lo más rápido posible, entramos al hospital, subimos al elevador y nos dirigimos al piso donde se encontraba Amelia.

Aún continuaba sin dirigirme la palabra, pero no soltó mi mano en ningún momento, presiento que lo ha hecho sin pensarlo, por ello todavía no lo ha notado.

Bajamos del elevador y nuestros amigos estaban esperándonos.

—Al fin—expresó Deneb al llegar a nosotros—que se supone que estaban hacien..

Se detuvo y dirigió su mirada hacia nuestras manos, Eros arqueó una ceja y guió su mirada al mismo lugar, hice lo mismo y me soltó rápidamente.

No voy a negar que me dolió pero lo entiendo.

—¿Podemos verla?—cuestionó Eros ignorando su pregunta.

Un extraño silencio se produjo a nuestro alrededor. Esto es completamente incómodo, me alejo de ellos tratando de disimular mi incomodidad.

Todo De Mi (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora