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-Vamos mi ángel, hay que dormir- conducía un varón de cabellera rubia a su mini copia a la cama

-Papi, papi! Me cuentas de nuevo la historia del hilo rojo? Por favor...!- pidió el niño después de acomodarse en las cobijas, preparado para dormir pero sin tener mucho sueño.

El hombre miró la energía que aún poseía el pequeño y supo que debía contar la historia más larga para que el pequeño pudiera quedarse dormido antes del final. Le acarició los mechones dorados que caían de la cabeza de su hijo para afirmar su sueño y llevarlo a descansar más pronto.

-La historia del hilo rojo es una leyenda que se trata sobre la unión de dos personas, dos invididuos que Dios ha consagrado juntos como pareja predestinada...-

-Qué es predestinada?- preguntó el niño de nuevo

-Que fue antes de que nacieramos- explicó con una sonrisa -Dos personas están atadas con un hilo rojo en sus meñiques que nosotros no podemos ver. Se puede estirar,- alargó sus manos dejando un gran espacio -Se puede encoger,- acercó sus manos en una distancia más pequeña -Pero nunca romper-

Cuenta la leyenda, de la unión de tres parejas diferentes unidos por el hilo rojo.

El primero fue un príncipe de la realeza que estaba harto de sus pretendientes bellas y mimadas que siempre se le arrojaban a sus brazos y trataban de atarle a un matrimonio forzado. Así que le pidió a una hechicera que la llevará a su destinada, la otra portadora de su hilo rojo. La anciana llevó al príncipe a un barrio pobre, en el mercado, y señaló a una pequeña niña de tres años en brazos de una pobre vieja que vendía pocas verduras. El príncipe creyó que la hechicera que le estaba jugando una cruel broma y mandó a sus soldados a qué mataran a la bruja y a la niña. Los soldados no pudieron asesinar a ninguno de los dos, la anciana protegió a la niña con su vida pero no fue capaz de evitar que la bebé se diera un golpe en la cabeza, haciéndole una gran herida.
Años después, el príncipe, convertido en rey, decidió que era momento de encontrar esposa, a lo cual su consejero le recomendó la hija de un valeroso noble de su reino. El rey acató la sugerencia y decidió casarse con la hermosa joven de 17 años.
En la noche de bodas, le preguntó a su ahora esposa sobre una curiosa cicatriz que tenía en la frente. La joven le explicó que fue de muy pequeña. Vivía con su abuelita en la cual vendían verduras en el mercado del barrio más pobre, y que unos hombres mataron a su abuelita, hiriendose la frente de una caída. Una pareja la llevó al médico y le curaron la frente. De allí mismo salía una pareja de nobles que no podían tener hijos, así que se llevó a un acuerdo a que podían adoptarla. Y vivió con los nobles hasta hoy, que ahora está casada con el rey.
El rey estaba sorprendido por su historia y solo escuchó las palabras de la hechicera:
"Se puede estirar, se puede encoger, pero nunca romper"

El segundo se trata de un pobre pescador, trabajaba día y noche para poder obtener algunos peces y venderlos para su sobreviviencia. Tenía una casita igual de pobre, que, ni siquiera era una casa, era un cuarto del establo donde vivía con animales, era el único lugar donde su amigo el lechero tenía para que no pasará frío en las noches.
Estaba algo solo así que ahorró por muchos años antes de poder comprarse una casita decente para su futura familia y pagarle a una hechicera para que lo llevara al otro extremo de su hilo rojo.
La hechicera aceptó y avanzaron mucha distancia hasta llegar a un bosque, dónde la bruja señaló a un hombre cazando un gran jabalí. El pescador estaba algo confundido ya que su pareja no podía ser otro varón pero cuando quiso preguntar, la hechicera ya había desaparecido... con el dinero.
Se sintió estafado y cuando se decidía regresar a su humilde casa, tropezó y cayó, llamando la atención del varón. Platicaron un rato y el pescador se asombró de que su destinado resultaba ser un doncel, pero que en su casa su madrastra no quería que usará ropas elegantes y además lo obligó a obtener su propia comida, ya que ella no iba a mantener al hijo de su difunto esposo.
El pescador se llevó al doncel a su hogar, dónde ambos pudieron llevar una vida pobre, pero feliz.

El amor de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora