Capítulo 17.

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Macario se fue un día antes de año nuevo, las condiciones del tiempo eran mejores y los vuelos a Londres ya eran permitidos. Su padre tenía trabajo y una fiesta muy importante a la cual asistir, por lo cual Juliana lo comprendió.

Por su parte, Flor se encontraba emocionada buscando una casa en el pueblo donde Juliana vivía, ya que tuvo la oportunidad de obtener un asombroso puesto en una empresa de la ciudad que estaba a 10 minutos de camino, aun así, la omega se rehusaba a vivir en una ciudad donde estaría estresada todo el tiempo por el ruido y posiblemente sus fines de semana serían poco relajantes. Además, acepta que se enamoró del pequeño pueblo.

Juliana hasta hace poco se encontraba disfrutando de una copa de vino blanco mientras horneaba muffins de arándanos, ahora estaba sobre Valentina en la sala quien disfrutaba de un libro y Lana jugaba en el patio de la casa. Por lo tanto, tenían tiempo para ellas.

—Val, tú sabes que para mí tu eres la única, siempre serás mi alfa, y siempre serás la única importante ante mis ojos.

Hizo un puchero, y Valentina deseo poder besarlo.

Juliana acerco sus manos al nudo de la bata deshaciéndolo. La abrió dejando ver encaje negro.

Valentina paso saliva.

—W-wow

—¿Si sabes que tú eres la única ante mis ojos, verdad? —Valentina asintió. Juliana se subió en su regazo haciendo un puchero. —Dilo, alfa.

—S-sí.

Juliana se levantó de su regazo y quito la suave bata, revelando un lindo body de encaje negro, la ojiazul abrazaba las curvas de la omega.

—Soy tuya, Val.

—Yo también soy tuya, Juls.

Valentina jalo a Juliana acercándola y haciéndola sentarse en su regazo.

Las manos de Juliana descansaban en los hombros de Valentina, mientras que esta empezó a repartir besos húmedos por los suaves hombros de Juliana.

Juliana rio en voz bajita y dejo caer su cabeza hacía atrás para darle más espacio a Valentina. Los besos de Valentina pasaron a su cuello, empezando a hacer que la omega gimiera. El miembro de Valentina estaba duro y esperando a poder tomar a su omega.

—C-cama, Valentina.

Valentina asintió y se levantó con una Juliana entre sus brazos, la menor había rodeado su cintura con sus piernas aferrándose a la alfa. El dulce olor de lubricante de Juliana estaba presente, y su dulce olor chocolate y menta hacía gruñir a Valentina.

La alfa se deshizo de su ropa, incluyendo los boxers. Su miembro se encontraba duro, rojo y con presemen en la punta. Juliana se encontraba cuidadosamente en la cama, observando con detenimiento el cuerpo de su alfa, sus fuertes hombros, su abdomen, sus pechos al descubierto, los tatuajes que adornaban su piel, queriendo poder lamer las laureles que dirigían a su pelvis.

Juliana adoraba Valentina, cada cosa de ella, desde su perfecto cuerpo, hasta la dulzura con la que la trataba.

—¿Te gusta lo que ves?

Valentina se posiciono entre sus piernas, acercándose a la omega y empezando a dejar besos por toda su cara, y deteniéndose para dar una lamida traviesa en sus labios.

—Si, alfa. ¿N-no piensas desnudarme?

Valentina negó.

La tenue luz de la luna resplandecía en la piel de la omega que se veía hermosa.

—No, me encanta como te ves.

—¿Entonces c-cómo...-

La tela de la parte de la entrada de Juliana se desgarro, haciendo a la omega chillar.

—Te comprare 100 más de estos.

Juliana rio y la alfa se puso entre sus piernas, empezando a lamer el agujero de la omega que gimió debajo de ella. La lengua de Valentina entraba dentro de Juliana, empezando a hacerlo gemir fuertemente y sus dedos apretaban las sábanas debajo de ella.

Valentina comió a Juliana con determinación, disfrutando del sabor dulce de su lubricante y los eróticos gemidos que provenían de la omega. Valentina siguió penetrando a la omega con su lengua, y acariciando el sexo de la pelinegra con sus manos, le gustaba saber que Juliana estaba cerca porque estaba gimiendo más alto y acariciando el cabello de Valentina, la rubia metió dos dedos dentro de Juliana haciéndola chillar y empezó a moverlos, estirando a la omega quien empezó a arremeter contra sus dedos, extasiada y llegando a su límite se corrió gimiendo una y otra vez el nombre de Valentina.

Al ya sentir lo suficientemente dilatada a la omega Valentina se separó, juntando sus labios con la pelinegra que se encontraba acelerada y con pequeños espasmos por su orgasmo. Después de unos minutos de mimos hacía la omega, Valentina beso sus labios directamente.

—¿Lista, amor?

La omega asintió y a continuación sintió el gran miembro de su alfa entrando en ella. Su lubricante llegaba y ayudaba a la alfa a poder entrar más fácilmente en la omega.

—T-tan apretada. —Gimió Valentina disfrutando de la calidez y estreches de su omega.

Juliana gimió y se adaptaba al tamaño de su alfa, quien daba lentas embestidas. Las embestidas eran lentas con la alfa dándose su tiempo de torturar a la omega que buscaba más contacto acercando sus caderas a la ojiazul.

—M-más rápido, Val.

Valentina rio empezando a embestir más rápido. Entraba fuertemente en la omega, y llegaba lo más profundo que podía, sus embestidas eran seguidas, fuertes y sin control, dejándose llevar por los gemidos altos de Juliana que sentía como su punto dulce estaba siendo tocado.

La mayor sin salir de ella, giro a la omega, y se sentó en arriba de sus tobillos, penetró a Juliana profundo en su regazo, con la espalda de la omega chocando contra su pecho. Del otro lado del cuarto se encontraba un espejo, haciendo que la rubia girara la cabeza de la menor para que viera el espejo.

—¿Te gusta cómo te ves siendo follada por mí, amor?

Juliana asintió gimiendo más alto. Valentina movía sus caderas fuertemente y al mismo tiempo la menor saltaba en su regazo cada vez más rápido. La pelinegra se veía a sí misma en el espejo, mientras Valentina arremetía contra ella.

La combinación de olores y los sonidos provenientes de las dos eran eróticos haciendo a Juliana gemir más fuerte y disfrutar de la fuerte follada que estaba recibiendo.

Las embestidas rápidas y fuertes que tocaban su punto dulce hicieron que la omega se corriera, apretando a la alfa que jadeo sintiendo como se corría, con su nudo en su omega.

Juliana se encontraba fuera de sí, con sus ojos cerrados, su boquita abierta y sus mejillas rojas. Valentina las acomodo de la forma más cómoda posible, dejando besos en la parte de atrás de la cabeza de su omega que temblaba un poquito por la intensidad del orgasmo.

—Bebé, vuelve conmigo. —La voz suave de Valentina y los besitos en la parte de atrás de sus orejas empezaron a despertar a Juliana quien se acurruco más cerca de su alfa que disfrutaba como el nudo desaparecía, pero se mantenía dentro de su omega como les gustaba.

Juliana se acurruco entre los brazos de Valentina quien dejó un beso en la cabeza de su omega y disfruto de su aroma.

—Te amo, Val.

—Yo más, Juls.

𝐈' 𝐎𝐜𝐞𝐚𝐧𝐨 𝐞 𝐥𝐞 𝐭𝐨𝐫𝐭𝐞; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora