Capítulo 6.

1.6K 198 2
                                    

Una pequeña chimenea alumbraba el lugar, dejando una tenue luz entre la alfa y la omega, ambas en silencio disfrutando de un té que había preparado Juliana.

El sonido de la lluvia tranquilizaba a Juliana quien de vez en cuando saltaba en su mismo lugar por los relámpagos que caían fuerte.

—Las tormentas a final de verano a veces son muy intensas. —La voz de Juliana interrumpió el silencio durante unos segundos.

—¿Naciste aquí? —Valentina busco los ojos en la oscuridad y Juliana solamente relamía sus labios después de haberle dado un sorbo a su té de Jazmín.

—No... —Hizo una pausa para desviar su mirada de la de Valentina. —Llegue aquí hace cuatro años. Conseguí esta casa y la cafetería por mi madre —Valentina la vio con curiosidad y le suplico con la mirada que continuará. —Me fui de casa de mi padre cuando tenía 18 años, mi madre me había abandonado con él cuando era una bebé y vino a vivir aquí, así que cuando murió yo pude quedarme con lo que ella dejó aquí.

Valentina trago duro con temor que esta dulce omega hubiese sufrido en algún momento. —¿T-tú padre... —Juliana negó rápido.

—N-no, no, él siempre fue un buen padre, hasta lo que pudo sabes... Mi madre se fue dejando a una bebé omega con un alfa de 20 años, él siempre fue amoroso, pero extremadamente exigente, —Juliana rio. —Cuando me gradué de la preparatoria llore de la emoción porque ya no tendría que desvelarme todas las noches para poder pasar con excelencia todas las clases. —La mirada de Juliana fue cálida y melancólica.

El ruido del fuego en la pequeña chimenea en la sala de Juliana le daba calidez a la situación, Valentina admiraba el perfil de la omega quien buscaba el calor en su cárdigan color azul celeste, este caía un poco por lo cual descubría sus hombros delgados y clavícula marcada.

—¿Entonces por qué te fuiste? —Juliana suspiró y volteo a ver a la rubia, esta no desvió la mirada y continuó con su mirada intensa sobre la omega joven.

—Porque ya no podía con esa presión cuando no era lo que yo quería en el futuro... —Juliana suspiró recordando. —Yo no quería ir a una universidad costosa, o una vida de oficina... —La voz de Juliana empezó a temblar por la frustración que ella sintió en el momento en que su padre se burló en su cara de todos los planes y deseos que quería para su futuro. —Y-yo quería una vida tranquila, tal vez teniendo que trabajar duro todos los días en una cafetería pequeña, en un pueblo pequeño y una casa pequeña, pero era lo que yo quería. —Juliana se detuvo un momento cuando sintió que esa frustración se fue. —Dentro de unas semanas aplicaré para dar clases en el preescolar del pueblo, tal vez solamente trabajaré en las tardes en la cafetería y tendré que contratar a alguien, pero eso es lo que yo quiero. —Susurro Juliana.

Valentina vio asombrada a la omega después de que esta haya bajado la guardia y compartido algo tan personal para ella.

—Mis padres me alejaron de ellos por ebria. —Susurro Valentina. Bajo la mirada con vergüenza y después volteo a ver a Juliana quien la veía asombrada. —Cuando mi hermana murió decidí que la mejor opción de superar las cosas era no sintiendo nada, el alcohol ayuda en eso. —Le dio un sorbo a su té, esta bendecía que no recordara el sabor de la cerveza o del whiskey.

—¿E-eran muy unidos? —Preguntó Juliana y aclaró su garganta. —Tu familia. —Afirmando que hablaba acerca de su familia.

Valentina sonrió recordando a sus padres, su hermano y en especial a su hermana.

—Si, éramos ese tipo de familia que eran los modelos para los anuncios de la televisión, mi hermana era nuestro pilar principal. —Rio y negó con la cabeza. —Era el tipo de persona que cuando alguien está triste, simplemente los escucha, se queda con ellos y los escucha, después les da un buen consejo y después cuenta una broma. —Rio.

Juliana vio la mirada perdida de Valentina.

—Creo que eso es hermoso, Valentina. Debió haber sido una gran persona, y creo que tú eres muy fuerte por haber superado tu adicción. —Valentina vio a Juliana y por un momento sintió una calidez en su pecho.

La lluvia continuaba y llenaba esos pequeños silencios que había entre ellas dos. Su conversación continuó y continuó.

Las dos hablaban acerca de sus vidas, de la vida de Juliana en Londres y que tan desastrosa fue su preparatoria, con acné por estrés y un pequeño problema de alimentación, por lo cual los alfas la rechazaban solamente por existir, aunque a ella no le interesaba porque su padre aun así le prohibía salir con alfas.
Valentina le contó a Juliana la forma en que su padre le había regalado un camaro 1970 cuando estaba en secundaria y ella duró un año reparándolo, y como su adolescencia se basó en fiestas, citas y novios ocasionales.

Pasaron horas hablando hasta que dio la media noche y la pequeña omega ya estaba cansada, soltando bostezos cada que terminaba una oración.

—Juls, creo que deberías ir a dormir y yo ver la manera en que llegaré a casa. —Tomo la mano de Juliana y la levantó del suelo.

—Quédate —Juliana susurro y bajo la mirada.

El sonrojo en el rostro de ambas no se podía ver por la poca luz que había.

—No hay donde dormir, Juliana, y no dormirás en ese sofá y tampoco quepo en él. —Rio Valentina.

—P-puedes dormir conmigo en la cama... A mí no me molesta, Valentina. —Juliana tomo su mano tímida.

Valentina se dejó guiar a la habitación viendo la cama individual, pero en la que cambian los dos.

—E-esta bien, omega.

Minutos después Juliana se puso su pijama y Valentina ya se encontraba en la cama viendo el techo, este contaba con estrellas de color fosforescente que se veían en la oscuridad, el sonido de la lluvia persistía y no parecía querer detenerse en ese momento.

Cuando Valentina sintió que el colchón se hundió un poco y el calor que producía la omega llegó a ella, su olor era embriagante y la tranquilizaba, su alfa le exigía tocar a la omega, mantenerla calientita durante la noche y marcarla con su aroma, pero su parte consciente lo evitaba, no quería faltarle el respeto a Juliana.

Cuando se estaban quedando dormida Valentina volteo al frente viendo a Juliana quien tenía sus ojos cerrados, sus delicadas pestañas acariciaban su dulce piel y su cabello suave caía por su rostro, Valentina movió su mano, quitando delicadamente el mechón de cabello que tapaba su cara.

Esto era agradable.

La alfa de Valentina quería irse a dormir con esta vista por toda su vida.

Y tal vez Valentina le agradaba demasiado esa idea.

𝐈' 𝐎𝐜𝐞𝐚𝐧𝐨 𝐞 𝐥𝐞 𝐭𝐨𝐫𝐭𝐞; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora