Capítulo 15.

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Claramente Juliana estaba nerviosa, y sus movimientos lo confirmaban.

Rompió un plato por accidente, se cayó en la entrada por culpa de la nieve y sus galletas se estaban quemando.

Juliana sin pensarlo tomó la charola sin guantes y se quemó, chillando de dolor y haciendo a Valentina correr desde la habitación hasta donde estaba su omega.

—Omega, ¿qué sucede? —Puso la mano de Juliana en agua fría y empezó a reunir las cosas del kit de emergencias.

—Mi padre llegará dentro de poco, Flor también, estoy nerviosa por verlos, ¿qué tal si...? —Juliana estuvo durante 3 minutos explicando todos los escenarios negativos que podían pasar mientras que Valentina solamente escuchaba a su omega y acariciaba su espalda o le daba espacio para que esta moviera sus manos con rapidez.

—Mi omega, no hay nada por lo cual estar nerviosa, tú eres técnicamente perfecta. Tu casa es perfecta, tu comida está bien y les dará gusto verte después de tanto tiempo.

Juliana suspiró y dejó que su alfa la abrazara, la mayor marco a Juliana con su olor para no seguir presenciando los nervios de la dulce omega.

Valentina solamente esperaba que el padre de Juliana no le decepcionara o juzgara, aun así, en cualquier escenario, Valentina estará ahí para consolar o celebrar con su omega.


Los copos de nieve caían, la fogata estaba encendida y una taza de té descansaba en las frías manos de Juliana, una cubierta con una venda. Valentina se encontraba a afuera cortando madera y paseando a Lana, quien alegremente la había acompañado.

Unos golpes en la puerta llamaron la atención de Juliana quien se levantó a toda velocidad y ajustó el suave suéter a su cuerpo. Dio una profunda respiración antes de abrir la puerta.

Al abrirla pudo encontrar a su padre, Macario Valdés, famoso escritor de una saga de libros, editor y reportero.

Este se veía delgado, un poco pálido y con ojeras marcadas. Seguía siendo increíblemente alto, con un porte que asustaba a Juliana un poco, su cabello rubio con canas estaba cubierto por un gorro de lana azul marino y todo su atuendo se veía costoso y oscuro. Sus ojos eran igual de azules que los de Juliana y su barba estaba recortada.

—Hola, papá.

—Juliana. —Sin pensarlo el alfa abrazo a su hija, la abrazó con tanta fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas, se separó por un momento para poner sus manos en la cara de su hija, impresionado y como si estuviera viendo a una persona que regresó de la muerte.

La omega le devolvió el abrazo y aspiro el fuerte aroma a bosque de su padre.

Una omega de cabello pelinegro entró a la casa y en cuanto esta se separó de su padre, Flor la abrazó fuerte.

—Juli, no sabes cuanto te extrañe.

Juliana le sonrió feliz.

Juliana sintió paz después de poder abrazar de nuevo a personas importantes en su vida, realmente los extrañaba. Su padre pudo haber sido un mal padre hasta cierto punto, pero su cariño por él no disminuye y ahora está dispuesta a tener una buena relación con él.

La puerta trasera se abre, dejando entrar a Lana que se encuentra cubierta de nieve y se lanza hacia los invitados, después entra Valentina con el hacha en su mano izquierda y madera en el brazo derecho.

—Les quiero presentar a alguien muy importante en mi vida. —Tomó la mano de su padre y Flor para dirigirse a Valentina quien había dejado las cosas en donde correspondía. —Ella es Valentina, mi alfa.

𝐈' 𝐎𝐜𝐞𝐚𝐧𝐨 𝐞 𝐥𝐞 𝐭𝐨𝐫𝐭𝐞; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora